Y cada amanecer
bajo a la playa
y comienzo a andar
sobre las frías arenas…,
mirando las gaviotas
que vuelan tan alto,
hasta que mis pasos
zozobran por el cansancio,
y entonces me siento
bien cerca de la orilla.
Olas de mar,
que rozan mis pies,
rumores que rizan
las arenas esparciéndose
con fresca ternura;
sus ojos garzos.
Brisa de mar,
sueño inocente
que enreda
mis cabellos,
entre sus brazos;
sus dedos níveos.
Espuma de mar,
almíbar salado
que corretea
para perderse
entre el dorado;
su sonrisa alba.
Murmullos de mar,
suaves melodías
que cosquillean
levemente el alma
de mis oídos;
su voz cadenciosa.
Agua de mar,
que llena mis venas,
lágrimas de pez
extraviado
en la oscuridad;
su aliento perdido.
Fran Morales Fuentes
Fran, tocayo, un saludo y un gran abrazo.
Muy bonita esta serie de poemas que nos has regalado.
Espero que el confinamiento no haya mermado demasiado tus facultades y que ya puedas hacer alguna actividad al aire libre. Nosotros ya hemos ido a caminar 2 veces a la montaña, y hemos hecho deporte en casa todos los días, pero psicológicamente ha sido muy difícil de soportar la cárcel.
Espero que nos veamos pronto.
Fran Pascual
Holaaaaa, Tocayo. Encantado de volver a saber de ti…, todavía no he pisado la montaña y se me está haciendo larguísimo. He aprovechado este tiempo de soledad para arreglar cuentas pendientes conmigo mismo y tratar de curar el alma, las heridas del pasado tienen que cerrar para avanzar al futuro, así que sanando estoy…, y deseando alcanzar nuevas cumbres y cimas a ver si en una de ellas nos encontramos…, un abrazo amigo.