El Veleta en año nuevo del 2025. En la liga de las personas extraordinarias.

publicado en: Rutas, Sierra Nevada | 2

Y se acaba el año 2024. Un año más, no, ninguno es igual, todos son diferentes y es parte de tu trabajo el hacer que cada año sea diferente para que tu vida haya merecido la pena…

Y en ese trabajo estoy, que cada segundo,  cada minuto, cada hora, día, semana, mes y año que se marcha para no volver jamás haya sido vivido como si fuera la última vez, como si todo se acabara en el siguiente minuto, todo momento vivirlo con la intensidad de la última vez, y encaminaría mis solitarios pasos hacia la montaña una vez más, mi templo sagrado de la religión de la naturaleza,  el amor y el presente…

Y había visto, pues juego con ventaja al ver mi futuro en algunas ocasiones, que tenía que acabar la última tarde del año en la Boca de la Pescá, una cima suspendida sobre las luces de la ciudad de Granada que  pasarían cosas extraordinarias.

Pero no sería solo allí donde ocurrirían cosas extraordinarias, también en el Veleta que subiría por año nuevo( al día siguiente), como cada año desde hace tres años, siendo este el cuarto, para pedir al dios de la montaña; salud, prosperidad y protección en mis días venideros, bueno, en realidad para empezar el año en alto, pisando cumbre.

Y el día 30 de diciembre volví a Granada por navidad, en casa de mi madre me alojé para vivir esos días que marcan tanto, para bien o para mal, el comienzo de un nuevo ciclo del calendario…

Y el 31 después de comer y una siesta corta hasta más allá de las cuatro de la tarde, me conduje con mi vehículo hasta el parquin del canal de la Espartera en el cortijo Sevilla, se acabaría el sol del año en lo alto de la Boca de la Pescá, donde hay una caseta de vigilancia para los incendios.

Tendría un la ruta hasta la cumbre poco menos de una hora, apenas 3 km de camino con un desnivel de 200 metros, un paseo…

Me pongo a subir por la vereda pequeña despreciando la pista que también lleva, me cuesta la cuesta, he tomado gluten y no sólo me he hinchado sino que importunado por el asma de esfuerzo me impide respirar, pero continuo a paso no muy ligero, paso por lo alto los pequeños riscos que me llevan hasta el camino de la pequeña montaña, los últimos tramos algo más empinados, pero apenas da tiempo a entrar en calor, veo a un padre con su hijo de unos 10 o 12 años que me sigue en la distancia, no  veré la puesta en soledad.

He llegado arriba, me voy a tener que abrigar, las cumbres de Sierra Nevadas están tapadas por las nubes que dejarán una fina capa de nieve, esta tarde, espero que no corte la carretera que mañana tomaré para subir hasta los peñones de San Francisco, a más de dos mil trescientos metros.

Como vi en mi meditación, está todo lleno de nubes pero queda un pequeño resquicio para que se vea el sol desaparecer sobre la malagueña sierra de Tejeda, los últimos rayos entre las nubes bañan Granada, iluminado la Alhambra que se intuye en la letanía.

Ha llegado el padre con su hijo han entrado en la caseta y ha tomado una copa y una botella de vino tinto, empezando a hacerle fotos con una cámara profesional a la copa contrastando con el atardecer que inunda de colores todo el horizonte.

  • ¿Quieres que te sostenga la copa o te haga la foto?

  • Vale, a ver si soy capaz de pillar bien la lágrima de la copa en el último atardecer.

Y así es como comencé a hablar con Marcos, tiene una empresa de vinos; Enoturismo en Granada y la promociona la ruta de los vinos con fotos desde las alturas, me enseña fotos del Mulhacén al atardecer y me cuenta que sus vinos se crían a la mayor altitud de toda Europa, y hoy ha venido a terminar el año fotografiando Granada con las lágrimas de su vino…

El espectáculo es impresionante, los colores rojizos se reparten por toda la llanura de las vegas de Granada, el sol hizo un orificio en las nubes para brindarnos el atardecer mientras a nuestras espaldas las negras nubes devoran las montañas de Sierra Nevada amenazando con mojarnos a nosotros también.

La luz del día va desapareciendo dando paso a la oscuridad, Marcos y su hijo se han puesto los frontales y se han ido, pero yo me quedo, intuyo que tengo algo bonito por experimentar…

El frío me sacude las manos que tengo empeñadas en hacer foto tras foto a las montañas ennegrecidas, y de repente sucede un pequeño milagro, comienza a nevar.

Ninguna previsión daba nieve a 1200 metros en los que estaba, pero la mía propia si lo había visto, y bajo una pequeña pero bonita nevada se fue la luz del último día del 2024…

 Día 1 de Enero de 2025.

El calendario ha muerto, el del año 2024 y me he levantado a las siete y media de la mañana para por cuarto año consecutivo empezar en la cumbre de un tres mil, el Veleta, no me supone un gran reto por ser conocido y cercano a la civilización, pero sigue siendo un reto que nada en la incertidumbre, incertidumbre, no tenía las cadenas del coche, las olvidé en Extremadura y daban nevadas en la última tarde del año, pero no eran de importancia.

Sin ninguna novedad llegué hasta donde estaba cortada la carretera cerca del albergue de los Peñones de San Francisco, aparco en el parquin de la cuneta junto a un coche del que bajaron dos parejas de mediana edad pero no me devolvieron el saludo, no lo escucharían.

Hace cinco grados bajo cero y son poco más de las nueve y cuarto, hoy será mi día de ayuno y reflexión para empezar el año, de repente aparca otro coche junto al mío y se baja un hombre de unos cuarenta años.

  • Hola, buenos días. Vas para arriba.

  • Sí, para el Veleta, vengo todos los uno de Enero, le contesté mientras me colocaba las botas de montaña.

  • Pues yo también quiero aprovechar el día, he tenido que venir a dejar a mi mujer en la estación pues hoy es su primer día de trabajo, y ya que estoy aquí voy a hacer un poco de deporte.

  • Pero vas a subir al Veleta,¿ En bicicleta?. Le miré sorprendido mientras sacaba su bicicleta del coche.

  • A ver hasta dónde puedo llegar, desde niño monto en bicicleta y tengo un taller en la Chana( barrio de Granada) de reparación y para colocar motores eléctricos, he competido en descenso en bicicleta, me gusta mucho.

  • Pues yo hace 35 años que no monto, tras un accidente que pudo ser fatal, no he vuelto a montar. Le respondí.

Y mientras se preparaba yo ya había terminado, apenas tenía dos mangas de ropa no térmica y me estaba dando frío y no quería empezar con el abrigo de plumas, pues era cuesta arriba y sudaría en breve.

  • Bueno, pues nos veremos en la subida. Que la carretera va dando curvas muy largas y el camino va recto, así que nos cruzaremos muchas veces.

  • Vale, pues nos vemos en seguida. Le contesté mientras apretaba el paso, los cinco bajo cero de aliviaban si caminaba deprisa.

He seguido la carretera que lleva hasta el albergue, apenas habrá un Km, ya estoy al sol y se agradece bastante, he llegado al parquin de la Hoya de la Mora, sólo hay  cuatro coches y dos furgonetas, llegarían ayer antes de que pusieran el cartel de prohibido el paso salvo vehículos autorizados.

Comienzo a subir por la vereda que lleva al Veleta, comienza la cuesta, son las diez de la mañana y a cien metros veo a un montañero que baja con unos crampones en la mano, lo que es indicativo que viene de la cumbre pues la nieve está mucho más arriba.

  • Buenos días, ya vamos para abajo. ¡Qué temprano!

  • Buenos días, si, vi el amanecer desde el Veleta.

  • ¿El amanecer desde el Veleta?, qué bárbaro, y yo que pensaba que estaba haciendo algo al subir hoy por la mañana.

  • Hace ya siete años que lo vengo haciendo, vengo por la tarde en mi furgoneta y duermo en ella y a las cinco y media comienzo a subir a la cumbre.

  • Pues has tenido que pasar frío, al amanecer es cuando bajan más las temperaturas.

  • Y que lo digas, este año también creí que se me congelaban las manos, me tuve que quitar los guantes para hacer las fotos con el móvil, todos los años fotografío el primer amanecer del año y curiosamente es un minuto más tarde cada año.

  • Pues yo con mi móvil con gestos hago fotos sin quitarme el guante ¿un minuto más tarde cada año?. Es increíble.

  • Sí, no sé el motivo, pero es así. En algún momento tiene que empezar a corregirse, pero de momento en siete años cada vez un minuto más tarde.

  • Pues habrá que investigar, cómo te llamas…

  • Me dicen “Charchis” de Francis. La verdad que es un lujo de montañas las que tenemos en Granada.

  • Bueno, Charchis, yo me llamo Fran y tengo que seguir subiendo que me estoy quedando frío. Ha sido un placer.

Y sigo caminando absorto en mis pensamientos, todos los años ver el amanecer en solitario en el Veleta, me parece una pasada, Charchis es una persona Extraordinaria, me arrepiento de no haberle pedido su número de teléfono, algún año lo mismo me apuntaba con él y  ve una persona de gran corazón.

Y en un poco de cuesta más arriba está la Virgen de las nieves, allí me encuentro a mi amigo el ciclista con una familia que estaba allí previamente, se están haciendo fotos y me ofrecen el hacerme una pero no quiero parar, no he entrado todavía en calor, voy con dos mangas muy finas.

Voy avanzando a mi ritmo que no es muy rápido, veo llegar por detrás a una pareja joven en zapatillas de deporte y les dejo pasar, más arriba será todo hielo, no me parece muy adecuado ir a la montaña sin unas buenas botas, pero cada cual hace lo que cree conveniente.

Unas cuantas curvas más arriba me cruzo con el ciclista, mi amigo del aparcamiento y que se paró y comenzamos a hablar de nuevo.

  • Oye, a todo esto cómo te llamas.

  • Yo, Fran y tú.

  • Yo Manuel, me dicen Manu.

  • ¿Y las ruedas son especiales para subir?

  • No, son normales, cuando llegue al hielo las desinflo un poco.

  • Y qué tal vas…

  • Pues bien por el momento, hasta aquí poca nieve hay.

Y seguimos cada uno por nuestro camino, pero más tarde nos volveremos a encontrar, me han pasado dos parejas de jóvenes sin equipar, se paran en una bifurcación, están dudando, yo voy por arriba del valle, el camino oficial va a media ladera y los jóvenes en zapatillas están ahora mismo en él pasando a gatas por el hielo,  no me pondré los crampones todavía, por arriba no hay hielo y es llano, las dos parejas jóvenes se han tirado tras de mí, aunque no creo que lleguen muy  lejos, están dudando pues también van en zapatillas y  no llevan equipo ni ropa adecuada.

De nuevo me cruzo con Manu y seguimos un tramo corto por carretera, aquí empieza el hielo, ha desinflado las ruedas y se va hacia arriba mientras yo me coloco los crampones, con los crampones voy directo por lo más empinado de la cuesta que es hielo puro, y se agarra de maravilla.

Paso una gran pendiente y ahora salgo a la carretera, veo a lo lejos a Manu, estas curvas eran más cortas y no le pude recortar demasiado, llegará antes que yo, pues esta zona es más llana y sencilla.

Sigo por la carretera dudando si seguirla o subir directamente por la cuesta ya que tengo “los pinchos” y puedo tirar por cualquier pendiente si saco el piolet, cuando de repente por la carretera veo a una montañera solitaria que baja con su casco, piolet y crampones, lo que me da gran alegría de ver alguien que no va en zapatillas.

  • Por fin alguien que va como dios manda, con casco, piolet y todo el equipo, enhorabuena. Le dije en un arranque de sinceridad.

  • Esa voz, es inconfundible, no me conoces, ¡No me conoces!

 Me dijo mientras se acercaba a mí rápidamente y se quitaba las gafas para mirarme a los ojos.

  • Pues,…déjame pensar, estás muy tapada, pues no.

  • ¡Soy Cris!. ¡Soy Cris Mamut!

  • Ay, sí. ¡Cris!. Qué alegría, amiga mía.

Y nos fundimos en un abrazo, curiosamente, nuestro primer abrazo. Cris Mamut es una montañera que conocí en Facebook hace 4 años, y estuvimos intentando quedar para ir a la montaña sin conseguirlo y ahora nos encontrábamos en ella sin esperarlo.

  • He venido con un curso de iniciación que está dando mi amigo Rafa, pero he subido tantas veces al Veleta que me he dado la vuelta, esta noche no he dormido bien, así que voy bajando despacio mientras viene el grupo, no creo que tarde mucho.

  • Pues es increíble que nos encontremos aquí, después de tanto tiempo intentando quedar, Cris.

Y nos quedamos hablando de nuestras montañas más de un cuarto de hora esperando su grupo, veo bajar un nutrido grupo de personas equipadas y usando el piolet y el crampón por la cuesta que me tocaría subir si no quisiera seguir por la carretera, veo las nubes que van subiendo y saliendo por el collado de la Carihüela, lo que me preocupa un poco.

Han llegado a nuestra altura y Cris me presenta a Rafa, su compañero habitual de aventuras montañeras, le recuerda cómo el año pasado en verano estuvimos hablando por teléfono cuando yo iba camino de la integral a Sierra Nevada en solitario y ellos dos salían de ella, me explicó la subida al Mulhacén por la cara Este, hacía más de 30 años que no la hacía y no me acordaba…

Me he alegrado muchísimo con este encuentro, las casualidades no existen, si las causalidades, me ha recordado este episodio a la Pica de Estats cuando me encontré a mi amiga Loli de Barcelona que llevaba casi cuatro años sin verla, el tiempo pasa muy deprisa y ocurren mucha cosas maravillosas, estoy convencido que algún día haremos alguna ruta Cris, Rafa y yo, es una mini promesa.

Me ha entrado prisa, conozco la montaña, se cubrirá la cumbre muy pronto, las nubes que vienen desde la costa se van calentando con el sol  y subirán por encima del Veleta tapándolo, así que a correr cuesta arriba.

Tiro recto por toda la cuesta y en poco veo la caseta del telesilla más alto, y sigo más y veo la caseta de la cumbre y junto a ella el geodésico donde me está esperando ¡Manu! con su bicicleta en el pivote, sin duda es una persona extraordinaria, hay mucho hielo en la cumbre y habrá subido tirando de la bicicleta.

  • ¡ Ey, Fran! Hicimos cumbre.

  • Siiiiii, ¡qué pasada!, tú con tu bicicleta, ¡me parece bestial, con todo el hielo que hay!

Y nos intercambiamos fotos en el geodésico de la cumbre con todas las cumbres detrás, todavía se ve bien , aunque las nubes amenazan con taparnos.

Nos despedimos, pues Manu bajará muy deprisa, hielo abajo, es su especialidad, me contó que de niño inventó un artilugio con chinchetas para las ruedas para ir en bicicleta por hielo, pero no le dio resultado, me parece increíble su soltura por la nieve y el hielo, mejor que yo con mis “pinchos”.

Me he quedado en la cumbre solo y se ha nublado, no se ve nada, quería hacer un vídeo de año nuevo, pero no me dio tiempo y me tocará esperar, según mis cálculos una hora tardará, hasta que el sol cambie de vertiente y empiecen a enfriarse las nubes al sur del Veleta, me abrigo bien pues la sensación térmica con el viento son quince bajo cero, me acerco a la caseta para quitarme algo de viento, son cerca de las dos de la tarde y  tengo margen hasta las tres y media para bajar con seguridad ya que anochece a las seis.

Sube un montañero solitario que se sitúa en el otro extremo de donde estoy.

Ahora llegan dos más, van con esquíes que apenas me saludan, no son montañeros, no todo el mundo es simpático, no podemos ser todos iguales, sería aburrido.

Se han ido los dos, pero el solitario sigue ahí, está esperando que se quiten las nubes como yo, lleva una mochila grande, con tienda, saco y de todo, me acerco.

  • Hello, How are you from?

  • I am from Eslovaquia.

  • Nice to meet you, where do you come?

  • From Mulhacen. I sleep tonigth in the top…

Y así era, ya nada podía sorprenderme, resulta que el joven era de Eslovaquia y me contó que salió en Abril de Eslovaquia andando,  no había usado ningún medio de locomoción en más de siete mil km salvo sus pies, ¡extraordinario!

Ha pasado por Chequia, Austria, Alemania, Liechtenstein, Suiza, Italia, Francia, Mónaco y ahora España, casi siempre por montañas, se ha subido las montañas más grandes de los Alpes en solitario y me enseña una foto del atardecer de ayer desde el Mulhacén, la verdad que me he quedado pasmado…

Me enseña fotos y fotos de paisajes increíbles de los Alpes, y algunos con la tienda  de campaña cubierta de nieve, ha estado en Austria a casi veinte bajo cero, y ahora estamos los dos esperando que se despeje para hacer fotos.

Me dice que tiene hotel en Prado Llano, que necesita ducharse y asearse, y tras ponerse su mochilón se va cuesta abajo por el hielo dando patinazos, no necesita crampones, es su medio natural, en dos horas estará abajo, al final no esperó que se abriera.

 

Hace mucho frío, pero mis ganas de ver cumbre hacen que no me importe, me acuerdo de Charchís que estuvo al amanecer, mi espera es al lado de la suya como si estuviera en la playa…

Veo aparecer otro montañero, este viene con dos piolets técnicos de escalada en hielo pero viene por el lado normal, el mismo que subí yo y los piolets no valen para nada, me da su cámara para que le grabe mientras llega.

Se llama Dani, es Sevillano y me cuenta que quería estrenar el material, las botas de montaña hace siete años que las tiene sin  habérselas puesto, pues en Sevilla no encuentra con quién subir, así que ha decidido hacerlo hoy y en esto empieza a despejarse, llevo más de una hora esperando pasando algo de frío.

 

Son las tres y media, hasta Dani se marchó, tendré que bajarme, me contó que lo de los minutos más tarde del amanecer  era por el fenómeno de Bradler, o algo así. Me sorprendió su respuesta.

Cuando estoy terminado la pendiente ante de la carretera me encuentro un hombre con tres mujeres extranjeras de Sudamérica, me dicen que van a la cumbre, y entre risas y bolas de nieve me preguntan qué cuánto falta para la cima.

Les respondo que si no paran demasiado media hora, son ya las cuatro de la tarde, él dice que llevan frontales y que tardarán una hora por lo menos en hacerla pues no paran de tirarse bolas de nieve.

Me he quedado preocupado, aunque llevan ropa de abrigo, no llevan crampones y cuando se haga de noche tendrán que pasar zonas de hielo, y las nubes bajarán tapando en niebla, lo que puede ser  peligroso si no eres persona habitual en la montaña, te puedes perder por el barranco de San Juan, y ellos, por supuesto,…no lo son, hay gente para todo.

Me he quitado toda la ropa de abrigo, las nubes se relamen en las cumbres levemente, suavemente, cubriendo de blancos los horizontes, restando de azul los cielos que se elevan a medida que voy bajando, y de repente Maese Viento;

  • Qué alegría sentirte de nuevo, Maese. Hacía mucho tiempo que no te escuchaba.

  • Tú lo has dicho humano, no me escuchabas. Y a qué se debe que este año me dirijas la palabra, es el cuarto subes al Veleta y en los anteriores no me hablaste.
    Y con qué pregunta me vas a importunar hoy, humano. Si no tienes dudas no te diriges a mí.

  • ¡Cómo me conoces, Maese!, pues Maese, bajando del Veleta me puse a meditar y  no entiendo la diferencia entre querer y amar, explícamelo tú que lo sabes todo.

  • Cómo que no lo entiendes, si lo sabes muy bien.

  • Bufff, dímelo tú. Maese. Que es principio de año y no estoy fino.

  • Humano, el querer es del Ego, es parte de la necesidad del personaje que has creado en tu vida por las carencias y limitaciones, y el querer busca cubrir las necesidades del Ego, el querer es muy fácil. Todo el mundo quiere.

  • Entonces qué es Amar, Maese. No encuentro su explicación  si el querer se explica por las necesidades del Ego, pero ¿y el amor?

  • El Amor no necesita explicación, humano. El Amor es desinteresado y mana de tu yo más profundo, tu Superyo, aquel que proviene del Todo, el Amor es divino y está en todas las cosas y personas del mundo material e inmaterial, es la energía más potente del Universo y está en todas partes.

  • Pero Maese, entonces porque las personas suelen tener tan poco Amor y tiene tantas “querencias”, nos pasamos la vida sufriendo por nuestro maldito Ego…

  • Humano, para llegar al Amor más profundo te tienes que desprender de tu Ego y buscar tu Superyo o Amor propio, no es tarea fácil, tenéis muchas limitaciones por los daños que sufrís en la vida y no os dejan avanzar hasta el Amor, que debería ser el objetivo de cualquier ser humano, pues todo se mide por el Amor, ya sea su presencia o su ausencia.

  • Maese, ¿y algún día llegará la humanidad a alcanzar el Amor supremo que mana de las religiones y de todas las filosofías?, nos estamos destrozando continuamente unos a otros, tenemos un nivel de consciencia muy baja, aunque cada vez somos más los que tratamos de elevarla.

  • El gran problema que tenéis, son los humanos que os gobiernan, ellos lo hacen desde el Ego más desmedido, que es lo que les lleva a llegar a las altas esferas de vuestras sociedades, la Soberbia y la Codicia es su motivación. Ya te conté y en tus escritos lo tienes la historia del Mundo, la guerra entre la luz y la oscuridad.

  •  Si, la de Culibillas que venció a Olivier, el señor de los seres oscuros, y sus descendientes son los que nos gobiernan actualmente. Ay, Maese. Qué a gusto y qué feliz estoy aquí arriba, por encima de todo y de todos, aquí solo suelen subir en un día como hoy personas Extraordinarias, llenas de Amor.

Nunca Maese me había hablado del Superyo, pero ahora lo entiendo un poco más, el Superyo nace del Silencio y de la meditación, cuando vaciamos nuestra mente de ruido, ese ruido que te impide alcanzar el Amor sublime…

Ya he terminado el tramo de carretera, se baja bastante rápido, ahora toca cuesta de hielo duro, lo voy a disfrutar con mis crampones, l en muy poco lo he pasado y me los he quitado, a partir de aquí apenas hay hielo.

Sigo caminado y veo delante una pareja  con mochilas grandes, se han bajado por la zona de la media ladera donde vi pasar a gatas a los excursionistas en zapatillas, yo iré por arriba, es más largo pero más seguro.

Cuando vuelvo al camino oficial veo que los he superado, se han tenido que parar bastante en el hielo, pues no llevaban crampones…

  • Yo tiré por arriba que era más fácil. Hay un paso de hielo que sin crampones es de cuidado.

  • Ya nos dimos cuenta, tuvimos que hacerlo muy despacio.

  • ¿De dónde venís?

  • Del Refugio de la Caldera, allí pasamos la noche, hacía mucho frío, aunque había unos polacos que parecía que no lo notaban, no paraban. Me contó la muchacha, que iba bien tapada, la niebla nos había tomado y hacía de nuevo frío.

Me cuentan que son de Sevilla, son un grupo de cinco personas y han pasado la noche vieja con unos gaditanos y unos polacos, estuvieron antes en el refugio de Pillas Vientos pero estaba lleno y se fueron a la Caldera, ellos dos van delante de las otras tres personas de su grupito y tendrán que esperarlas en el albergue de los Peñones a San Francisco al que en poco llegamos y separamos nuestros caminos, me despido de ellos, me vine solo a la montaña y me llevo infinidad de amistades y de personas extraordinarias que hacen cosas diferentes a las demás personas, el refugio de la Caldera está en medio de Sierra Nevada a tres mil metros, es de hormigón y no muy confortable, para no hablar del frío…

Me queda un km hasta el coche, son las cinco y media de la tarde, en 30 minutos anochecerá…

Acelero el paso, noto que hace frío, llego al coche, hay tres bajo cero, me quito las botas, pero no me paro a estirar, el frío me lo impide, pues las nubes y el viento dan sensación térmica muy baja.

Comienzo a descender con mi coche por la carretera a Granada, pero en poco tengo que parar, lo que tengo delante de mí, es algo Extraordinario, la puesta de sol del primer día del año sobre la cubre del Trevenque, comida de nieblas rosas y el disco del sol refulgente de naranjas lamiendo las nieblas mientras arriba sale el Veleta entre nubes pidiendo un momento de soledad antes de la oscuridad que se avecina, los rosas, algodonosos y temblorosos de frío se aprietan contra el bosque tomando de nieblas y de ensueños los últimos minutos del día que se resiste a ir, clamando tonos, rizando nubes, tocando silencios, que se desparraman por las letanías que ocultan la ciudad de Granada esperando el manto de la oscuridad…

Y así acaba el primer día del año 2025, donde he jugado en la liga de las personas Extraordinarias, muchas gracias a todo, ha sido un día inolvidable.

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FELIZ AÑO Y QUE EL AMOR LLEGUE Y SE QUEDE EN VUESTRAS VIDAS.

 

2 comentarios

  1. Trinidad Molina Laguia

    Precioso relato de un gran día en la montaña con muchas personas que tienen el mismo amor por la naturaleza. Uno de tus nuevos conocidos, es mi hijo Manu, el loco de la bici. Gracias por compartir tan linda experiencia.

    • Fran Pascual

      Holaaa, Trinidad. Tu hijo Manu es una persona extraordinaria, he tenido mucha suerte de conocerle y creo que será el principio de una bonita amistad. Muchas gracias por leerme. Feliz año, Trinidad.

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