En Eslovenia. 1. Llegando hasta el refugio de Vodnikod.
Y cómo empezar un relato de un viaje de diez días, en los que César y yo cruzamos los Alpes Eslovenos surcando sus solitarios caminos, muy bien cuidados pero abandonados de la presencia humana en casi toda su extensión, mientras los recorríamos acompañados por el canto continuo de los pájaros en melodía primaveral y el sonido suave de Maese Viento que nunca te deja en soledad… Y lo mejor de viajar con un ferroviario amante de los trenes es que se te abre un mundo nuevo a tus ojos, el mundo del transporte en ferrocarril tan denostado y olvidado en nuestro país y más aún en la Extremadura que me … Continuar