En el Picurucho de Gredos. Cuando en tu pecho no puedes respirar y no es aire lo que te falta…

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Y necesito aire, aire claro, aire diáfano que se enrede en mis pulmones, que me entre limpio y fresco, pues mi pecho ya no puede respirar…, un manto oscuro cubre mis ojos y tapa mis oídos, el exceso de trabajo me sobrepasa, el sueño se me escapa cada noche entre los calores estivales, no lo puedo soportar más…

Mi cabeza no para de rodar y rodar, creo que necesito de la montaña otra vez, necesito de sus ríos, de sus cielos, de sus rocas, de sus calores y de sus fríos, y del dolor del cuerpo tras una larga caminata, del suspiro largo y profundo que se escapa desde lo alto de una cima…, lo he decidido…, volveré a Gredos, como sea.

Este primer fin de semana de septiembre será perfecto, anuncian ola de calor, y no habrá tormentas, le pongo un “guasa a Candy”, mi amigo de Béjar y cuelgo otro en el grupo de los que iremos al Toubkal, he tenido suerte, Dani de Madrid se vendrá y Candy curiosamente tenía pensado ir a Gredos y la misma ruta, nos juntaremos los tres.

Mi terapia es la montaña, allí encontraré a Maese Viento, hace tanto que no escucho su voz, le necesito, necesito su aliento rozando suavemente mis oídos…

He quedado en Béjar con Candy a las 8.30 y con Dani en Navalperal de Tormes a las 9.30 mañana sábado 1 de septiembre, dejaremos allí su coche y nos desplazaremos todos juntos a Bohoyo.

Nuestra intención es ascender por el barranco de Bohoyo hasta llegar a la cabecera del Circo de 5 lagunas, y desde allí imaginación al poder, la llegada al día siguiente en Navalperal de Tormes, ya sea por Cabeza Nevada, Cinco  Lagunas o por cualquier camino o trocha que quiera acoger nuestros pasos…

Me he levantado casi a las seis, he dormido mal, pues el calor es mal compañero onírico, a las 6.15 salgo de Villanueva de la Serena, la oscuridad me envuelve mientras los kilómetros de autovía van cayendo, amanece y tras recoger a Candy en su finca de Béjar, llegamos 5 minutos tarde pero al minuto aparece Dani en el aparcamiento junto al río Tormes de Navalperal, donde comienza la ruta de Cinco Lagunas, que está poblado de coches.

A las diez llegamos a Bohoyo, dejamos el coche a la entrada del valle y a las diez y veinte minutos comenzamos a andar.

 Mis piernas están pesadas y duras, llevo mucho sin hacer nada en condiciones, nos metemos en el bosque espeso, le prometimos a Dani que desconoce  Gredos, que no veríamos casi nadie en esta ruta, es una delicia la montaña solitaria…

La mochila me pesa, Candy va el primero, Dani va detrás con su resfriado y yo el último, los comienzos siempre son duros, para los que tenemos asma de esfuerzo.

Se acaba el bosque, todo es pardo y monótono, el sol calienta, empieza a hacer mucha calor, me está costando más que otras veces, van pasando los kilómetros poco a poco, y vamos dejando uno a uno los refugios de este valle atrás, creo que he contado tres,  de repente noto una suave brisa que me roza desde lo alto del valle,…Maese Viento,…por fin.

 

 

·        “ Maese Viento, amigo, cuánto te eché de menos,…de nuevo.

·        Siempre me echas de menos, humano, ya sabes que estoy en todas partes, son tus sordos oídos los que no se percatan de mi presencia.

·        Lo sé, Maese, que aquí en la montaña estamos más cerca de nosotros mismos, de nuestra esencia y por eso te puedo entender…

·        Bueno, Humano, hoy estoy cálido y de buen humor, que pretendes de mí, dilo de una vez o calla si no quieres romper el silencio…

·        Me prometiste que me contarías más historias del Enano de Gredos, que habitó estas montañas antes de quedar petrificado en lo alto del circo de Gredos…

·        Pues si es tu voluntad, escucha humano con tus oídos sordos, pues sólo te lo contaré una vez…

Y el cielo tapado de blanco dejaba escapar débiles copos de nieve, una gran capa inmaculada lo cubre todo, las ramas de los árboles se doblan cansinas por el peso de la nieve, está todo tranquilo, como adormecido, pero esta vez no del todo, cruzando un claro del bosque hay alguien, acercaros conmigo, una vez más…

Es un hombre cubierto con una saya marrón y con la cabeza cubierta con una capucha para protegerse del frío, sus ojos negros muestran cansancio, lleva mucho tiempo andando, su barba negra y descuidada está cubierta de nieve, sus pasos son cada vez más difíciles, la nieve blanda recién caída le hacen hundirse hasta las rodillas.

Avanza penosamente apoyado en un gran cayado, asiéndose a él con ambas manos para no caer, en su espalda un zurrón, va jadeando y a su paso va dejando un gran surco en la nieve, en sus ojos la expresión del miedo y la desesperación…

Se detiene y mira hacia atrás, agudiza el oído, escucha lejanos ladridos, un gesto de preocupación se detiene en su ceño, aprieta la marcha, pero la nieve le hace caer, una y otra vez, se levanta y sigue, los ladridos cada vez más cerca, pero no se rinde, con gesto de determinación avanza golpeándose con las ramas, arañándose el rostro, parece que lucha por su vida…

Los perros están detrás de su rastro, si no le han alcanzado es por la dificultad de andar por la nieve blanda, ya los ve a los lejos, son cinco perros, los han soltado para que se alimenten de su carne…

Trata de correr, es imposible, jadeante se queda doblado mirando cómo se le van a venir encima, pero en un último impulso de desesperación, se da la vuelta y empieza a correr, pero a los pocos metros delante suya aparece un perro, no, no es un perro, es un lobo blanco con los ojos azul hielo…, el hombre comprende que no tiene escapatoria, se hinca de rodillas, tira el cayado, y se queda esperando la muerte terrible que se le avecina…

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·        Gracias, Maese. Con el calor que estoy pasando me has dado una historia muy fresca…, pero ese hombre no es el Enano, Maese…, y…, que pasó, cuéntame Maese, no me dejes así…

·        Humano, no seas impaciente, todo tiene su momento, sigue caminado, pues te estás quedando atrás…”

El valle ha ido elevándose, ya estamos llegando a una zona rocosa dónde se nota la fuerza erosiva del glaciar que le dio forma, hemos parado a tomar unas barritas en el cuarto y penúltimo refugio y tras reanudar la marcha, Candy me pregunta si conozco la charca que nos encontramos delante, le digo que sí,…¿seguro que la conoces?, y me lleva detrás de un recodo donde una hermosa cascada cae sobre una poza llena de truchas…, Candy siempre me sorprende, y Gredos mucho más…

 

 

 

Vamos a cruzar la zona rocosa, hay un cartel que sitúa el refugio del Belesar a hora y diez minutos, no voy bien, me está costando mucho, la rodilla me duele bastante, estoy sufriendo, vamos buscando los hitos, y cambiando de margen del río, son las dos de la tarde, hace bastante calor, es lo que tienen las gargantas…

Hemos cogido agua en un manantial, llevo 4 litros, no me puedo arriesgar a quedarme sin agua por allí arriba, septiembre es un mes muy seco, aunque el año fue generoso en fríos y nieves.

Candy se para a esperarme, ha notado la mala cara que llevo, nos dice que comeremos y descansaremos en el refugio y por la tarde ya veremos lo que hacemos y cómo andamos…

El saber de una meta me espolea y mientras Candy y Dani se refrescan en el río me pongo adelante, quiero llegar al refugio, las botas nuevas me están matando, necesito quitármelas, aprieto el paso y al fondo veo el tan ansiado refugio en el margen izquierda del valle, me traen recuerdos de una ruta de hace dos años…

En la parte de afuera del refugio encuentro una pareja que están a punto de emprender la vuelta, llegan Dani y Candy, les pedimos que nos hagan una foto, y el hombre mientras nos la hace nos cuenta que viene de arriba(pues la mujer se quedó paseando en las inmediaciones del refugio) y que lo más bonito es la vista del Picurucho, donde se ven las Cinco Lagunas alineadas, a nuestras preguntas nos responde que podemos encontrar algún sitio de pernocta arriba y que mañana podemos bajar fácilmente al valle de Pinar, que es el camino habitual para volver de cinco lagunas, a lo que a Candy no le hace mucha gracia.

Entramos en el refugio y comemos un breve almuerzo, son casi las cuatro de la tarde, estoy muy cansado, y tengo dos hermosas ampollas recuerdo del estreno de las botas, por la noche dormí poco, nos quedamos los tres sesteando en poco rato.

Nos despierta Dani, dándose manotazos diciendo que tiene una garrapata, le digo que las garrapatas no corren, se cogen y se espachurran con tranquilidad, luego resulta que era un tábano de los ciervos, de los que tienen mala pinta, pero nada peligroso. Candy ha dormido muy pocas veces bajo las estrellas y prefiere el abrigo de los refugios, Dani y yo pensamos que es mejor el abrigo de un cielo estrellado, así que subiremos a dormir en la cuerda, lo más alto posible, lo más cerca posible de nuestras estrellas…

Pero hay una asignatura pendiente, sería conveniente encontrar agua para reponer, pues mañana en las cumbres podemos estar mucho rato sin ella, me quedan tres litros, no me preocupa en exceso, hasta la puedo compartir, pero agua fresca no viene mal.

Subimos por la Hoya del Belesar, Candy va escudriñando las zonas de hierba verde, está todo seco, según el mapa la fuente de los Serrano está en el margen derecho según se sube, seguimos buscando, y cuando íbamos a desistir  Candy la encuentra cerca de la cuerda, está helada, es un regalo…

Decidimos que vamos a vivaquear junto a la fuente, sobre la hierba se está blando, ellos dejan sus mochilas y yo la vacío dejando lo imprescindible, nos hace falta el mapa y los frontales, queremos llegar a las cumbres y están al alcance de nuestros pies, y tengo muchas ganas de probar a fondo la cámara de mi nuevo móvil, que dicen que es la caña…

 

Salimos casi corriendo para arriba, en un minuto estamos en la pared de piedra tras pasar unas ruinas, desde aquí se divisa el Almanzor y el Gutre, la emoción me inunda, salimos en dirección al Gutre.

Pero antes de llegar nos damos cuenta que nos queda hora y media de luz y si subimos podemos perdernos el espectáculo del circo de Cinco Lagunas desde arriba, nos dirigimos hacia el abismo directamente…

Nuestros ojos no daban crédito, allí estábamos colgados de los riscos que se precipitan en las profundidades, el fondo partido en dos repisas y en la más alta  las cinco lagunas descansan suavemente, con su color azul lago mojando el gris rocoso y rudo de las montañas de Gredos, competiendo con el celeste del cielo impávido de su mirada…

·        “ Y ya tienes tu aire, humano…aquel que tanto ansiabas, ¿qué sientes ahora…?

·        Maese…, aquí siento que estoy en mi lugar, en mi hogar, aunque el aire no es tan fresco como esperaba…

·        Realmente crees que es aire lo que necesitas, que es solo aire lo que te falta cuando te oprime el pecho…

·        Aquí Maese, es todo, es el aire, es el cielo, el horizonte, el silencio que se mezcla con el quejido de un ave entre las nubes,, aquí…, aquí…, no sé…,Maese, no sé…, también eres tú…

·        Humano, ayer te asfixiabas y no era aire lo que necesitabas, tu pecho se nutre de mucho más que del simple aire.

·        ¿Qué quieres decir Maese Viento…?

·        El alimento más íntimo de un ser humano son los sueños y las ilusiones, sin ellas os sumergís en un pozo de  oscuridad al que llamáis estrés, tristeza, depresión, desaliento…, lo llamáis de muchas formas, pero no os dais cuenta que en realidad son la falta de vuestros sueños e ilusiones…

·        Pues mis sueños son las montañas, Maese. Cada ser humano tiene que tener sus sueños, y soñar cada día, si quiere ser Feliz…

·        Por eso estáis cada vez más perdidos, humanos…, tan perdidos.

Fotos y fotos, la luz es perfecta, una nube tapa el sol y nos deja sin contrastes que deslumbren, tenemos que encontrar el dichoso Picurucho, vamos trepando por el filo, y nos encontramos un risco que se adentra en el vacío, ese debe ser nuestro ansiado Picurucho, vamos a por él, es fácil, si no tienes vértigo…

Es increíble, las vistas del circo, inmejorables, pero en el mapa pone que es el Risco de Cinco Lagunas, y el Picurucho lo pone abajo en una cresta muy descafeinada, da igual, si no es nuestro Picurucho, es el Risco de nuestros sueños…

 

 

Estamos sentados sobre el abismo un gran rato, admirándolo sin prisa, todo el sufrimiento de la subida tiene una enorme recompensa…, así es la montaña.

Nos volvemos el sol se pone, la fuente donde dejamos nuestras cosas está sólo a 5 minutos, vamos a pernoctar casi a 2400 metros, la grisura rocosa se empieza a teñirse de ocaso, no me lo quiero perder…

Cogemos agua para la noche, sacamos los sacos y cenamos sin quitar ojo de la impresionante puesta de sol, es muy emocionante, este pequeño momento es lo que yo llamo LIBERTAD…

Ha caído el sol, queda algo de luz pero antes de acostarnos nos acercamos al muro y nos sentamos viendo las luces de los pueblos Veratos que hay a nuestros pies, disfrutamos una vez más en oscuridad…

A las diez y media nos metemos en los sacos, las estrellas fugaces se acercan a darnos las buenas noches, me quedo dándole vueltas a la almohada hinchable que tengo pinchada y no arreglé…

Mañana subiremos a los riscos que se asoman a los precipicios de Cinco Lagunas y luego tendremos que volver, no hemos pensando por dónde, seguro que nos espera una nueva aventura…

Continuará…

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