14. El gran ataque.
El ejército de Balaitous se componía de los Seres Oscuros más poderosos, Balaitous los reunió en el patio de armas de su castillo y en la madrugada de una noche negra sin luna, dio la orden de salir a toda prisa para atacar la fortaleza humana, quería entrar por la puerta principal de la fortaleza aprovechando la oscuridad y la sorpresa, pues los humanos no tenían la forma de dañar a los Seres Oscuros protegidos con sus armaduras de acero.
Balaitous con su sonrisa diabólica iba con su corcel de fuego dirigiendo la tropa, esta vez iban en perfecto orden, no podía perder más hermanos en la guerra, pues los seres oscuros no pueden tener descendencia, que es el precio de ser inmortales si no se les mata…
El ejército salió a toda prisa y cuando estuvieron a distancia de una flecha de la fortaleza humana, comenzaron a correr para embestir la puerta con un gran ariete.
Mientras tanto en la fortaleza atacada se había dado la voz de alarma y Anayet obligó a su hija a alejarse de las murallas mientras él iba allí con todos sus contingentes a defender la puerta atacada.
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¡Vamos, por nuestros hijos! por nuestra libertad…, no podemos dejarles entrar…
Desde arriba de la muralla arrojaban todo tipo de objetos, que complicaba su avance pero no les dañaban, pero esta vez se reservaban la plata para luchar a corta distancia, pues con la plata no podrían traspasar sus armaduras de acero…, Gofred había ordenado hacer dos puñales de plata para cada soldado.
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¡ADELANTE!, panda de malvados, escoria de los infiernos, derrumbad la puerta de una vez…, y nos comeremos sus entrañas. Gritaba Balaitous con la espada en alto.
Los soldados de la infantería humana se iban agolpando empujando tras la puerta para evitar que se abriera, pero las hachas y el gran ariete de los Seres oscuros iban destrozando la madera tratando de abrir una brecha.
Los golpes de las espadas de los humanos no les hacían daño, mientras los golpes de los demonios iban destrozando los cuerpos de los defensores que iban cayendo tras la puerta formando una masa de cuerpos que mantenía la puerta cerrada, por un resquicio de la puerta se introdujo un Ser Oscuro avanzando en la fortaleza, …ningún soldado podía pararle, iba matando a todo hombre que se interponía en su camino…
Y entre la confusión apareció un grupo de soldados comandados por Ginás para hacerle frente, primero se despojaron de sus propias armaduras y a cuerpo descubierto fueron a por el Demonio, que se reía al verlos a su alcance sin armadura, pero ese fue su error, sin armadura Ginás era más rápido y tras hacerle una zancadilla, el demonio se cayó boca abajo, Ginás se abalanzó sobre él y tras arrancarle la armadura a la altura de las lumbares, le empezó a lanzar estocadas con su puñal de plata, sus compañeros se lanzaron también encima del demonio y tras inmovilizarle entre cinco, le fueron arrancando la armadura y clavándole los puñales de plata…
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¡Hermanos, dejadles pasar de uno en uno, aquí dentro los mataremos…!, gritó Ginás.
Y de entre los cuerpos de los soldados humanos iban permitiendo salir poco a poco más demonios a los que iban neutralizando siguiendo la táctica de Ginás.
Pero entonces empezó a desmoronarse la puerta, y cada vez más demonios entraban en la fortaleza, hasta que la puerta se vino completamente abajo aplastando a los soldados que estaban tras ella, Culibillas observaba la terrible escena desde la segunda muralla, los Seres Oscuros al verla allí corrieron en su dirección, como les había ordenado Balaitous.
Pero el ejército humano se había replegado y ofrecían de nuevo sus cuerpos de escudo colocándose esta vez delante de la segunda puerta, los bravos soldados iban cayendo uno tras otro bajo los golpes de los demonios. Y sus cadáveres se iban amontonando formando una montaña por la que los Seres Oscuros empezaban a trepar buscando alcanzar a Culibillas, …parecía que todo estaba perdido para los humanos.
Pero entonces, Culibillas buscó en su intuición en ese momento tan deseperado…, cerró los ojos, miró dentro de sí misma y empezó a creer…, frunció el ceño y levantó su espada sobre su cabeza que comenzó a brillar…, tensó todo su cuerpo y apretando el mango de la espada una luz fulgurante como la del sol salió de su espada y le empezó a llenar su cuerpo, su cuerpo resplandecía y entonces el rayo de luz explotó en todas direcciones, tirando de espaldas a los seres oscuros, que cayeron cegados y aterrorizados…
Un grito de júbilo se escuchó en las gargantas de los soldados humanos…, aprovechando la confusión se abalanzaron sobre los indefensos seres oscuros más cercanos para matarlos, mientras los demás Seres Oscuros les daban la espalda a la luz cegadora y salían huyendo aterrorizados…
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¡No os deis la vuelta!, ¡bastardos!, si ya es nuestra…, ¡no os volváis!. Gritaba Balaitous enfurecido desde su corcel.