Un huerto seco
en medio del patio,
la luna rota
se escondía triste.
Ella dijo no.
Lágrima de abeto
no la mía,
deshecho el roble
no mi pecho.
Ella dijo no.
Y la sombra
de un pez
se ahogaba
en la laguna.
Ella dijo no.
Y la rosa roja
agria en espera,
por tantos años
ya era transparente.
Ella dijo no.
Sueños rotos
quebrados en mi cabeza,
tierra seca
se pega en mis pies.
Ella dijo no.
Era noche
era día
estaba lloviendo, (era invierno)
estaba estrellado. (era verano)
Ella dijo no.
Pasos desheredados
siempre sin destino,
zapatos gastados
collar de espino.
Ella dijo no.
Selva mugrienta
deriva enmarañada,
entre fuertes alaridos
dentro y en mis oídos.
Ella dijo no.
Ella dijo no.
Ella dijo no…
Una silueta blanca
pasaba rozando,
y una cabeza sin cuerpo
gritaba estás loco.
Ella dijo no.
Cien mil escaleras
se enredaban en pies
estaba subiendo
estaba bajando.
Ella dijo no.
Una sola palabra
dañaba mis sienes
una sola silaba
resquebrajaba mi garganta.
Ella dijo no.
Ella dijo no.
Ella dijo no.
No, no, no,
no , no, no…, y no.
Llegando a casa
no había prado
no había jardín
no había huerto.
¿Y dónde enterrar
un corazón muerto?
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