Mulhacén en Enero. 3. . Subida al refugio de la Caldera…, cuando el tiempo te abraza sosegado;… en el retiro de los dioses.

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Bajé del Mulhacén un poco cansado, tanto resbalón y hundimiento me habían tocado mentalmente, las nueve horas que tardamos por la dificultad del terreno nos hacían dudar de que pudiéramos llegar al día siguiente hasta La Alcazaba que estaba bastante más lejos, así que Bene y yo  sentados en la comodidad del Refugio de Poqueira decidimos buscar plan B, no me atraía mucho la idea de ir en dirección hacia el Alcazaba que iba a estar todo descarnado del viento en hielo y  rocas, prefería la nieve, así que cuando nuestro nuevo amigo Jose de Murcia nos dijo que él pensaba ir al Juego de Bolos nos pareció buena idea repetir la subida por el arroyo del Mulhacén que estaba bien tupido de nieve, saldríamos los tres juntos.

Antonio y Dani los conquenses iban al Mulhacén y le recomendamos que lo hicieran por la loma sur en vez de por donde lo hicimos nosotros, pues el hielo quebradizo de la cara oeste es bastante inestable.

Luego nos dijo David el guarda que cerraría a las ocho de la mañana el refugio ( de Poqueira) pues tenía que subir al collado de la Mosca a ver el estado del Mulhacén para dar la información del refugio, así que a esa hora nos iríamos los seis que estábamos.

Dormí bastante a gusto en los cuatro grados de temperatura de la habitación, así que por la mañana me encontraba con fuerzas e ilusiones renovadas, desayunamos, nos despedimos de los Conquenses deseándoles mucha suerte y salimos los tres por el mismo sitio que el día anterior, mientras David se quedaba cerrando el refugio.

Jose y Bene se colocaron sus raquetas y salieron delante de mí, la temperatura había subido considerablemente, daban diez grados más que el día anterior, así que rondaríamos  en mínimas de  tres o cuatro bajo cero sin subir al Mulhacén, el cielo estaría limpio y despejado.

Creí que habría menos nieve por la subida de las temperaturas, no era así, pero estaba bastante dura y teníamos que aprovechar antes de que el sol la blandeara, era la repetición de la subida del día anterior, pero era todo diferente, no nos hundíamos apenas y subíamos con más facilidad, perseguíamos nuestras huellas borradas por el viento, vestigio de nuestro efímero paso del día anterior.

Tras subir la primera pala de nieve de las tres terrazas que llevan hasta la gran llanura nos atrapó la ventisca…, que con fiereza nos azotaba y nos obligó a taparnos.

 

Mis pasos sonaban  en el crujiente quejido de la nieve al ser rasgada por mis crampones, mi respiración resonaba en mis oídos, el viento desafiante levantaba sábanas de nieve a ras de suelo mientras su aliento me cortaba la cara…, me subí la braga, mi aterida nariz se empezaba a resentir. El cielo azul se tocaba con el inmenso blanco que me rodea, y el sol tímido quiere asomarse para reflejar su rostro invernal en  el pálido hielo, es cierto, estoy aquí, no estoy soñando…

Sigo a la cola de los tres, voy haciendo las fotos que ayer no hice, esta vez no se me congelará la cámara, aunque la sensación de frío con la ventisca es grande y me ha obligado a ponerme las tres capas de abrigo.

 

Bene, se ha adelantado bastante mientras Jose y yo nos abrigábamos, ha decidido de nuevo ir hacia el collado de la Mosca directamente a través del valle, vemos entonces a la altura de Bene otra figura humana, es David el guarda nos ha adelantado por la izquierda, donde hay hielo y se puede correr más, en esta parte nos hundimos bastante, pero mucho menos que ayer, David sigue  hacia el Mulhacén, parece que subirá, me dan ganas de ir detrás pues hemos tardado hora y media menos en llegar hasta el collado, la nieve de hoy si te deja avanzar…,así es la montaña, no hay dos días iguales…

Estamos en el collado disfrutando de la vista de la cara norte del Mulhacén, no sentimos prisa, somos dueños de nuestro tiempo, por mucho que nos azote Maese Viento…

 

El sol irradia brillante y limpio de nubes regodeándose en destellos de hielo y nieve inmaculada, Jose va a subir al Puntal de la Caldera y se quita las raquetas, Bene dice que esperará en el refugio de la Caldera que está muy cerca de nosotros, yo dudo por un instante…, ¿ Y si tuviera una ruta sin pretender pisar cumbres…?, una nueva experiencia, otra forma de disfrute del tiempo, sin sobresaltos, sin prisas, sin deberes, sólo estar, sólo mirar, sentir, escuchar el silencio de la gran llanura que nace a los pies del Mulhacén, rodeados de la inmensidad blanca con el mar de fondo tocando el horizonte…

Está claro, no subiré a ningún sitio, hoy toca contemplar, así que Bene y yo nos lanzamos sobre el refugio de la Caldera…, buscando el retiro de los Dioses…

En muy poco llegamos, sacamos algo de comer, sosegadamente nos sentamos en el banco de la entrada del Refugio.

Delante una colina de hielo  brilla de cristal, mientras vemos los barcos surcando el mediterráneo que parecen pequeñas barcas, más al fondo una línea dorada nos marcan las playas de Marruecos, mientras el destello del sol en el agua se va desplazando tranquilamente hacia nuestra derecha…

 

  • Te veo ocioso, Humano. ¿Y cómo osas detenerte en tu eterno caminar?. ¿Acaso por fin has encontrado algo nuevo en esa necia cabeza que adorna tus hombros…?

  • Maese Viento, veo que hoy sigues invernal, amigo mío. Pero…, ya que me hablas, Maese, dime tú que todo lo ves, ¿Por qué necesitamos tantas cosas para ser feliz en este mundo nuestro…?

  • Necio humano, porque vuestros necias cabezas tienen ojos ciegos y oídos sordos, y perdéis vuestro valioso tiempo en hacer cosas que nos os satisfacen…, vuestras vidas son vacuas y sin sentido, repetís lo que os enseñan, hacéis lo que os dicen y no os paráis a escuchar, ver, no sentís lo que os rodea, ni lo que os adentra…

  • Es cierto, Maese. Hoy no me hace falta nada, ¿se puede ser más feliz?, aquí sentado en lo alto de una montaña viendo el mar y el camino del sol en el cielo…

  • Eso es, humano, no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita…, pasáis vuestra mísera vida coleccionando posesiones y apegos, cuando partiréis tan desnudos como llegasteis, nada quedará de vosotros, yo borraré hasta la última de vuestras miserias humanas…

  • Si quedará algo, Maese…, recuerda que me dijiste que somos polvo de estrellas…, pues cuando desaparezcamos, sé que nuestra esencia humana quedará…, flotando en algún lugar en el infinito del  polvo de las estrellas…

Jose ya ha bajado del Puntal de la Caldera, ha tardado bastante poco, he de confesar que me da cierta envidia y algo de mí se resiste en esta tarde contemplativa, pero sólo por breves momentos. Me dedico a hacer las fotos que no pude  el día anterior, busco ángulos y caras del Mulhacén que congelado se deja retratar, cuando vemos en lo alto dos figuras humanas que nos saludan, seguro que son nuestros amigos de Cuenca…, parece que han decidido bajar hasta nosotros…, se unirán a nuestra pequeña fiesta contemplativa…, en el retiro de los Dioses.

 Han llegado y nos juntamos los cinco en el refugio, cuando subieron por la loma hasta el Mulhacén se asomaron a la Caldera y nos vieron  y cuando se percataron que seguíamos quietos en el refugio, decidieron bajar pegaditos a la cresta donde no hay tanto hielo, por donde subió un rato antes David, el guarda del Refugio que ya debe estar de vuelta…

Antonio y Dani  se unen a la fiesta, sacan sus bocatas en la residencia con vistas al mar y nos quedamos los cinco conversando tranquilamente, no sé cuánto tiempo…, ni importa.

El sol va cayendo, debemos volver o se nos hará de noche, bajaremos por la derecha buscando las zonas de hielo.

Poco a poco nos vamos hundiendo en el valle y en la nieve mientras el mar mediterráneo nos mira asombrado de distancias y reflejos…

El valle se estrecha, vamos evitando el arroyo que corre bajo la nieve y nos amenaza de mojarnos.

 

Hemos llegado al refugio, parece que hoy habrá más montañeros y para el fin de semana se espera lleno absoluto, David el guarda nos cuenta su aventura por el Mulhacén, ha tenido alguna dificultad para volver con la prisa de volver a abrir el refugio…

Pero nos prepara una suculenta cena donde celebramos los cinco el final de un día tan aprovechado…, mañana bajaremos juntos de vuelta a la civilización, han sido tres días inolvidables, gracias amigos por este tiempo tan hermoso…

 

 

Fotos de la ruta del Facebook.

Un día paseando sobre las nieves de Sierra Nevada…

Publié par PisandoCumbres sur jeudi 15 février 2018

 

 

Track de la ruta en wikiloc.

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