Cuando las nubes gimen a tus pies. El Mulhacén helado. 17 y 18 de Abril de 2015.

publicado en: Rutas, Sierra Nevada | 4

  » Mis pasos vacilantes  hundiré
   sobre  mareas  de blancas nubes,
  y cruzaré el collado sureño
    llenando mis ojos  de sueños ,
   y llegaré con mis dedos calmados
     a tocar  mi  gran sueño helado…” 
En Sierra Nevada, la Madre de mis Montañas.
Mulhacén, Muley Abén Hacén, el rey maldito, el último rey de Granada que murió siendo rey, desde hace un año nos espera su montaña  en la que pusimos nuestros ojos sobre su altura helada…
Mi amigo Joaquín, el de las paredes y crestas disfrutonas, ha vuelto, ya está de nuevo entre riscos, entre los dos planeamos durante  meses la subida al Mulhacén, decidimos que la ruta con más nieve es la que va de la Hoya de la Mora al Mulhacén, más difícil que la vía normal de invierno desde el refugio de Poqueira, pero era factible para nuestro nivel de alpinismo.
Se acercaba el día clave,  iríamos los de siempre, Josechu, Jesús, Alejandro y yo más el anfitrión Joaquín, inicialmente pensamos en dormir en Granada y empezar por la mañana del viernes a andar, luego quedamos a las siete y media de la mañana para salir de Extremadura y empezar a las una, luego retrasamos a las nueve y empezar a andar a las cuatro, nada saldría como  se había planeado, es lo que suele pasar…
Salimos Josechu, Jesús y yo  el viernes 17 de abril de 2015 desde mi casa en Extremadura  casi a las diez de la mañana, Josechu se retrasó, cuando llegamos a Granada fuimos a por Joaquín a su casa y para sorpresa de todos, nos lo encontramos en mal estado, esa misma mañana había empezado con un cuadro viral,  no era plan meterse en la nieve con ese cuerpo, así que se quedó en casa.
Joaquín con cara de circunstancias…
Pertrechándose…
Llegamos sobre las cinco de la tarde al aparcamiento de la Hoya de la Mora, donde nos esperaba desde hacía una hora Alejandro que venía de Madrid y había cumplido con el horario acordado inicialmente, como siempre…
Nuestra idea en ese momento era, llegar hasta el refugio de Pillavientos para dormir allí y luego al día siguiente subir al Mulhacén y si podíamos bajar al Siete Lagunas, ya que Alcazaba iba a ser complicado con los márgenes de tiempo que llevábamos, para  volver por la tarde a la Hoya Mora.
Cuando estábamos preparándonos llegó un coche que se situó al lado nuestro y bajaron dos montañeros de Vélez-Málaga que también iban al Pillavientos,   aprovechamos y nos hicieron unas fotos, y como decían que no tenían prisa y que ya le abriríamos huella nosotros,  salimos  para arriba sin esperarlos.
Peñones de San Francisco,aparcamiento Hoya de La Mora.
La subida desde la Hoya de La Mora  a 2500 metros, para llegar  al collado de la Carihüela a 3200 metros son 700 metros de desnivel en seis kilómetros, por lo que está bastante empinadito, una buena manera de empezar la tarde tras cinco  horas y media  en coche.
 En poco tiempo nos encontramos la Virgen de Las Nieves y tras ella veíamos al Veleta en lo alto…
Vamos camino de la Virgen de Las Nieves, ¡Uy!,¡ creí que éramos nosotros!.

Seguimos y seguimos, sorteando las nubes que nos abrazan sin cesar, llegamos a las posiciones del Veleta y empezamos a encontrarnos pistas de esquí, por fortuna a estas horas ya habían cerrado la estación, podría ser peligroso con esquiadores…

Vamos viendo las lomas de Dilar con sus telescopios, las nubes están  a nuestros pies, en la última cuesta importante antes de la recta final topamos con una placa de hielo, así que nos colocamos los crampones, no es para menos.
Lomas de Dilar, con su telescopios.
A ponerse los crampones.
Hemos subido a ritmo, sin prisa pero sin pausa, eran casi las ocho de la tarde, llegamos al collado de  la Carihüela, vistas impresionantes, paramos a por fotos, no queda más remedio…
En este trance, nos alcanzan los montañeros de Velez-Málaga, Ramón y Samuel, este último con grandes picos asiáticos a su espalda y con gran experiencia en Alpes, buena compañía.
La noche se nos echa encima, decidimos los seis seguir hasta el refugio de Pillavientos, el de la Carigüela está lleno de agua y la entrada casi cubierta de nieve, además por la noche suelen llegar muchos montañeros en viernes.
Refugio La Carihüela.
Tendremos que cruzar los Vasares del Veleta, luego la Hoya de los Machos, y tras pasar por la cabecera de Rioseco se llega a Loma Pelá donde en el extremo se sitúa el Refugio de Pillavientos a 3100 metros, son más de cinco kilómetros de laderas nevadas, con caídas continuas de 200 a 300 metros de patio y en algunos puntos inclinaciones de 50º, iba a ser divertido, y más de noche sin luna, donde todas las laderas son pardas…

Comenzamos a bajar desde el Collado, no había huellas, las recientes nevadas habían colmado todas las laderas de nieve y dificultaban el andar, te hundías hasta las rodillas, por lo que el que abre la  huella tiene que hacer un gran esfuerzo, Josechu ,nuestro quitanieves particular se puso a la cabeza, pero duró muy poco, no se encontraba bien, nos turnamos muy frecuentemente, nos hundíamos mucho y era difícil avanzar por esas empinadas laderas , entonces decidí coger yo la cabeza, me encontraba fuerte.

Los contornos algodonosos van inundándolo todo en suave oscuridad…
Ramón el Malagueño.
De noche, todas las laderas se vuelven pardas…
Se nos cayó la noche encima, sacaron los frontales, pero yo en mi afán de avanzar lo máximo no quería parar de abrir huella, de repente me encontré en una placa de hielo, 45 grados de inclinación, no veía nada, no podía quitarme la mochila para coger el frontal, abajo un precipicio de roca, arriba más roca en  una pared, era un desfiladero, no sabía si ir arriba o abajo, la adrenalina se disparaba, mis ojos no veían ni siquiera donde pisaba, allí estaba que ni para arriba ni para abajo, cabeza fría, cabeza fría…, si bajas y te apoyas  en las rocas podrás sacar el frontal, me tiré para abajo y en apenas dos metros me  encontré con una cornisa de casi un metro de ancho, me coloco el frontal…,como te engaña tu cabeza, es una terraza amplia, no había tanto peligro, todo está en la cabeza…es lo que tiene la oscuridad. Por detrás lo están pasando peor, les digo que bajen de la placa de hielo que hay cerca “tierra firme”, a Alejandro se le cae un bastón que rueda muy cerca de mí y se detiene en la terracita sin caer al abismo… llega desde atrás Samuel, se estaba colocando los crampones, nos explica que el hielo es más seguro que la nieve, se clavan mejor los crampones y el piolet, yo no lo veo así, mejor dicho, por ahora no veo casi nada…
La noche cayó como una pesada losa…

Nos reagrupamos en la terraza, el grupo está muy tocado, la nieve blanda ha fatigado de más, seguiré a la cabeza, tengo el GPS, un pequeño despiste y te puedes meter en apuros graves, tengo que pararme continuamente a esperar, mis amigos van muy fatigados, sobre todo correcaminos Josechu, el mundo al revés, hoy espero yo…será porque juego en casa.

Se suceden los minutos con el ruido de la nieve al rajarse con los crampones, va mejorando, no te hundes tanto, mejor así, en la oscuridad no ves lo que hay abajo, no sabes que pasaría si caes y la incertidumbre da casi más miedo que la certeza de una muerte segura…
Jesús no hace más que preguntarme cuánto falta, como si yo supiera a oscuras y andando por nieve cuando se va a llegar, hace más de  una hora que le voy diciendo que falta una hora…cuando lea esto lo mismo se mosquea…
Seguimos, llegamos a la cabecera de Rioseco, hay alguna huella de esquís, al menos ya no hay que mirar tanto el GPS, se hace interminable, la tensión se palpa en el ambiente, yo realmente  tras el sustillo de la placa de hielo, estoy disfrutando como un enano…
Llegamos a la curva de la Loma Pelá, por fin aparece la pista que hay bajo la nieve, se acabaron las laderas mortales de oscuros precipicios…
Apenas faltan 500 metros, quiero seguir, sopla el viento y me enfrío, pero paramos a comer algo, Josechu no va bien, ni tampoco los demás, los montañeros de Málaga que van más enteros dicen que siguen, que se enfrían.  Me quedo a esperar a mis amigos, aunque mis piernas piden más caña…ya  vienen, ¡Venga!, que no queda ná… tengo que ir frenando para no dejarlos atrás, van muy tocados, la noche te come la moral y la oscuridad alarga la distancia y ahonda la nieve…
Son las doce de la noche, hemos  llegado, el refugio está estupendo, Samuel y Ramón ya se están preparando sopita, es la hora de reponer fuerzas…
Samuel y Ramón con la sopita, algo desenfocados, mi cámara estaba cansada…

Ellos se van a levantar a las cinco para hacer la cara norte del Mulhacén o alguna ruta guapa, yo sugiero hacer al día siguiente lo de siete lagunas, pero está la moral muy baja, así que nos acostamos casi a las una de la madrugada y pensando en subir al Mulhacén y al Veleta en la vuelta…

Los malagueños se levantan a las cinco, Ramón no se encuentra bien, al final deciden tirar a hacer algo que no sea muy duro, según se dice, nadie ha dormido en toda la noche, pues no sé de quiénes habrán sido los múltiples ronquidos diferentes que no me han dejado dormir…, los malagueños salen casi a las seis, nosotros seguimos en el saco y en esta hora que el cuerpo se vence es cuando de verdad descansas, a las nueve ya están de vuelta, nos levantamos, hemos conseguido dormir algo de seis a nueve, al menos yo.
Nos despedimos de nuestros amigos Samuel y Ramón que se van de vuelta al coche, han acabado por esta vez y nosotros no hemos empezado, tras dejar parte del equipaje en el refugio salimos para coronar el Mulhacén, son casi las diez de la mañana.
Ramón de negro y Samuel de rojo en el centro.
La nieve está perfecta, tenemos media hora de ladera hasta la laguna de La Caldera donde empieza la subida a la gran mole, Jesús que tuvo otro episodio de tirones musculares por la noche, parece que está bien, Josechu correcaminos, vuelve a ser el mismo, ya está primero de pisanieves, Alejandro hoy no se encuentra muy bien, y yo como nuevo, aunque por la hora que es, sólo podremos ir al Mulhacén y volver por el mismo camino, que no es poco y si quedan fuerzas subir al Veleta… 
Comenzamos a descender hacia la Caldera, la nieve está perfecta, como dice Joaquín “crujiente”, la figura del Mulhacén se nos aparece de frente, con su ladera oeste llamándonos…
Josechu, el pisanieves…,preparado.
Delante del Mulhacén,por su cara norte hubiera sido más emocionante…
“ Y un ente eterno de blanco y roca

  se alza tirano pidiendo cielo azul…»

Me hubiera gustado poner la foto de la cara norte, este lado queda muy suave, cuando la hagamos…
Estamos en La Caldera, de la laguna un llano helado, comenzamos a subir, primero al collado cervatillos y luego en zigzag que aunque la pendiente es grande no hace falta apoyar manos, Alejandro y yo nos adelantamos, mientras Jesús y Josechu hacen fotos desde Cervatillos, la cuesta se hace larga y lenta, nos felicitamos de que esté la nieve perfecta, nos facilita mucho las cosas.
La laguna de la Caldera en su sueño invernal.
Refugio de la Caldera.
Collado Cervatillos.
Puntal de La Caldera, lo más alto.
Recta final.
Ya estamos arriba, son las doce de la mañana, hay un grupo de montañeros de Granada, y aprovechamos para que nos fotografiaran en la cumbre de la península, no sé cuántas veces he subido, pero es la primera con nieve y es todo diferente. Desde aquí en días claros se ve hasta el Atlas, hoy no lo es, pero las vistas son impresionantes…
Vista al Alcazaba.
Josechu, mirando la subida por la cara norte, ¡En otra ocasión!
Disfrutamos de nuestra cumbre tan ansiada, aunque  ya estuve en verano y la ruta era casi la misma, no tiene nada que ver, Alejandro se puso a hablar en Inglés con  un escocés que subió sólo y sin crampones  por la cara sur,  tenemos que bajar la vuelta es larga, y el sol está apretando, nos va a reblandecer la nieve…
Alejandro practicando idiomas con el escocés.
Jesús con su bandera.
Valle de Trevélez.
Veleta.

Bajamos en un instante, bendita ley de la gravedad, no nos podemos parar mucho si queremos subir al Veleta,vemos por dentro el refugio de La Caldera, en muy buen estado y más grande que el Pillavientos.

 Desandamos el camino ahora mucho más blando hasta el  Pillavientos tendremos que subir un poco,allí comemos un poco y rehacemos las mochilas.

Desde el camino apenas se ve el refugio.
Refugio de Pillavientos, y bien los pilla.
Son más de las dos de la tarde, volvemos, de día todo es diferente, la nieve más segura, el barranco menos profundo, las montañas más cercanas, es el mundo que estamos acostumbrados, y no hace falta imaginárselo, sólo hay que mirar…
La senda estaba pisada, las huellas nos facilitan el paso, y vamos a buen ritmo, sin prisa pero sin pausa, vamos por la cabecera de Rioseco con sus raspones y sus crestones, donde un día hubo un refugio llamado Félix Méndez.
Antiguamente estaba ahí el refugio de Félix Méndez. no queda ni rastro.
Entre los crestones hay un mirador que da a la cabecera del Genil, abajo yaciente está Laguna Larga, la más grande de Sierra Nevada, y para mí la más fría, al menos en aquel baño hace más de veinte años…
Barranco Valdeinfierno.Apenas se aprecia la pendiente real.
Laguna grande estaría abajo.
Mulhacén vigilante de nuestras espaldas.
Alejandro no va bien, está penando en demasía, no nos dice nada, pero lleva los pies llenos de ampollas, vamos parando para hidratarnos, pero nos estamos quedando sin agua, tras pasar La Puerta cambiamos a la cabecera del río Veleta, la nieve está blanda pero se avanza bien. 
 

Los Raspones de Rioseco. Yacimiento de excelentes cuarzos.
Los Crestones de Rioseco que acabamos de cruzar.
La Puerta.
Vista atrás desde la Puerta.
Vista adelante, próximos al Collado del Lobo. Pico los Machos a primer plano.
En camino del Collado del Lobo, se vuelve a empinar el camino, en el collado del Lobo nos encontramos unas vistas del Mulhacén y Alcazaba increíbles, con las nubes ascendiendo desde el barranco de Valdeinfierno…sin palabras.
Mulhacén y Alcazaba, los mayores precipicios de Sierra Nevada.

Salimos  al desfiladero donde estaban las placas de hielo por la noche, hay una chorrerilla de agua en la pared que mezclamos con nieve y  polvos de naranjada para beber, una granizada muy helada…

Barranco del río Veleta.
Seguimos y a lo lejos se ve la Carigüela, la subida va a ser difícil, la nieve se va ablandando, Jesús y Josechu se adelantan,Alejandro y yo vamos más tranquilos,el viento te hace ponerte y quitarte ropa continuamente, la cuesta es interminable, te hundes en la nieve, es dura la vida de alpinista… y más si vas con una pájara, tendré que comer algo arriba o voy a bajar rodando hasta el coche…
Veleta en su cara sur. Tiene una trepadita muy interesante por la vía Fifel Fierro.
Nos queda una buena cuesta, al fondo.
La subida se empina…
Alejandro, compañero de fatigas cuesteras…
Ya se ve La Caruhuela,¡Por fin!.
En la Carihüela son casi las seis de la tarde, comemos un poco, ya iba haciendo falta,  hay una humedad terrible en el refugio, está encharcado, cuando salgamos va a hacer mucho viento y muy frío, ya hemos  probado bien su furia en la subida.
El Veleta tendrá que esperar, se ha hecho tarde para subir, se sale de la Carihüela y se tiene que llanear dirección al pico, si empiezas a bajar acabas en Borreguiles, bien lejos del coche, no hay esquiadores, no hay nadie, prácticamente sólo nos cruzamos en todo el día con un grupo de diez personas, un lujo de montaña…
Collado La Carihüela. 3200 metros.
Tajos de La Virgen. El camino a Elorrieta y al Caballo,pasado de gloria…
Vamos descendiendo con las Lomas de Dilar a nuestros pies, las nubes luchan por subir a coparnos, pero poco a poco somos nosotros quienes bajamos en su búsqueda, tomamos una pista de esquí para descender más deprisa pero al llegar al llano nos hundimos, así que nos salimos y nos quitamos los crampones.
La niebla nos rodea en un instante, como cambia todo, tengo que guiarme del GPS para llegar hasta el coche, son poco más de las ocho de la tarde, la aventura de acaba, bajaremos a Granada donde espera Joaquín, nuestro gran anfitrión…

4 comentarios

  1. Natxo Santacreu

    buenas fotos y buen reportaje, sois unos cracks.. con suerte coincideremos alguna vez por algún refugio o montaña, un abrazo. nosotros somos los de " Arrosegamuntantes",

  2. Fran Pascual

    Ojalá coincidamos, Natxo Santacreu. Que tengáis buen tiempo en el Mulhacén, y disfrutéis a tope que es lo importante. Encantado de tenerte por mi rincón montañero.

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