El Aneto tras el Puente de Mahoma, cuando tu humildad  te lleva más allá de tus límites…

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«Y allí donde sale el sol

se halla  la cumbre,

y a lo lejos se divisa

por encima de las nieves.

 

Y  sabes que al final de camino

está el Puente de Mahoma,

que según cuenta la leyenda

está custodiado por dos abismos

 de caída  fría e infinita…

 

 Y su paso es estrecho

 como el filo de una cimitarra,

 y  por allí sólo cruzarán

los justos de mente y corazón,

pues  los  demás se quedarán

 a las puertas del paraíso…”

Y cuando la noche cayó sobre mis ojos, pesadamente los taparon del dolor que me rodeaba por todas partes como queriendo romper el cielo,  partir los minutos, quemar los segundos,  dejando pasar los meses sin color ni vida, deslucidos de la imposibilidad de poder ascender a las nubes, a los cielos, a las cumbres, por las restricciones de los virus de los políticos…

Pero todo puede empeorar…, y te enseña la vida que el peligro está donde se posa tu cuerpo, y primero una trombosis que me pudo costar la vida y luego una caída que me pudo costar mi capacidad, si aquel maldito escalón sin señalizar ni proteger con antideslizantes por negligencia humana, hubiera alcanzando como pretendía, mi columna en vez de mi costado…

El resultado fueron largos meses de dolor e incapacidad física que te hacen recordar que somos vulnerables en cualquier parte y no sólo en las montañas como quieren hacer  ver aquellos que nunca las han pisado, pues no hay sitio más peligroso en el mundo que el lugar en el que te encuentras ahora mismo…

Se acercaba mi cincuenta cumpleaños, una fecha mítica, medio siglo de luces y sombras, de triunfos y derrotas, pero no veía posibilidad de celebrarlo con una gran cumbre pues mi estado físico lo impediría tras las dos lesiones.

Pero entonces sucedió una vez más  el milagro, la vida es un milagro, es un regalo, incluso en los peores tiempos…

Dani, mi gran amigo de Cuenca, me dijo que iría con Antonio a finales  del mes de mayo a Benasque para pasar sus primeros Pirineos tras el final de las restricciones, al principio me gustó la fecha pero no el sitio, por ser Benasque valle de cumbres de demasiada altura y peligro para mi maltrecha salud, pues estaba pasando la peor primavera en asma alérgico que recordaba en mucho tiempo, pero Nati, mi amiga de Navarra me dijo que lo mismo subía al Aneto en esas fechas,(aunque luego no fue así)  y coincidió que ese mismo día Alejandro, mi gran amigo de Madrid, colgó una foto de un vino que conmemoraba  la altura del Aneto…

Hay que seguir las señales, la suerte estaba echada, el destino me dijo que tenía que subir a la mayor de las cumbres del Pirineo para celebrar mi cincuenta cumpleaños, la ocasión lo requería…,el mayor reto posible en altura, el monarca de las cimas, el Aneto.

Así que fui a apuntarme al gimnasio  de al lado de mi casa, tenía quince días para prepararme, y ya sabía para entonces que  ni mi asma, ni los kilos de más, ni mi dolor de espalda, ni las nieves blandas de primavera con sus hoyos antipersonas me detendrían…, por algo soy Tauro, y soy yo…

Y aquí convergen dos historias, Dani me dijo que ellos posiblemente no subirían al Aneto pues Antonio no estaba en buena forma para tan gran empresa y buscarían objetivos menos altos, así que posiblemente subiría sólo, lo que aumentaría  la dificultad de la ruta, pero luego no fue así…

Por entonces, Marga, mi amiga de Salamanca, se quedó sin una salida a Picos de Europa cerca de  esas fechas por mal tiempo, ella tenía una gran deuda con esa cumbre, pues desde siempre ha padecido de vértigo, y no se había subido a esa cumbre por el famoso Puente de Mahoma, aunque siempre la había querido hacer para superar sus miedos y también  porque  sus padres que eran montañeros  tampoco la habían realizado, era como una deuda familiar, …y ella al igual que yo sintió que había llegado su momento y así me lo hizo saber, subiríamos si el tiempo y la montaña nos lo permitían, pues ellos siempre mandan…

Las previsiones no eran muy buenas para esas fechas, pues daban tormentas, algo muy habitual en Pirineos, pero sabía que habría alguna oportunidad, de manera que el miércoles 26 de mayo de 2021 quedé en un centro comercial de San Fernando de Henares de Madrid con Marga sobre las doce de la mañana para acudir a nuestra cita con Benasque juntos.

Dani me dijo el día anterior que saldrían a las cuatro desde Cuenca, pero las cosas no les salieron muy bien, no eran las cuatro de la tarde como yo pensaba, eran las cuatro de la mañana y Antonio que iba al volante de su coche tuvo un percance con una cierva que tras cruzar la carretera se volvió hacia atrás no dando opción a Antonio para frenar.

El resultado fueron desperfectos en el coche y la defunción de la cierva,…se quedaron tirados a las seis de la mañana y tras llamar a una grúa, luego a un taxi, y poner una denuncia en el cuartel de la guardia civil para el seguro, estuvieron a punto de abandonar la empresa, pero sus ganas pudieron más que sus frustraciones y volvieron a Cuenca a por el coche de Dani y tras recoger los enseres camping del coche accidentado emprendieron la marcha a Benasque ya avanzada la tarde.

Y la cosa se complicaría más, Marga y yo llegamos tras dar un rodeo de casi una hora pues estaba cortada la carretera por el desfiladero de Campo por unos desprendimientos, y cuando lo hicimos a nuestro apartamento ubicado  junto al famoso “Barrabés”( tienda de montaña) empezó a llover abundantemente.

Dani y Antonio habían planeado ir al camping con una gran tienda y muchos enseres pero la lluvia y la noche les iba a complicar mucho más el día, por fortuna nuestro apartamento era para cuatro y les adoptamos tras preguntárselo al joven encargado, que no puso ningún reparo, más bien nos animó a hacerlo.

Por fin llegaron Dani y Antonio, estaríamos tres días en Benasque haciendo rutas y los pronósticos daban bueno el día siguiente, sería el día elegido, Marga y yo subiríamos al Aneto mientras que Dani y Antonio tomarían el Salvaguardia justo al otro lado del valle y

que es un mirador natural del macizo de las Maladetas o Montes Malditos, donde se erige el Aneto culminándolo al final de él.

Nos levantaríamos a las cinco de la mañana, pues la ruta es larga y hay que encontrar la nieve dura al principio de la ascensión para progresar más rápido y sin apenas esfuerzo, en cuanto le da el sol se pone en nieve primavera y te hundes hasta las rodillas o más…

Las sensaciones antes de subir una gran cumbre son encontradas, por una lado sientes nerviosismo, mezclado con ilusión y a veces con un poco de miedo, la noche antes de subir  tu cabeza fantasea con todas las posibles dificultades y en el Aneto  la palabra del Puente o paso  de Mahoma está incrustada en tu cabeza, a mí personalmente no me preocupa en demasía, pues no tengo vértigo y hay muchos agarres y caerse es muy difícil con el nivel de tensión que llevas al cruzarlo…, pero para Marga era su sueño y su pesadilla a la vez y luchaba por no pensar en él, así que le mandamos a callar a Antonio cuando se puso a describirnos con todo tipo de detalles cuando estuvo allí hace varios años  y estaba pensando en franquearlo cuando una chica se bloqueó en medio del paso y empezó a llorar histérica mientras su novio le gritaba desde el borde del abismo, yo me estaba imaginando la escena mientras Marga se tapaba los oídos para no escucharlo…, Antonio quedó tan impresionado de la escena y  de las caídas del Puente que decidió no pasarlo aquel día.

Sonó el despertador, llevaba un rato despierto, la tensión te deja dormir pocas horas, mientras tu cabeza repasa todo lo que puede salir mal, para intentar prevenirlo,  pero tormentas no daban que era mi mayor preocupación en la cumbre más alta del Pirineo, la ascensión al Aneto por la vía normal es muy dura físicamente, pero no tiene dificultades técnicas salvo el Puente de Mahoma, desayunamos ligero, el día había amanecido impoluto de nubes y nos dirigimos a La Besurta Marga y yo en mi coche, mientras Dani y Antonio se levantarían un poco más tarde, su ruta no era tan larga…

Eran poco más de las seis cuando llegamos a la Besurta, es un paraje con una caseta y un aparcamiento en medio del valle lleno de pinos, habría unos seis o siete coches, en fines de semana no se puede entrar ya a estas horas, habían unos quince montañeros preparándose para subir, Marga y  yo éramos los únicos que no llevábamos esquíes, ellos subirían mejor que nosotros, no se hundirán  tanto y  luego bajarán esquiando, su esfuerzo será mucho menor…

Mi plan era la de retrasarse un poco en la salida para que los esquiadores nos aplanaran la nieve con sus esquíes y tratar de llegar los últimos a la cumbre, para poder disfrutarla más tiempo, Marga y yo somos montañeros de verdad, de los que disfrutamos con la subida, la cumbre y la bajada,  no deportistas de cumbre, que tanto abundan por las montañas y cada vez hay más , confundiendo la palabra montañero, pues no es montañero todo aquel que se encuentra en una montaña,  al igual que no es pescadero todo aquel que está en una pescadería…

El sol acaricia débilmente las cumbres altivas, no podemos retrasarnos más, la nieve se va a poner blanda, así que empezamos a andar a las seis y media de la mañana, dejando detrás a una docena de  montañeros esquiadores preparando su equipo,

Vamos andando por un sendero que comienza a ascender tras ver el cartel del refugio de la Renclusa que pone que se encuentra a 40 minutos, normalmente es desde allí donde  se comienza la ruta tras dormir en él.

Mis piernas no van, el frío enseguida desaparece y me tengo que quitar el abrigo, mi asma aprieta, me estoy asfixiando, me cuesta respirar, vengo de Extremadura con demasiado polen en mis pulmones…

Vamos sin prisa pero sin pausa, nos adelantan una pareja de montañeros mayores a la altura del refugio donde dudamos durante unos instantes por dónde  tirar…

Hay que ir por el fondo del arroyo nos indican, Marga lleva el “track” activo de cuando vine hace 7 años y asiente que vamos bien…

Vamos subiendo por rocas, desviándonos un poco a la derecha buscando la vista del Ibón de la Renclusa, normalmente se sube más directo pero nos pareció que por allí era más cómodo al estar menos pisado.

Las vistas al Ibón son un respiro en nuestro paso pausado pero continuo, estamos a 2300 metros, nos calzamos los crampones pues nos encontramos con mucha nieve.

La nieve está muy buena, no nos hundimos y progresamos sin dificultad, pero evitamos algunas zonas con mucha pendiente que pueden ser más peligrosas, voy delante haciendo zetas en la  nieve, y ha sido tocar la nieve y empezar a olvidárseme el asma que me viene martirizando toda la subida.

Nuestro siguiente objetivo es el Portillón Superior, una estrecha abertura en la pared a 2900 metros de altura que nos permitirá pasar a la vertiente donde se haya el glaciar del Aneto, etapa penúltima antes de la cumbre, el Portillón se hace de rogar, hay mucha pendiente, tenemos casi mil metros de desnivel de golpe y empieza a complicarse la nieve…

El sol ha reblandecido la nieve, empezamos a hundirnos hasta las rodillas, para evitarlo buscamos las zonas con más pendiente y pegando al este que le da el sol más de soslayo, el esfuerzo empieza a hacer mella, tenemos que parar a beber y comer de vez en cuando, las barritas que traje saben a rayos, creo que no acerté al traerlas.

Voy mirando el GPS, tenemos ya la altura del Portillón hay que ir a buscarlo hacia el Este o a la izquierda, vamos llaneando y nos cruzamos con esquiadores montañeros que van al Pico Maladeta, es una cumbre más cercana y baja que la nuestra, nos queda todavía muchísimo…

Antes de llegar a nuestra Portilla tenemos un paso muy inclinado con la nieve dura, hay que ir despacio, la caída es muy grande en este punto, ya nos vamos aproximando al Portillón desde allí veremos nuestro objetivo final…

 

“Y allí donde sale el sol

se halla  la cumbre,

y a lo lejos se divisa

por encima de las nieves.

Y  sabes que al final de camino

está el Puente de Mahoma,

que según cuenta la leyenda

está custodiado por dos abismos

 de caída  fría e infinita…

 Y su paso es estrecho

 como el filo de una cimitarra,

 y  por allí sólo cruzarán

los justos de mente y corazón,

pues  los  demás se quedarán

 a las puertas del paraíso…”

La emoción nos alcanza, hemos pasado en teoría la parte más dura de pendiente, ahora nos queda un tramo largo de distancia pero menos inclinado son las diez y veinte de la mañana, esperamos  hacer cumbre para las una si todo sale bien…

 

 

En la portilla nos encontramos un montañero esquiador que espera a su compañero, al poco llega y nos confiesa que tiene los pies destrozados y que duda que llegue a la cumbre, les hacemos fotos y tras ellas aparece un grupo de ocho montañeros esquiadores, les hacemos también fotos en el sitio, es la puerta que da las vistas al destino final, el lugar que lleva más allá de nuestros sueños…

Dejamos al grupo en sus cavilaciones y descendemos por la Portilla tratando de no tropezarnos con los crampones que llevamos puestos y no nos merece quitárnoslos para apenas cincuenta metros sin nieve…

Empezamos a andar de nuevo por la nieve, nos quedan quinientos metros de desnivel hasta la cumbre, pero empezamos a ir mal, muy mal, el sol aprieta y su reflejo hace que sintamos muchísima calor, empezamos a sudar y el calor húmedo nos hace sentirnos mal, empezamos a preocuparnos, nos puede faltar agua, tomamos nieve y la metemos en una botella con una pastilla de sales, Marga lo está pasando fatal, nos hundimos en la nieve hasta la rodilla, apenas podemos avanzar, nuestro paso se ha atascado, lo estamos pasando muy mal…

Pero cuando todo pintaba mal, ocurre un pequeño milagro, de repente sin esperarlo empieza a soplar una brisa de Maese Viento muy suave, pero fría, esa brisa alienta nuestros pulmones y endurece la nieve, y además acabamos de dejar pasar al grupo de ocho esquiadores que con sus esquíes nos aplanan y endurecen la nieve, lo vamos a conseguir, seguro que sí…

Guardamos piolet, pues la nieve no lo requiere y sacamos el segundo bastón, este apoyo nos da ritmo y fuerza en nuestro avance, paso a modo “Zen”, me coloco delante y vacío la mente , dejando el ruido de los crampones al rasgar la nieve penetrar en mi mente, olvidando el cuerpo, olvidando nuestra existencia, olvidando el dolor, el cansancio, el sufrimiento, el asma y cambiándolo por un estado de conciencia elevado en el que sólo existe el sonido de nuestras pisadas y el de nuestra respiración…

  • “¿Así que sólo tus pisadas y tu respiración, humano?.

  • Maese Viento, se supone que estoy en modo Zen…, no tendría que escucharte, no tendría que pensar nada ahora mismo…

  • Craso error, humano. Por eso estoy aquí, es ahora cuando puedes escucharme, ¿acaso no te habías dado cuenta hasta ahora, necio humano?

  • Maese…, siempre tan áspero, me vas a sacar de mi meditación y hasta de mis casillas, pero de todas formas, gracias por tu brisa, nos has salvado una vez más, amigo.

  • Humano pretencioso…, yo soplo porque lo tengo que hacer y me place, me tiene sin cuidado si os viene bien o mal a vosotros, siempre crees que hago las cosas para tu conveniencia.

  • Maese, ya sé que siempre eres duro conmigo en invierno, pero también sé, qué haces cosas para mí, aunque no lo quieras reconocer. No te preocupes, no lo reconozcas, pero tu orgullo es una pesada carga y eso que se supone que eres el Viento, y no hay nada más ligero que tú…

  • Calla, calla, humano. O me vas a enfadar y lo mismo en la cumbre no te dejo soplar las velas…

  • Joooo, Maese.¡ Si nunca me has dejado hacerlo hasta ahora…!

Marga y yo hemos pasado el peor momento, conseguimos un buen ritmo, poco a poco la distancia se va acortando y vemos cada vez más cerca nuestra cumbre, aunque no paro de mirar mis pies, sigo asfixiado, el asma me está martirizando, normalmente ya se me tenía que haber pasado, siempre se pasa cuando llevo cinco horas andando, por eso llego a las cumbres más fresco que nadie pues empiezo a respirar normal, pero hoy no, mis pulmones están cerrados…,¡ya lo sé!, son las barritas que he tomado, seguro que llevan miel y con la fructosa me hincho y me dan ataques de asma, por eso no mejoro hoy, ¡Malditas barritas del Mercadona…!

Nos vamos elevando en nuestro paso por encima de todas las cumbres, que lejanas caen rendidas a nuestra mirada, ya mismo seremos lo más alto del Pirineo, nuestros sueños se elevan como niebla del amanecer sobre la nívea blancura que acaricia nuestros pies, empiezo a disfrutar, sólo un poco, creo que Marga va ahora mejor que yo…¡Maldito asma…,maldita inactividad!.

Enfilamos nuestra penúltima referencia, el Collado Coronas, vemos descender esquiadores desde la cumbre dejando señales de arañazos en la nieve a modo de lazos, lazos de papel de regalo, aunque la cumbre no nos la regala nadie, salvo la montaña…, y nuestro esfuerzo, aquel tan denostado en el mundo actual, gobernado por políticos maestros del pelotazo y la desgana…

Cerca del Collado empiezan a caer pequeños aludes de nieve, no son peligrosos pero su ruido semeja al rumor de una marea tempestuosa, decidimos acercarnos a mirar al collado, y aquí Maese sopla frío y duro, además ascienden nubes que amenazan con tapar nuestra cumbre y dejarnos sin vistas, me dan ganas de salir corriendo a la cima para llegar antes que las nubes, pero las palpitaciones del cuello me recuerdan que me falta oxígeno y no lo estoy pasando  hoy bien…,estamos a 3250 metros, nos faltan los últimos 150 metros, y van a tener mucha pendiente, será bastante duro y puede que peligroso…

Así ha sido, la ladera se ha convertido en hielo, está muy empinada y apenas se clavan los crampones, Marga me advierte que tenemos una solución más segura…, utilizaremos unas grandes y profundas huellas que suben directas y nos dan más seguridad, así que sigo a Marga que tomó las huellas…

El corazón se me va salir por la boca, la cuesta es durísima, pero ya se ve la cima, y en estos momentos se olvida todo…

Estamos en una cresta, las nubes se mecen a nuestros pies, suaves de mundo y aliento frío, tras salir de la cresta faltará el último repecho grande hasta la cima, aquí la nieve es bastante dura…

Me coloco delante para  afrontar la última pendiente, hay una zona un poco peligrosa, la nieve es hielo pues Maese sopla gélido en este punto, pasos seguros y cortos, es la técnica, veo un grupo en la antecima de cuatro personas…

Al acercarnos vemos que dos se están poniendo arneses y cuerdas para el Puente de Mahoma, y otros dos que no harán cima, no se animan a afrontar los precipicios…, se han sorprendido de vernos llegar, cuando nos adelantaron no nos vieron con posibilidades de poder hacerlo…, hoy muchos montañeros han desistido de subir, hoy y cualquier día, esta cumbre no es tan sencilla con nieve, ni sin nieve…

Marga no se  acerca al Puente de Mahoma, prefiere no mirar, yo si lo hago y para mi sorpresa veo que tiene mucha nieve, lo que me agrada, pues lo haremos sin quitarnos los crampones y nos dará más seguridad para andar en la cumbre, la última vez que pasé  había rachas de cien por hora y me tuve que quitar los crampones para pasar el puente, aquel día habían docenas de montañeros mirando como pasaba el Puente de Mahoma, casi nadie lo hizo por el viento, viento que  una vez en la cumbre nos obligó a avanzar  tumbados  y para ponernos de pie nos teníamos que agarrar a la cruz, pero por entonces no tenía enchufe con Maese Viento, hoy ha callado su voz por completo…¡Increíble!, me acaba de hacer un regalo de “cumplecumbre”…,¡no me lo puedo creer!

Me asomo al Puente de Mahoma  con los montañeros esquiadores que van a pasar encordados y los fotografío…, me vuelvo y tras ponernos el plumas pues tenemos intención de estar mucho rato en la cima, nos vamos al Puente con los crampones y el piolet…

Le digo a Marga que yo iré delante y que sólo me mire a mí y a mis pies para ver dónde piso en cada paso para hacerlo igual, tras franquear un puente estrecho de nieve llegamos a una roca, es lo más complicado, hay una roca de medio metro de ancho o menos que es llana pero muy aérea, yo lo hice muy fácilmente, Marga ha metido un diente del crampón en una grieta de la roca, se tiene que sentar para poder sacarlo de allí, pero ha pasado sin problema…

El siguiente tramo en un resalte rocoso con mucho agarre y sitios donde pisar,  hay que dar un pequeño impulso o sentarse sobre la roca, lo hacemos casi sin darnos cuenta, y nos queda un tercer escollo importante, es una subida de roca y hielo, nada difícil para mi parecer, ni para el de Marga, hemos pasado el Puente de Mahoma casi sin darnos cuenta y ante nuestros ojos se abre el paraíso, paraíso de vistas y nubes, de cielos y caídas regadas de decenas de cumbres rendidas a nuestros pies, pies  de titán sobre el resto del mundo aplacado debajo de nosotros…

 

 

De momento no estamos solos, están los montañeros que pasaron delante de nosotros, les hacemos unas fotos y ellos a nosotros, estoy deseando de celebrar mi “cumplecumbre” de los 50 años, eso no ocurre todos los días. Ellos han estado poco rato, se van enseguida y les acompaño hasta el puente de Mahoma donde les grabo en su cometido…

 

Tenemos toda la cumbre del Aneto para Marga y para mí, es increíble, ya lo había visualizado hace 20 días cuando se me vino a la cabeza la imagen de los dos solos en cumbre, pero es mucho mejor, Maese está silenciado, hasta podría haber encendido las velas , todo un regalo de “cumplecumbre”…

 

Grabamos más vídeos y más fotos, nos queremos comer con los ojos, con los oídos, con los sentidos todo lo que nos rodea, es inmenso estar por encima  de los ocres y blancos telúricos y los etéreos azules tapizados de blanco nubosos que amenazan con abrazarnos y taparnos sin llegar a hacerlo, hoy era el día, es el día, todo es perfecto, y casi nadie sabe apreciar el momento pues se vive en la prisa del futuro, del siguiente paso que se va a hacer sin darse cuenta de lo hermoso que es lo que estamos haciendo aquí y ahora…,pues es lo que único que tiene valor , que es real, que da sentido a nuestro vida, pues lo demás no existe…

  • Maese Viento, no puedo creer que te esté escuchando, pues has silenciado tu voz para mí…

  • Así que sigues sin darte cuenta, humano, no es mi soplo en tu cara quien te hace entenderme, estoy siempre dentro de ti, dentro de cada uno de vosotros, pues en vuestras células habito y soy alimento  de cada movimiento que realizáis,  de cada pensamiento que procesáis, de cada sentimiento que sentís, para hallarme no tienes que subir a ninguna parte, pues siempre estoy dentro de cada uno de vosotros, humano.

  • Maese, estoy muy emocionado, he podido perder la vida dos veces en estos últimos meses y lo he pasado muy mal físicamente, , hace quince días me parecía imposible que pudiera subir,  y ahora mismo estoy aquí en la cumbre, ¡me parece increíble…!, es todo tan hermoso.

  • Así es, humano, disfruta del presente, ya sabes qué es lo único que tienes, ya que has visto la muerte tan de cerca, ¿sabes qué es lo que te ha permitido subir a pesar de tu asma y tu mal estado físico, cualquiera no podría haberlo hecho…

  • Seguro que cualquiera puede subir aquí, Maese, no es tan difícil, es proponérselo, mi perseverancia, mi persistencia en el esfuerzo a pesar de que cien veces creí que podría desfallecer, me ha subido hasta aquí…

  • No es así, humano, no ha sido exactamente eso…

  • No te entiendo Maese, una vez más…

  • Has subido por tu humildad…, ella te trajo aquí.

  • ¿Mi humildad?, de que me hablas Maese, no lo puedo comprender…

  • Antes me decías que yo era orgulloso ,algo que no puede ser en mí, pues soy el viento, y no puedo tener cualidades humanas aunque os la imaginéis, pero si tenías razón en algo, el orgullo es una pesada carga para el que lo lleva, el orgullo lo llena todo y  no deja espacio para crecer ,recuerda la historia que te relaté de  Balaitous, el señor del mal que fue vencido por la humildad y la sencillez de una mujer.

  • Entonces Marga y yo hemos subido con humildad…, aquella que permitió a Culibillas derrotar al mayor mal que nunca ha amenazado a la humanidad…

  • Asi es humano, con tu humildad… , reconociendo tus miedos y limitaciones subes más ligero que aquellos que quieren demostrar su superioridad moral y física desde su orgullo y arrogancia.

  • Maese, no creo que yo pueda ser mejor que otros por subirme a una montaña, a una colina o a una silla, …nunca he hecho las cosas pensando lo que vayan a pensar o decir de mí, lo hago porque me hace feliz hacerlas…, no lo entiendo, ¿es que la gente actúa para los demás y no para sí mismos?

  • Eso  es el orgullo, el orgullo humano, el amor propio mal interpretado,  que busca la aprobación y la demostración de los demás, despreciando los logros de otros, pues se creen mejores o peores  si alguien  tiene o hace cosas mejores que ellos.  Mientras que la humildad busca ser mejor persona, no busca ser mejor que otros y se nutre del Amor, el Amor verdadero que  brota desde dentro de cada uno de vosotros y lo hace espontáneamente, generosamente, de manera  incondicional y se transmite de humano a humano, y a los animales, y a las cosas, pues el Amor lo llena todo y está en todas partes naciendo desde dentro de cada uno de vosotros, y no necesita nada ni busca nada a cambio, ¿lo has entendido ahora?

  • Maese…, pues no he entendido absolutamente nada,  pero me has dejado pasmado y emocionado…, nunca me habías hablado con tanto esmero y delicadeza…,¿qué te está ocurriendo?

  • A mí nada, humano, no soy yo,…eres tú, quien me escucha con más Amor, más Amor a ti mismo…”

Marga y yo seguimos disfrutando, por un momento Marga se baja a una pequeña cornisa a hacer un vídeo y yo me quedo sólo en la cumbre, es una sensación muy bonita, algún día tendré que venir a dormir aquí arriba, sólo entre la nieve…

 

Seguimos disfrutando del momento y de repente vemos a un montañero que viene subiendo por un corredor con piolets de hielo, es una pasada verle…

 

Ya ha llegado hasta nosotros, se llama Aitor, le hacemos fotos, y decidimos Marga y yo que ya es hora de volver, somos los únicos que no han subido con esquíes, nos llevará horas bajar mientras ellos lo hacen en minutos, de mayor quiero ser esquiador, pues suben con mucho menos esfuerzo pues apenas se hunden y luego bajan enseguida…

Marga va delante de mí mientras nos acercamos al Puente de Mahoma para irnos, vamos plenos de felicidad y relajados, el tiempo aquí arriba  que hemos pasado se quedará indeleble  en nuestro recuerdo,  han sido minutos de oro que hemos estado más allá de nuestros sueños más grandes…,no cabemos de gozo.

 

Hemos pasado el Puente de Mahoma disfrutándolo, cada paso, cada agarre, cada movimiento, con el goce y no con el miedo, la vida es bella, tan bella que te premia cada minuto de tu existencia y no nos damos cuenta, vivimos de espaldas a nuestra esencia, a nuestro alma, a nuestro corazón, y desperdiciamos la vida mirando la de los demás y poniendo juicios y valores que son nuestros y no tienen porqué ser de los demás…

Ya estamos en la antecima y aprovecho para grabar el paso por el Puente de Aitor, la verdad que impresiona verlo, pero pasarlo para mí es sencillo y divertido, al menos hoy.

 

Aitor bajará esquiando y nos dice que irá hacia el ibón, ha leído que por ahí se baja mejor, nosotros bajaremos todo lo que podamos en la nieve, seguiremos  las huellas de esquíes pues hoy somos los únicos que no los tenemos, y bajaremos con la humildad de nuestros pies y nuestros corazones…

Tomamos algo para engañar el hambre, pues son las cuatro de la tarde y aunque nos quedan seis horas de luz, no nos podemos despistar, vamos bajando con cuidado el primer tramo que es con hielo y de un rebalón se llega muy abajo aunque realmente no debe de haber  peligro de lesión ya que la nieve blanda te frenaría.

 

Como la nieve está blanda, será fácil bajar, Marga va delante, nos ponemos en ello aunque  los metros  se nos hacen eternos aunque vamos directos en la pendiente sin apenas hacer zetas en la nieve, son muchas horas de ruta en nuestro cuerpo.

Durante alguna hora bajamos y bajamos buscando por dónde sigue la nieve, pasamos una vaguada y encontramos la bajada, las huellas de esquíes la delatan, ya se nos ha acabado la nieve en su versión generalizada, estamos en la cola del glaciar, aquí vamos buscando zonas de hielo oscuro para no hundirnos, mientras el agua mana por todas partes de debajo de las nieves…

 

Marga está emocionada, y yo también, estamos en la morrena final del glaciar del Aneto, ella es geóloga y yo geólogo frustrado, así que nos faltan ojos para observar las maravillas de la naturaleza de este glaciar moribundo del calor humano…

Marga es una persona con un corazón enorme, ella es todo Amor, pero  no se ha visto a sí misma, a veces duda de que pueda hacer las cosas cuando con su fortaleza hará siempre lo que se proponga y mucho más…, y ahora que no nos oye nadie;  Marga no tienes vértigo, pasaste el Puente de Mahoma sin problema, puede que en el pasado lo hayas tenido, aunque lo dudo, sólo que no has creído en ti y escuchas demasiado  lo que dicen los demás, guárdate  un poco de ese Amor que repartes a diestro y siniestro para  los demás y dátelo a  ti misma, quiérete, ámate, siente tu interior…, conecta contigo misma y no te dejes influenciar por el  EGO de los demás( pues el EGO es falta de Amor), ellos no  tienen el Amor que tienes tú, tú eres mucho más fuerte que ellos pero no te has dado cuenta…,no existen los límites, los ponemos  nosotros , y el día que realmente lo veas se acabarán tus dudas,  pues tus dudas en ti misma son lo que llamas vértigo…, ¡y si no me crees mira las fotos!

Nos dejamos llevar por nuestras piernas ya sin crampones siguiendo el paso de las aguas hacia el barranco, su voz nos envuelve rugiente de líquidos vitales que nos recuerdan que todo fluye, todo marcha, todo camina y va en continuo cambio, pues nada permanece, todo es efímero y sutil en un momento del tiempo, y de nosotros como de las aguas, sólo quedará un pequeño rumor en nuestro corto y deletéreo paso por la vida…

 

Hemos encontrado las marcas  rojas y blancas de la GR-11, las seguiremos pues sabemos que nos llevarán a la Besurta dónde se encuentra nuestro vehículo, nos dejamos caer paso a paso, cascada a cascada, la bajada del Aneto está siendo muy sencilla y hermosa, la primavera quiere llegar matando las nieves y sembrando de flores y verde todo lo que abarca nuestra vista, vamos a llegar al Pla de Aigualluts, sitio mítico en el Pirineo…

 

 

Estamos en una llanura verdosa, donde convergen las aguas de las nieves moribundas del Aneto, que se retuercen en pequeños arroyos entre la hierba nutrida de verde, nos vamos a la izquierda buscando un puente, pero los arroyos son  ríos, llegamos al final de la pradera y no podemos cruzar hacia el camino que baja, un gran río de interpone así que  nos metemos en una vereda que baja la izquierda de la cascada de Aigualluts, que yo no la recuerdo y mucho me temía que nos llevaría a un barranco sin salida…, y así fue.

Tenemos que volver hasta el Pla de Aigualluts y buscar la forma de cruzar los ríos, el puente está en la otra punta de la llanura y no queremos volver tanta distancia, son las siete y media de la tarde y empezamos a andar a las seis y media de la mañana, deseamos acabar…

Cruzamos dos arroyos sin problema pero el más grande lleva mucha agua, buscamos un paso arriba y abajo, pero al final hay que cruzar mojándonos, Marga se quita las botas, yo no, yo confío en mis polainas y en mi equilibrio y sin dudar más voy por medio del río metiendo los pies en el agua hasta los tobillos, buscando rocas más altas, resbaladizas de algas y corrientes, a riesgo de acabar bañándome en el agua, pero pasé sin dificultad, como casi siempre, y Marga no lo pasaría tan bien con los pies descalzos pues se le iban a congelar…

 

Ya estamos en el camino correcto en la margen derecha de la cascada de Aigualluts, que su caudal desaparece bajo tierra para salir por el valle de Arán en el Garona.

 

 

Hemos llegado casi a las ocho y media al coche, nos retrasamos casi una hora con el despiste del Pla de Aigualluts, nos volvemos a Benasque y allí en el apartamento nos esperan Dani y Antonio que ya estaban algo inquietos de nuestra tardanza…

Ellos nos cuentan que han tenido una subida al Salvaguardia algo comprometida, pues el paso más expuesto del sendero estaba ocupado por nieve primavera que no agarraba y tuvieron que subir por la pared escalando, la cima  del Salvaguardia estaba lleno de nieve y desde allí se divisaba la línea blanca de los Alpes, algo realmente maravilloso…

Marga y yo estábamos rotos, de las emociones del día, así que nos duchamos con premura y nos fuimos a cenar algo rápido pues estábamos deseando descansar y al día siguiente nos esperaban los Ibones de Aigualluts y de Escarpinosa con riesgo de tormentas, prometía el día…

Pero las imágenes de la cima del Aneto, allí más allá de las nubes, durante más de una hora,  minuto a minuto saboreados con la intensidad del logro conseguido, se quedarán para siempre en nuestro recuerdo, pues somos lo que queremos ser, y nuestros logros son el resultado de nuestra perseverancia y de nuestra HUMILDAD al aceptar que estamos limitados, somos vulnerables y por ello hay que vivir cada día como si no hubiera uno más, como si se fuera a acabar el mundo en el siguiente minuto…, no pierdas tu TIEMPO, es lo más preciado que posees.

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2 comentarios

  1. Francisco Morales

    Realmente impresionante el Aneto. Fuimos en 2018, volviendo del Triglav, en verano… había mucha gente, pero nos retrasamos mucho, y estuve, al final, solo en la cumbre. Isabel se quedó al otro lado porque tiene vértigo.
    Con toda esa nieve, es espectacular… y tanta cantidad de agua le da un aire de vida.
    Fran, no me imaginaba que los Alpes pudiesen ser visibles desde Pirineos.
    Espero que estés totalmente recuperado. Muchas gracias por tus relatos de montaña con los que tanto aprendemos.
    ¡Salud!

    • Fran Pascual

      Hola, tocayo. El Aneto lo peor que tiene es su popularidad, pero es impresionante con nieve. Todo es más bello y más entrañable…, yo tampoco me podía imaginar que se vieran los Alpes desde Pirineos, me gustaría comprobarlo…
      Mañana parto hacia nuevas aventuras, esta vez son muy vertiginosas, ya iré contando…

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