El sueño de Mirfak, la náyade de Aigüestortes(1ª parte).
“¿Y dónde vas hoy tan triste y huraño, montañero en la montaña…?
Déjame, Maese Viento, hoy no tengo palabras, hoy no quiero sueños que se vuelvan pesadillas…, hoy no quiero nada, me conoces muy bien y sabes dónde voy siempre aunque no tenga sueños…
Dímelo, dónde vas…quiero escucharte.
Mal rayo te parta, Maese…,¡déjame sólo!, … en mi soledad.
Dónde…, dímelo…, no te dejaré hasta que lo sueltes.
Y si mis ojos caen
oscurecidos de sombras,
tapados por las grises brumas…,
…no importa.
Y si mis brazos desfallecen,
cargados de frías losas,
colmados de noches oscuras…,
…no importa.
Y si mi pecho cruje,
resquebrajado por las mil hieles,
de mi inmensa soledad…,
…no importa.
¡No importa!
Entonces te diré …,
una y otra vez,
que mis pasos…,
siempre irán,
uno a uno,
paso a paso,
sin vacilar…
¡ Adelante!
¡Siempre adelante…!
Y tanto te ha costado decirlo, humano…, pues repítelo una y otra vez…, cuéntatelo hoy a ti mismo.”
“Bueno, humano, seguiste adelante…, por lo que veo.
Maese Viento, siempre estás ahí, amigo mío, gracias por lo de antes…
Pues ahora que ya me puedes escuchar, te contaré la historia de la Náyade de Aigüestortes.
«Naya» qué…, siempre me estás sorprendiendo.
Las Náyades son sirenas de agua dulce, son hadas protectoras de los lagos y riberas, y la historia de ella, te viene muy bien para el día de hoy, humano…
Pues, soy todo oídos…, de los que escuchan…
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El sueño de Mirfak, la náyade de Aigüestortes.
Hace mucho tiempo, vivía entre los lagos y arroyos de Aigüestortes , la más bella de las náyades que jamás poblaran los Pirineos,…Mirfak.
No había hada de mayor gracia ni que cuidara con más cariño y sutileza de la ribera del lago, así como cada ser vivo que respiraba cerca de ella.
Era feliz, llenaba con su amor y su calor cada rincón, y su risa era tan contagiosa, que hasta las hojas de los árboles temblaban jubilosas y trémulas cuando ella reía, y su sonrisa hacía que el rumor del agua cayera cristalina, y el sol brillaba jovial y cálido siempre en lo alto cuando ella le miraba…
Pero un buen día, su luz cálida y protectora comenzó a declinar lentamente, pues tenía un sueño secreto que empezaba a tornarse en anhelo, y ese deseo le llevaba a estar días y días sumida en la melancolía. Ella soñaba secretamente con tocar con sus dedos una estrella fugaz, cálido y efímero sueño que noche tras noche trataba de alcanzar sin conseguirlo, y su sonrisa se fue apagando, y su mirada se cubrió de nieblas, y toda su esencia se fue diluyendo y con ella, las plantas perdían día a día su color, y los animales del río temblaban temerosos de pesadillas…
Luna que todo lo ve, Madre de todos los seres mágicos, se dirigió a ella con paciencia y cariño, aunque ya era conocedora de lo que le sucedía.
Qué te ocurre dulce náyade, bella ninfa de risa cristalina…, tus ojos no brillan como el lucero en la noche oscura, tus labios no alojan la sonrisa que abraza las orillas del manso regato, cuéntame, hija mía.
Oh, Madre luna, quiero una estrella, dulce, cálida, y hermosa, quiero tocar una estrella fugaz con mis dedos, y sentir su esencia brillante que apaga la oscuridad…
Querida hija, no puede pasar, pues nada perdura, todo es efímero, todo muere y desaparece…, hasta las grandes estrellas apagan su luz, y una estrella fugaz, no podrías tenerla ni un solo segundo, por eso es fugaz, y ni yo con mi magia puedo hacerlo…
Madre, mis sueños pasan delante de mis ojos cada noche, sin alcanzarlos, mis anhelos se me escapan cada instante, sin alcanzarlos, qué puedo esperar, qué puedo ser, si nada tengo de lo que deseo…
Hija mía, tienes muchas cosas, pero si sólo ves lo que te falta…, nunca podrás ser feliz…
Pero yo madre, quiero ser feliz…
Pues la felicidad no está en las cosas, está dentro de ti., no busques fuera, pues está dentro. Y no permitas nunca que tus sueños te hagan daño,…hija mía, disfruta de las estrellas en el cielo, qué es dónde tienen que estar.
Pero Mirfak no escuchó a madre Luna y seguía emponzoñada de tristeza oscura, y sus lágrimas comenzaron a brotar de sus tristes ojos, y el agua se volvía cada vez más turbia en los Estanys y ríos de Aigüestortes, pues el agua cristalina surge de la felicidad de las Náyades.
Gran problema era para la supervivencia de los animales del lago la turbidez del agua y convocaron una reunión…
Me cuesta respirar día a día, necesito agua cristalina…, se quejaba la trucha.
Yo veo poco y si además está el agua oscura, ¡Qué va ser de mí!…se quejaba la salamandra.
Todos los ojos se volvieron al Tritón Cano, el más viejo y sabio del lugar…, que accedió a hablar con Mirfak y a contarle un secreto que sólo él sabía…
Bella Mirfak, quiero contaros algo que os puede interesar.
Decidme tritón, o callad si no es importante, contestó Mirfak con su mirada perdida.
Sé dónde están vuestras estrellas fugaces…
Mirfak se revolvió con brillo en sus ojos ; Cuéntame, viejo amigo, soy el hada de la escucha…
Mirfak, en mis largos años he viajado mucho y sé dónde van tus estrellas fugaces del cielo…
¡Dónde!, ¿Dónde?. Dímelo por favor.
Las estrellas van al sur, y muchas caen dentro del mar, las vi hace muchos años en poder de la sirena Leucosia…
Leucosia…, no había oído hablar de ella. ¿Estás seguro de ello?, Tritón Cano…, Madre Luna no me lo mencionó…
Las he visto con mis propios ojos, ellas las tiene…
Mirfak iría al fondo del mar, a dónde fuera, aunque lo perdiera todo en el intento, no iba a renunciar a su anhelo, no iba a renunciar a su sueño…
Dejó los plácidos lagos que eran su hogar y se dejó caer por el riachuelo, que pasó a río y luego al gran río que llevaba al mar, la dificultad era enorme pues las cascadas que tenían fondo rocoso le impedían saltar y tenía que salir del agua para rodearlas.
Seguía decidida en su empeño, el río cada vez era más grande y la corriente más lenta, de repente, se cruzó con un búho que huía volando corriente arriba…
Qué os pasa, señor búho, para estar tan nervioso y agitado, no es propio de un animal tan comedido…
¡No sigáis dulce náyade!, daros la vuelta, en la desembocadura del río habita un gran mal…
Tengo que hacerlo…, es mi destino.
Allí habita la Bruja Negra del cieno y del lodo, y si os atrapa os dejará allí para siempre en su colección de seres afligidos…
Pero tengo que seguir…
Daros la vuelta, por favor, pues se alimenta de la tristeza de los seres vivos, y las náyades sois seres de alegría y luz, que si se vuelve en tristeza, sería enorme, muy grande…Un gran trofeo para la Bruja Negra del cieno.
¿Y puedo ir por otro sitio?, señor búho, debo llegar al mar.
No es posible, la Bruja del cieno, lo domina todo, y hasta ahora no conozco ser vivo que haya escapado de su poder…
No había más opción, que la intención de seguir, así que se fue adentrando en el delta del Gran Río, que ahora se llama Ebro.
El agua se volvía cada vez más oscura y lenta en su discurrir, los árboles muertos dominaban la orilla, los cuervos sobrevolaban siniestros las alturas, Mirfak se acurrucó junto a la orilla y esperó a que oscureciera.
Cuando la noche era completa, muy lentamente comenzó a nadar, el corazón le corría deprisa, el aire maloliente apenas le entraba en sus pulmones, se sumergió, pero el cieno no le dejaba ver y decidió nadar con los ojos asomando sobre la superficie del agua.
De repente, escuchó una sonora carcajada;
¿Y pretendes burlarme de noche?, dulce e insensata niña, ¿cómo osas venir a mis dominios?, tu pelo dorado se ve hasta con los ojos cerrados…,¡ja,ja,ja,ja! Y de noche es cuando veo mejor…,¡Ja,ja,ja,ja!
La Bruja Negra del cieno, era una mujer oscura, con su vestido de lodo negro y una gran flor negra con aroma de tristeza, todo su ser emanaba melancolía y desconsuelo. Había surgido del cieno ante Mirfak, que estaba paralizada de terror. Hizo un gesto con su mano y surgieron raíces en el cieno que la encerraron en una jaula, pequeña y maloliente, que destilaba pesadumbre a quien estuviera en ella…
Pero tienes una oportunidad de escapar…, lo dicen las leyes de la brujería, tienes toda la noche para darme la respuesta a este enigma, al amanecer vendré, y si no aciertas, tú y tu tristeza serán mías para siempre…¡Ja,ja,ja,ja,ja!
Escucha bien porque sólo lo diré una vez:
“¿Qué es lo que aún no ha sido,
que debe de ser,
pero cuando lo sea,
ya no lo será…?
Tienes esta noche, para pensar la respuesta, con los primeros rayos del sol vendré, y si fallas, te quedarás para siempre en tu jaula,¡Ja,ja,ja,ja!
Pobre Mirfak, pobre Náyade, encerrada en su jaula de pesadumbre y desesperación…, esperando con terror el amanecer…, con un destino casi cerrado de dolor y tristeza,…para siempre. «