Maese Viento, alivia mi soledad sigue contándome la historia de Culibillas…
Tú nunca estás sólo humano, bien lo sabes.
Es verdad, Maese. Siempre te tengo a ti, pero la rodilla me está matando…, ¿ y qué pasó con Balaitus?, se mosquearía bastante, tiene pinta de tener malas pulgas…., …venga Maese, no seas rácano, cuéntame…
Calla, necio humano, pues hablar y escuchar no es posible…
4.La elegida.
Y los humanos siempre os empeñáis en poseerlo todo, creéis que el mundo es vuestro, y lo podéis usar a vuestro antojo, pero no siempre fue así, antes de vuestra Era había tres Fadas, hijas de Madre Luna ,que cuidaban de la humanidad, la libraban de la codicia y de los sentimientos negativos, pero un día un genio maligno, el que nunca conoció el amor, …Olivier, las envenenó con las bayas del árbol de la vida, y ellas tras llenarse de amor humano, renunciaron a su inmortalidad para perecer convirtiéndose en las Tres Sorores que se alzan petrificadas en lo más alto de vuestras montañas. Y desde entonces el odio, la violencia y la codicia dominan vuestro mundo humano…
A la semana volvió Balaitous y encontró la aldea desierta, montó en cólera…, mandó exploradores a buscar el rastro de la comunidad de Anayet y se volvió a su Torre, pues vivía en la torre junto a la montaña más alta de la región.
A la siguiente semana estando sentado en su trono llegaron los exploradores de la guardia negra.
Qué tenéis que contarme…
El capitán avanzó tres pasos e hizo una reverencia;
Señor, están refugiados en lo alto de una gran montaña roja, guarecidos con una empalizada y rodeados de precipicios.
Así que por fin sabemos dónde se encuentran esas sabandijas…, tendremos que aplastarlas… Dijo Balaitous sin levantar la voz.
Allí nuestra caballería no serviría para nada, señor.
Lo sé, dejadme solo. Retiraros.
Los soldados desaparecieron tras la puerta y entonces Balaitous hizo una señal con la mano derecha. Entre las sombras apareció una figura de mujer humana, cubierta de una túnica gris. Era Sisbi, su esposa favorita, era conocida por su crueldad y por aconsejar a Balaitous en sus fechorías.
Qué debo hacer, puede ser muy costoso en hombres asaltar esa montaña…
Señor…, debéis actuar rápido ella todavía no sabe nada. Debisteis arrasar la aldea cuando estaba allí. En mis sueños la he visto, y sé que ella es la Elegida de la Luna, tendréis que matarla lo antes posible, si no ella acabará con vos…
¿Ella?, pero si es una muchacha inofensiva, que puede hacerme a mí esa pequeña criatura…
No desdeñéis el poder de Madre Luna, hacedlo antes de que sea demasiado tarde…
Y en dos pasos volvió a desaparecer en la oscuridad de la que había surgido, dejando a Balaitous pensativo en su trono.
El ejército de Balaitous estaba en la llanura junto a los Ibones, miraba la montaña que protegía a Anayet, eran solo un puñado de campesinos los que estaban defendiendo la aldea, se acercó junto a la empalizada y gritó…
Anayet, entrégame a tu hija y te prometo que me marcharé y además os pagaré en oro su peso y os perdonaré los tributos de este año.
Un murmullo se entendió en la empalizada, la propuesta era muy generosa.
Balaitous, agradezco su generosidad, pero mi hija no está en venta. No deseo la guerra, si os retiráis os pagaremos el doble de tributos este año, la tierra arrasada no produce, y no conviene ni a vos ni a nadie.
No me hagáis perder el tiempo, siempre consigo lo que quiero, os dejo que lo consultéis con el consejo de vuestra comunidad.
Bien, eso haré y os daré respuesta.
Una vez reunidos el consejo, todos hablaban a la vez, hasta que Anayet hizo una señal con la mano y callaron.
Hermanos, habéis escuchado la propuesta de Balaitous, yo no entregaré mi hija…, salvo que decidáis lo contrario.
Si la entregamos Balaitous nos dejará en paz, y tendremos este año toda la cosecha para nosotros.
No os engañéis, nunca nos dejará en paz es un diablo, pero si no cedemos nos matará…
Ni hablar, Culibillas es nuestra curandera y nuestra protectora, no podemos entregarla.
Todos empezaron a hablar a la vez, hasta que del fondo de la estancia apareció una figura anciana que se desplazó hasta el centro de la estancia, todos callaron pues era Egiar, el hombre más viejo y sabio de la aldea. Egiar se tomó su tiempo para hablar;
Hermanos, ya sabéis que yo solo hablo cuando tengo algo que decir…, son muy tentadoras las propuestas de Balaitous, de las que tengo mis dudas. Quien nos asegura que después cumplirá su palabra, les hemos desafiado y él siempre destruye a todo aquel que le contradice. En mis interminables años he visto a ese demonio arrasar cien aldeas por menos que lo que ha pasado, además Culibillas es un ser especial…
Nunca os ha contado Anayet lo que pasó cuando Culibillas nació, yo estaba allí, Culibillas está ungida por Madre Luna, yo lo vi. Un unicornio se acercó a ella y lamió su cuerpo…, ella es la Elegida, ella volverá a traer los tiempos de paz y prosperidad. Dice la Leyenda que sólo el Amor puro de una mujer puede acabar con la oscuridad y la violencia. Ella es la Elegida…
Se hizo un gran silencio, luego se levantó uno con el puño en alto; ¡Yo estoy con Egiar!, ¡Y yo! ¡ Y yo! todos se levantaron y abrazaron al anciano. ¡Si hace falta moriremos por ella, que un nuevo tiempo se abra para nuestros hijos con nuestra sangre…!
Balaitous dio la orden de ataque y se quedó junto al Ibón con su guardia negra, el ejército se aproximó a la ladera a pie, pues la verticalidad de la ladera le impedía hacerlo a caballo.
Anayet observaba tranquilo desde lo alto de la empalizada, él no tenía soldados ni guerreros, eran simples campesinos, pero tenía un plan.
El grueso del ejército de Balaitous se encaramó a la ladera y empezó a avanzar sin que Anayet hiciera nada, un grito de victoria sacudía las gargantas de los soldados que estaban ya a media ladera.
De repente Anayet hizo una señal con la mano, y cortaron una soga que sostenía una gran roca que rodó ladera abajo, pero en vez de ir hacia los soldados se precipitó contra la pared de la montaña, los soldados se quedaron mirando en silencio para luego romper en una sonora carcajada, ante lo absurdo de la situación.
Empezó a temblar el suelo, y gran parte de la montaña en su ladera izquierda comenzó a crujir, surgieron grietas y se desplomó la pared mientras los aterrados soldados corrían ladera abajo.
Parte del ejército pereció sepultado bajo una gran nube de polvo, ante los ojos atónitos de Balaitous…
Entonces, Maese, ese es el motivo de las rocas redondas que me encontré en la subida del Anayet, nunca pensé que se hubiera venido abajo parte de la montaña…
Así es humano, todo esconde una razón, no hay nada que sea por nada.
Y me seguirás contando mañana la historia de Culibillas, Maese Viento, que luego viene el invierno y no me cuentas nada salvo críticas…
Así haré, humano, y no tientes tu suerte, o puede que mañana tengas lo que no quieres…
No, Maese, no te me pongas bravo…,que estoy ya impaciente de que sea mañana…