En los sueños de Respomuso. 4. Musales, el fin de un sueño…, entre el abandono y la cuadratura del círculo

publicado en: Pirineos, Rutas | 0

«Y la luna llena caía desesperada en el cielo,

 en su viaje a la cara oculta de la tierra,

Maese Viento soplaba fuerte, frío y distante…,

 anunciando el fin del sueño al amanecer…»

Y cuando la última luz de la faz mortecina de luna, se apagó en la  roca del valle de Respomuso…, me di la vuelta y entré en el refugio, ya era  la hora de abandonar,…el sueño de Respomuso.

Esta noche había conseguido dormir por fin, mis músculos se encontraban algo mejor que ayer, pero no acepté la propuesta de Luis de subir al Pico Cristal, se me iba a hacer tarde para volver con la mochila repleta de trastos al aparcamiento, y quería guardar fuerzas para el Anayet,…mi último sueño del Valle de Tena.

Cuando Luis me propuso de segundas volver disfrutando por el Pico Musales al aparcamiento de la Sarra, no dudé ni un segundo en aceptar, no me importaba cerrar el círculo de cimas con una sexta, esta vez al oeste de Respomuso.

Recogimos los trastos, nos despedimos de Loli e Isra, que seguirían con sus empinadas crestas a pesar del viento fiero, envidia me dan sus trepes, aunque yo no sea escalador.

Al mismo tiempo que salía el grupo de adolescentes  vascos de Instituto hacia el Pico Cristal, nosotros partimos en sentido opuesto a la presa de Respomuso.

El sol se resistía a rebasar las afiladas pirámides colmadas de cielo  azul pálido, lívido, casi inmaculado. Luis marchaba adelante por la vereda, mientras yo andaba sumido  en mis pensamientos de picos, lagos y sueños que me abandonaban…

Giramos sin llegar a entrar en el bosque  que se desparramaba valle abajo hacia el parquin de la Sarra, nosotros iremos arriba una vez más, buscando nuestra última cima…, en el abandono de Respomuso.

Y entonces allí, sobre la presa, nos sorprendió sol, tocando nuestros rostros deslumbrados…

Había recuperado bien, estaba de nuevo con buenas piernas para subir, incluso con la mochila repleta que me obligaba a llevar el casco donde siempre debe estar…

Subimos tras bordear un poco el embalse por una pradera seca, la estampa del embalse de Respomuso con su refugio se iba hundiendo poco a poco en el profundo abandono del valle…

Maese Viento arreciaba frío y triste  como queriendo blandearse en pañuelos de despedida…, encontramos un pequeño ibón sin nombre, giraríamos a la izquierda buscando la Forqueta del Ibonciecho, quedándonos a resguardo del abrazo del viento…

Nos queda un último tramo con algo de trepada que me obliga a guardar bastones y agarrarme a la roca pizarrosa de la pared, Luis sigue adelante marcando el camino cargados de mochilones…

Estamos en el collado o forqueta de Ibonciecho, en donde nos asalta la vista los colores abigarrados del otoño mezclado con la primavera engañosa del verde prado y las montañas anónimas del lado oeste…

Dejamos las mochilas, me amarro a la cintura el corta vientos, pues arriba soplará bien fuerte…, con sones de despedida y renuncia…

Vamos por la cresta del Musales, ascendiendo fácilmente al tiempo que se nos va mostrando a nuestros ojos, un universo de cumbres, cimas y horizontes perdidos de abandono…

Estamos en el Musales, la mejor vista del embalse de Respomuso, sin duda, hemos venido a quedarnos  un buen rato, en nuestro sueño de despedida…

Mientras Maese Viento trata de decirme algo que no entiendo, las nubes se aferran a las caras norte de la parte francesa, a lo lejos el Anayet es testigo directo del blanco que le quiere rozar, que le quiere tocar en sutil envoltura de humedad…, mañana estaré allí,…espero.

Vemos una a una las cimas que se erigen sobre Respomuso, Balaitous, Cambalés, Pequeño Facha, Peña Aragón y Tebarray las he subido estos días, y al oeste cerrando la cuadratura del círculo el Musales, donde me encuentro.

 

 

Nos sentamos mirando el valle al resguardo, Luis y yo charlamos tranquilamente de tantas cosas…, allí arriba donde el tiempo pasa y traspasa tu corazón…, de universos caídos a tus pies, de colores que te tocan sin dedos, de sonidos silenciosos, que solo podemos oír los que estamos arriba…, en nuestra cumbre. Lo único que es y será nuestro, siempre…, y nadie ni nada te puede quitar…, esos momentos que te llenan el alma…

 

Nos levantamos, con pereza, con la desidia del que marcha y se deja algo querido atrás, que te obliga a volver la cabeza una y otra vez…, en silencio, con las palabras calladas del abandono…

Cogemos las mochilas y por una senda muy retorcida nos vamos a zambullir en el colorido del valle, en poco el Ibon de Ibonciecho nos regala su corazón verde…

El terreno es igual que la Madre de mis montañas, Sierra Nevada…, así que abro los ojos en busca de puntas de cuarzo…, he tenido suerte, encontré algunos en una veta…, me paro a disfrutarlos mientras Luis llega hasta la laguna donde me espera para comer…

Estamos allí comiendo relajadamente, vemos un par de ciclistas que tiran a rastras de sus vehículos por la empinada y abrupta senda, reanudamos marcha y en poco tenemos de frente Peña Foratata…, maese Viento…

·    »   Abandonas la montaña, humano…

·       No Maese, solo bajo para mañana volver a subir…,  tú lo sabes…, no te hagas el tonto.

·       Bien lo sé, humano,  sé siempre lo que piensas, lo que sientes…, así que el Anayet y su Ibones preñados de reflejos…

·       Preñados…, qué me quieres decir.

·       Que mañana si me escuchas, una nueva historia te relataré, en los reflejos de los Ibones…

·       Ah, sí. Por favor, con qué me deleitarás mañana…

·       La Leyenda de la hija de Anayet…,Culibillas.

·       Será un placer escucharte…, querido amigo.»

Salimos a una pista forestal que empieza a retorcerse con  agonía  en el fondo del valle, vamos tomando trochas que nos van adentrando en bosques de pinos bañados de sol de otoño y abandono…

`Llegando al embalse de la Sarra, nos paramos una vez más a mirar el otoño que quiere expandirse y espera agazapado en cualquier rincón de la montaña, llego a mi coche, pues lo dejé en la central eléctrica, Luis debe seguir 800 metros más hasta el aparcamiento, mete sus mochilas en mi coche y quedamos en Sallent de Gállego para despedirnos allí.

Andamos por las calles de Sallent bajo la mirada del Terrabay, donde comencé mi aventura…,los recuerdos se agolpan en mi cabeza…, han sido tantas cosas, tantas personas nuevas en estos casi 5 días, han sido risas, sudores, silencios, rumores, momentos de franca amistad…,de la que sólo se encuentra en las montañas.

Tebarray al fondo…

Luis y yo nos acercamos a un puente y nos hacemos un “selfie”, mañana se irá a subir a una cumbre de Panticosa, yo hoy bajaré a Tramacastilla de Tena  para dormir y mañana tengo mi cita con el Anayet y con sus Ibones preñados de reflejos y leyendas…

Gracias Luis, ha sido una suerte enorme conocerte, volveremos a vernos, sin duda…

Mañana tengo doble cita, el Anayet y la leyenda que espero que Maese Viento me susurre…

Posdata, seguro que estaréis echando de menos  una palabra…,¡Abandono!. No os preocupéis por ello, abandono el volver a decir abandono…

Album de fotos del Facebook de la ruta.

 

Vuelta del refugio de Respomuso por Musales. El pasado día 6 de Octubre.

Publié par PisandoCumbres sur mardi 7 novembre 2017

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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