15.       El intermedio.

Culibillas se había quedado postrada en cama casi sin vida, apenas comía por mucho que le insistía su padre, su rostro estaba pálido y sus ojos hundidos,… no paraba de llorar, no podía soportar tanta muerte y destrucción, pues nunca había entendido la violencia y lo que acababa de vivir era una pesada carga para su corazón puro…

Anayet y Gofred estaban muy preocupados por ella y por más cosas…

  • Ha sido un golpe muy duro, la mitad de nuestros soldados han muerto y de la otra mitad hay muchos heridos,¿…mandasteis a buscar más hombres por la comarca…?, le dijo Anayet a Gofred con el semblante endurecido por la preocupación.

  • Señor, mandamos emisarios a todas las comunidades, seguro que vendrán pronto muchos hombres a luchar, el odio a Balaitous está extendido por todos los rincones de las montañas,…como bien sabéis  tiranizó y oprimió a su pueblo…, se ha corrido la voz de que Culibillas es la Elegida, vendrán por miles a luchar por ella, a morir por ella…,pero los nuevos no serán soldados y habrá que entrenarlos  para enfrentarlos a los Seres oscuros…, no es tarea fácil…

  • Tenemos que adiestrarlos, y buscar nuevas tácticas para luchar contra esos demonios, ellos tienen gran ventaja frente a nosotros con su armaduras, habla con Ginás y encárgale a él de ese cometido.

Mientras tanto en la fortaleza de Balaitous la situación tampoco era muy favorable, Balaitous estaba sentado en el trono con su ceño fruncido,  pensando cómo conseguir que sus hermanos lucharan, pues le tenían pánico a Culibillas después de lo que había ocurrido en la batalla  y terror a la muerte, temía con razón que desertaran de su ejército y salieran huyendo, pues eran seres viles y cobardes…

De repente, de entre las sombras apareció Sisbi…

  • Señor, yo sé cómo traeros a Culibillas ante vos, para que podáis exterminarla de una vez.

Balaitous se revolvió inquieto y se giró sobre Sisbi.

  • ¡Hablad de una vez…!, os compensaré con todo lo que me pidáis si lo hacéis…

  • Señor…, iré hasta su fortaleza , y le hablaré del laberinto por el que se accede hasta aquí,… conseguiré que entre en él.

  • Ja,ja,ja…,¡… el laberinto de los Abismos…!, donde habitan mis hermanos más poderosos…,¿Y cómo haréis para que acceda a entrar  en él …?

  • No os preocupéis, mi señor, ella no podrá negarse, del laberinto no saldrá con vida, estarán vuestros hermanos custodiándolo  y si lograra pasar llegaría hasta esta sala, donde os encontráis vos…, y aquí sin protección  podréis acabar con ella fácilmente, aunque lleve la espada no sabe usarla, y con luz blanca a vos no os puede hacer daño…

  • Pues hacedlo ya…, Sisbi, y os recompensaré como nunca habréis podido imaginar…

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  • Señor Anayet…, la guardia ha traído una mujer que quiere hablar con Madre Culibillas, dice que sabe cómo acabar con Balaitous, y que sólo se lo contará a ella…, dijo el capitán de la guardia entrando en el salón  capitular…

  • Hacedla pasar, por favor. A ver que nos cuenta…

Las puertas del salón se abrieron de par en par y entró una mujer con una túnica que rápidamente se lanzó a los pies de Anayet y comenzó a llorar.

  • Señor, por favor, ayudadme, me llamo Orosia, mis hermanas y yo estamos presas del monstruo de Balaitous, he conseguido escapar de él…

  • Orosia, levantaos por favor, contestó Anayet. No os postréis ante mí, no soy Balaitous, tranquilizaos y contadme…

  • Señor Anayet, así he escuchado que os llaman, sé del poder de Culibillas y tengo que liberar a mis hermanas de la esclavitud…, es un infierno lo que pasamos en la cautividad, yo sólo quiero que ellas puedan vivir libres, yo puedo llevarla a ella hasta él para destruirle de una vez…

  • Y cómo puedo saber que no es una trampa de Balaitous y le  llevarás a ella a  una muerte segura…

  • Por favor, señor, creedme, dejadme que hable con ella, por favor, mis hermanas morirán si no las rescatamos. Decía la mujer mientras lloraba con las manos en la cara.

  • ¡No!, Culibillas no hablará con vos, no sois de mi confianza…

  • Por favor, por favor…, dejadme hablar con ella…

  • No lo haréis…,¡ guardias , ¡lleváosla de aquí!,¡ no quiero ver más a esta mujer…!

  • ¡PADRE, NO!, Anayet se volvió sorprendido y se encontró a Culibillas en pie tras él, sonreía a la mujer y su tez había recuperado su color…, – Padre, por favor…, dejad que se me acerque, quiero escuchar lo que me tiene que contar.-

  • Pero si es una trampa, hija mía, no la escuchéis…

  • Confiad en mí, padre, por favor, hacedme caso una vez más…

  • Hacedle caso a ella, señor. Respondió la mujer con la cabeza baja ocultando una sonrisa maléfica…