La Mira de Gredos. Hielo, niebla, ventisca…infierno blanco.

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Muchas ganas teníamos de que llegara la nieve,el año cálido no nos dejaba ni un resquicio de blanco. Por fin a partir del día de Reyes empezó a nevar por toda España, por Gredos también,aunque las temperaturas no terminaban de acompañar.

El día elegido,viernes quince de Enero, un día para recordar entre los días de Leyenda, y pudo haber sido peor, mucho peor, pudo ser Leyenda negra.

Nuestra intención era subir a la Mira de Gredos desde la plataforma y luego bajar por el Puerto del Peón hasta el kilómetro 6 de la carretera de la plataforma, donde dejaríamos un coche para no tener que subir de nuevo a dicha plataforma.

Josechu, Jesús y Víctor, que se estrenaba en nieve, pasaron a recogerme en mi domicilio de Villanueva a las 5 y 15 de la mañana o mejor dicho de la noche. Habíamos quedado sobre las nueve en la plataforma de Gredos con los de Béjar…,nuestros superguías. Las previsiones hablaban de 8 grados bajo cero, con rachas de aire de 40 km hora y sensación térmica de 16 bajo cero,con nubes y claros y por la tarde despejado ,luego comprobaríamos que una vez más no serían certeras, se quedaron cortas…en todo.

Así que con muchas ganas y mucho sueño, y con las mochilas tupidas de ropa partimos los cuatro hacia Gredos, y como si estuvieramos sincronizados llegamos a la vez al punto de encuentro, en el kilómetro 6 donde dejaríamos un coche. Del coche Bejarano se bajó Candy, Javier y su perrita Luna y tras saludarnos efusivamente nos metimos en el coche de Josechu los seis más perrita y mochilas,…en el metro Tokio se va mejor,te lo aseguro.

Llegamos a la plataforma, ni pizca de nieve, cero grados, no parece que sea para tanto…todavía resuena el eco de las palabras de Candy en mis oídos, » Esta ruta no tiene ninguna complicación, es lo más fácil que se puede hacer en Gredos…no hace falta casco, apenas hay sitio donde caerse, es muy tumbada…», menos mal….menos mal, Candy no vales de profeta, al menos este viernes…

No estaba muy convencido de dejar mi casco en el coche, pero no se veía nieve, aunque la niebla no dejaba ver a más de cien metros…, hacía frío, pero era soportable,… las previsiones no serán para tanto.

La plataforma estaba desierta, apenas tres coches, la niebla daba un aire triste, y tras equiparnos y acicalarnos comenzamos a andar poco más de las nueve y media. En poco tiempo dejamos el pedregoso camino de la laguna y nos desviamos hacia el puerto de Candeleda, buscamos un paso para cruzar el arroyo, no tan arroyo, pues el agua bajaba con fuerza,  donde tenía que haber medio metro de nieve. Seguimos los hitos, comienzo a notar bastante frío, el viento arrecia, yo llevaba la misma ropa que en el Mont Blanc y además una chaqueta cortaviento que me tuve que poner poco después…cuatro capas, si me vieran los puristas de la montaña me sacaban targeta roja,…si ,me compraré el pluma en cuanto vuelva…me lo prometo.

Seguimos comidos de niebla, hay un refugio, nadie acierta su nombre, pero está ocupado por montañeros con dos hermosos Huskies Siberianos, han estado en el Morezón el día anterior y nos advierten de que hay mucho hielo…tened cuidado nos dicen.

Es verdad, en poco de dejar atrás el refugio todo el suelo es una placa de hielo, ha llovido sobre la nieve y luego se ha congelado, parece más propio el terreno para patinaje artístico que para otra cosa, pero esta gente sigue entre el hielo sin ponerse los crampones…me estoy empezando a cabrear, no hay apenas pendiente pero no tengo ganas de romperme un brazo o una pierna. Me paro a ponerme los crampones, apenas los veo con la niebla, pero también se han parado poco más adelante, me coloco los crampones y la chaqueta que me queda,¡Vaya impresión!, me he tenido que quitar casi todo…,me voy a comprar dos plumas, un cortavientos y un edredón nórdico para la siguiente…y de seis bajo cero, ¡Ni de coña!

Con los crampones se ve el mundo de otra forma, de otro color, puedo pisar sin patinar…nunca quise esa disciplina olímpica. Para Víctor es su primera ruta con nieve, no se ha puesto nunca unos crampones y no ha cogido nunca un piolet…no sé si será hoy el mejor día para estrenarse,el viento cada vez aprieta más y el frío también…el termómetro de Jesús ya marca ocho bajo cero y estamos apenas a dos mil metros…, no se ve más allá de veinte metros, el día va a ser duro, muy duro.

Viento gime, aúlla , maldice, es invierno…Lo sé, Maese Viento, somos intrusos, un infierno blanco helado de gélido sonido , rocas de piel glacial e hielo aterido que nos envuelve en blanco eterno, subimos y subimos, lentamente, no parece de este mundo, estamos en otro lugar, de los que vemos en la televisión, el frío nos devuelve a la realidad, no es una pantalla de cine, estamos dentro de la película…

Por la cuerda y entre el blanco ascendemos,nos resguardamos tras unas rocas en los campanarios, no hay viento, podemos comer algo, pero una vez más una sorpresa, se abre el cielo parcialmente y nos deleita con vistas a las cumbres del circo de Gredos y por momentos podemos ver el precipicio que se agazapa en nuestros pies…un resbalón y a la eternidad…

Fotos y más fotos, hasta nos quitamos las mochilas, se nos olvida el frío en nuestro deleite, inmenso es el sueño que se muestra en nuetros ojos, apagados hasta entonces de neblina…

 

No podemos parar mucho, el día es corto y falta mucha ruta, nos metemos en un inmaculado camino níveo rodeado de piornos atenazados de frío y piedras de redondeadas formas, Maese Viento vuelve a gritar, este territorio es suyo…

De nuevo nos engulle la niebla, parece que estamos en el ártico o más allá, donde nuestros ojos nunca pensaron en posarse, el viento arrecia y el frío se empecina en hacer la marcha eterna,sin paradas, se me ha congelado el agua del «camelbak» o bolsa del tubo para los amigos…no puedo ni quitarle el tapón, la cámara de fotos empieza a fallar se queda sin batería, es difícil de manejar con los dos pares de guantes que llevo puestos…

Quedo algo rezagado, es lo que tiene manejar un GPS y una cámara a la vez, a veces los pierdo de vista en el infierno helado,…

Subimos por las Molederas, la cuesta se empina, el suelo es una enorme placa de hielo, me siento algo inseguro, mis crampones necesitan un afilado urgente…,a la bajada será con piolet y despacito, un resbalón y son cuatrocientos metros para abajo…nunca he visto tanto hielo junto.

Al fondo como una figura fantasmagórica aparece la torre del pico de la Mira, ellos están celebrando la llegada, ha sido duro, muy duro, el viento me  golpea desde atrás y amenaza con tirarme,son rachas de cerca de setenta kilómetros por hora,se quedaron cortos, los del tiempo.

 

 

 

Y Jesús  me prestó el video…

 

Me dispongo a subir la torre,los escalones son placas de hielo, hay que subir a gatas y picando con el piolet, la caída es infinita…

Disfrutamos de nuestro momento, todo blanco, muy blanco, todo helado,gélido, aterrador…el termómetro de Jesús marca casi once bajo cero, con rachas de viento cercanas a los setenta por hora,la sensación térmica de unos veinte bajo cero…nunca he vivido algo parecido,…al final acabaré en el Himalaya, lo sé, pero con un buen plumón y unos buenos guantes…que mis manos me maldicen.

Fotos y más fotos, mi cámara se ha estropeado del frío, salen todas las fotos en blanco…, se las pediré a Jesús. Nos disponemos a bajar al puerto del Peón, me coloco bien el piolet, sé que la bajada aunque no haya grandes pendientes puede ser mortal…

Llegamos a la fuente de los Pelaos con su refugio perdido en la niebla, la bajada hasta ahora no ha sido complicada, era nieve dura, mi cámara sigue haciendo fotos en blanco…, Candy y Javi van siempre delante, ahora se ve peor que nunca,  seguimos por la cuerda descendiendo.

La foto me la prestó Jesús, pero no difiere en mucho de mis fotos en blanco…

 

Candy se va guiando por rocas de formas diferentes, pero cerca del Degolladero se queda dudando…, el cielo se abre y vemos abajo la senda que va al puerto al Peón, hay que desandar cien metros para volver, o descender recto por una empinada pendiente, estoy perplejo…Candy y Javi se tiran por donde hay más pendiente, la montaña es una enorme placa de hielo y de pendiente lisa, ellos van derechos a lo peor hablando despreocupadamente y con el piolet en la mochila, no me lo puedo creer, me están dando sudores fríos…lo malo que Víctor va detrás mirando a las musarañas, y con el piolet cogido al estilo apache…estoy aterrorizado. Mi piolet apenas se clava en el hielo,avanzo despacio y en horizontal buscando lo menos empinado, muy concentrado, un error y son doscientos metros para abajo…

De repente, Javi, se resbala al ir a sacar la correa de Luna,quería amarrarla antes de que se fuera para abajo, se cae….sentado, es una caída en cámara lenta, va hacia abajo…¡Dios!, se va a matar…, coge velocidad…, va hacia una piedra enorme,se destrozará…,ha girado con un pie y se ha desviado, ha chocado con la mochila con la piedra, algo se ha  frenado, ahora va hacia otra roca más enorme y debajo hay una peor, ha conseguido desviar un poco la trayectoria, pasará entre dos piedras…., sí…,sí,..lo ha hecho,  ha conseguido agarrar en el último instante  un resalte de la roca más pequeña entre las dos que pasaba, era su última oportunidad…abajo le esperaba inevitablemente un destino fatal. Se ha salvado,ha sido valiente, ha mantenido la cabeza fría…pero ha vuelto a nacer, de cien veces que cayera desde ahí, sólo una o dos puede salir ileso…, de buena nos hemos librado. Si no se hubiera agarrado a la roca en el último instante, en una caída a treinta por hora, por lo menos de hubiera destrozado las piernas, la montaña es cosa seria, si hubiera tenido que esperar el rescate parado con el frío que hace, lo hubiera pasado muy mal…,tengo mantas térmicas y otro cortavientos, pero es necesario siempre llevar ropa suficiente para sobrevivir en las peores condiciones estando parado…,hoy me llevo una buena lección y Javi una mayor…,la montaña nunca es fácil, nunca te puedes confiar.

Sudores fríos recorren mi espalda, pero serían aún mayores…, Víctor que ha visto la caída sin ninguna consecuencia de Javi, sigue andando despreocupadamente, se tropieza y…¡Se cae de cabeza…!, va cuesta abajo,de cabeza….se ha agarrado a una roca que había a tres metros…esto es de locos…parecemos tontos, en mi vida he pasado tanto miedo como en este minuto, ni siquiera cuando se rompió la placa de hielo a mis pies en Los Infiernos y caí cien metros para abajo…eso fue un accidente, esto son siniestros…,tenemos que reciclarnos, todos, no podemos confiarnos, hasta Josechu iba sin piolet, si los batones patinan en el hielo,la nieve es cristal puro y los crampones apenas clavan. Mi caída en los Pirineos, me ha hecho ver las cosas con aún más prudencia…

Ha sido un gran día,hemos tenido muchísima suerte, han podido lesionarse gravemente dos de los que ibamos, al día siguiente nos enteramos que en ese momento estaban rescatando el cuerpo de un montañero en la subida sur de la Mira, por muy poco podrían haber sido tres rescates en La Mira…,la montaña en invierno nuca es fácil…

Llegamos al camino,se despejan las nubes por nuestra zona, mi cámara ya funciona, seguimos andando hasta el puerto del Peón, donde el espaldar de los Galayos nos promete nuevas aventuras…,según Candy se puede pasar ,son sólo cuatro metros peligrosos, y no hace falta cuerda, eso ya lo veremos…

En el Puerto del Peón comenzamos el descenso, el viento no afloja,aunque ya al menos vemos lo que hacemos sin problema, la senda marcada va entre los piornos a los que siempre les he tenido mucha estima.

El frío no cesa, no hemos comido y son casi las cuatro, paramos en un abrigo de la garganta de la Covacha, donde nos quitamos los crampones, ya no queda nieve…, nos damos prisa, nos estamos congelando, apenas puedo morder un poco de chocolate en bloque helado y unas barritas energéticas con sabor a hielo polo almendrado…,para volver a extender el bastón, Candy me presta unos alicates, está completamente congelado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bajamos por la garganta se va abriendo el día, y al quitarnos del viento es más soportable todo, el valle está en pleno deshielo pese al frío…,hay chorros de agua por todas partes, parece primavera y arriba parecía la  Antártida, es una pasada…

Ya vamos paseando por la vereda, y quitándonos algo de ropa, no mucha, a medida que bajamos, y casi sin darnos cuenta y sobre las cinco y poco estamos en el Km 6 donde dejamos el coche, allí nos sacudimos el hielo,  Josechu y Candy suben a por el otro coche,en poco están de vuelta y nos despedimos de nuestros queridos amigos de Béjar, nosotros los Extremeños nos volvemos por el puerto del pico.

Y como no, acabamos tomando nuestra birra y nuestra bocata de lomo…,esta vez hay que celebrar más que nunca.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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