Buscando el Monte Rosa.4. Gornergrat,Gornergrat, Gornergrat…

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El día que deje este mundo

mi alma volará

por cielos diáfanos

entre tupidas y blancas

nubes de algodón.

 

El día que deje este mundo

mi alma volará

ligera y diáfana

y pasará junto

a la bola del sol…

El día que deje este mundo

lo haré con una sonrisa llena

dejando mis lágrimas

en la tierra

para que rieguen

las rosas azules…

Y mi alma volará libre…

sin pesos

sin cargas

sin nada…

Sobre las nubes,

sobre los prados,

 sobre las lunas,

sobre las montañas

sobre los glaciares…,

…que rodean Gornergrat.

Gornergrat, Gornergrat, Gornergrat…

 

Un trozo de salvaje del paraíso, al alcance de cualquier persona que se pague un billete de tren, el tren que sube despacio  desde Zermatt haciendo paradas  y más paradas entre los pueblos y el verde de los prados…

“Situado a 3.089m, el impresionante mirador de Gornergrat, abierto todo el año junto al Kulmhotel Gornergrat (el hotel de tres estrellas más alto de Europa), ofrece al visitante uno de los paisajes más espectaculares del mundo, destacando la visión inolvidable del Matterhorn y de 29 cumbres que superan los 4.000m.

Desde la llegada del ferrocarril en 1898, el primer tren  cremallera eléctrico de Suiza y el más alto de Europa al aire libre, la subida a Gornergrat se ha convertido en una de las grandes excursiones que pueden realizarse cómodamente desde Zermatt. El tren, parte desde la plaza de la estación en Zermatt (1620m) los 365 días del año. La estación inferior, de muy fácil acceso, está situada justo delante de la estación de la MGB. Al dejar atrás Zermatt, el tren inicia una subida vertiginosa (1.469m de ascensión) cruzando túneles y viaductos para llegar a Gornergrat en unos 33 minutos. Por el camino, el tren atraviesa un precioso bosque de alerce y pino piñonero suizo, sin olvidar los barrancos y varios lagos de montaña.

La cercanía del Monte Rosa, con la cumbre más alta de Suiza (Dufourspitze, 4.634 m), acerca al visitante a un mundo de nieve y hielo imposible de olvidar, destacando la visión del segundo glaciar más largo de los Alpes, el Gornergletscher.
Las instalaciones del Kulmhotel Gornergrat incluyen un restaurante, un autoservicio, un observatorio astronómico y varias tiendas muy atractivas. Pasar la noche en el hotel es una experiencia maravillosa.”  De la página web oficial

https://www.zermatt.ch/es/Zermatt-Matterhorn/Museum-Ausfluege-Sommeraktivitaeten/Excursiones/Gornergrat

Habíamos bajado eufóricos de nuestra cumbre alpina, el Breithorn, ahora nos quedaba un día en Zermatt, y entre las múltiples opciones elegimos sin dudar ir en tren a Gornergrat, una cima domesticada que está rodeada de toda la inmensidad de los Alpes, la meteorología  por esta vez parecía que iba a ser buena, así que tras cenar en el “hostel” fuimos a dejar el equipaje en la salita del hotel desvencijado y antiguo que nos acogería el último día, la dueña septuagenaria pero que parecía más bien centenaria( cuando la vimos al día siguiente) le  dijo a César que estaba el hotel siempre abierto y que dejáramos el equipaje sin problema, ella iba un rato por la tarde y por lo visto el resto del tiempo el establecimiento estaba sin guarda, César tuvo que hablar con ella para pues le habían cancelado su avión de vuelta al día siguiente y consiguió una habitación individual al módico precio de 50 euros, los demás ya teníamos reserva por Booking.

Este desvencijado hotel se encontraba junto a la estación de tren que por la mañana nos llevaría hasta Gornergrat, pero preferimos dejar la maletas en el comedor por la tarde noche  para no tener que volver al “Hostel” que estaba muy alejada de la estación cuando bajáramos de Gornergrat.

Y amaneció, era el día 16 de setiembre de 2022, la niebla no nos dejaba ver las cumbres, lo que podía ser buena noticia ya que arriba estaría despejado.

Y tras desayunar en el “hostel”  fuimos paseando  por las calles de Zermatt, hasta la estación de tren de cremallera más alto de Europa, allí con su aire melancólico de tren antiguo, te lleva durante todo el año  si la meteorología te lo permite hasta el complejo turístico con restaurante y parque temático de Gornergrat con vistas al glaciar del Monte Rosa,  de las cosas más bellas que he visto en mi vida.

Nos colocamos en un vagón de los delanteros, buscando que nadie hubiera, pues somos muy dados a hacer españoladas , esas  de hablar alto y saltar nerviosamente como niños de un lado del tren al otro a medida que ascendemos para hacer fotos…

 Las estaciones y los pueblos se suceden  hasta que nos introducimos en la niebla, todo desaparece por unos instantes, pero en poco nos encontramos la efigie del Matterhorn mirándonos, nos faltan cámaras para retratarle, la montaña más bella y vertical de Europa nos enseña por fin su rostro tras muchos días escondida…

 

 

Seguimos ascendiendo en el tren , el nerviosismo nos invade, el día es limpio de nubes y lleno de sol, lleno de luz, nuestra suerte es enorme…

 

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  Por fin llegamos a Gornergrat, nos sorprende que hay bastante gente, nos bajamos del tren y nos asomamos al mirador, realmente todo es un mirador, arriba está el hotel con varios edificios, entre ellos una ermita y un parque temático del Matterhorn que lo preside todo, el Matterhorn está en nuestros ojos continuamente y más a la izquierda nuestra cima del Breithorn, limpia de nubes, Cástor, Pólux, las dos cimas del Lyskamm, y por último la cima de la punta Dufour , la segunda más alta de los Alpes tras el Mont Blanc.

Nos acercamos hasta  el parque temático donde el rey es el Matterhorn, te recrean sus imágenes y hay un vuelo en ala delta virtual en el que casi nos estrellamos…

Hemos salido de los edificios y vamos hacia el punto más alto de Gornergrat, queremos vistas de 360 grados antes de empezar a bajar hasta el lago Riffelsee  para buscar el reflejo en el lago del Matterhorn, siempre que Maese Viento nos lo permitiera.

Estamos colgados sobre el segundo glaciar más largo de los Alpes, el glaciar de Gorner, su cuerpo rodea las cumbres y se desploma pétreo hasta el fondo del valle, rozando las formas de la montaña, cortándola, limándola, acariciándola  en miles de años de espera de su abrazo maternal mientras las cumbres se despiertan mirando el cielo azul disparando sus miradas hacia las estrellas, hacia las nubes, hacia un universo dominado por  el silencio y el sosegado movimiento de Maese Viento, que no me quiere despertar de mi ensueño…

 

 

  • “ Maese Viento, creí que tu aliento sería hoy más fuerte, aquí en Gornergrat, aquí tan cerca de las nubes y del cielo que parece que me quiere abrazar…

  • Ya sabes, humano, que hago lo que me place, no te hablaré más fuerte, aunque tú me lo pidas, pues tu escucha no depende de la intensidad de mi aliento, humano…

  • Lo sé, Maese, me has dicho infinitas veces que tú estás en todas partes, y siempre te hayas conmigo, y que casi nunca te escucho…

  • Así es humano, estáis lleno de ruidos, no sabéis escuchar, y en el silencio está todo, allí tienes todas las respuestas a tus preguntas, en tu silencio interior.

  • Hoy estás plácido conmigo, me sorprendes, amigo.

  • Sé que hoy eres tú quien quieres hablar, humano. Dímelo de una vez…

  • Sí, Maese. Tienes razón, escúchame tú ahora, pues eres el Viento…

El día que deje este mundo

mi alma volará

por cielos diáfanos

entre tupidas y blancas

nubes de algodón.

 

 

El día que deje este mundo

mi alma volará

ligera y diáfana

y pasará junto

a la bola del sol,

 que sonreirá a mi paso.

 

 

El día que deje este mundo,

lo haré con una sonrisa plena,

dejando las lágrimas

sobre la tierra,

para que rieguen

mis rosas azules…

 

 

Y mi alma volará libre…

sin pesos

sin cargas

sin duelos

sin penas,

sin nada,

que me borre la alegría…

 

 

Y mi alma volará libre…

sobre las nubes,

sobre los prados,

 sobre las lunas,

sobre las montañas,

sobre los glaciares,

…que rodean Gornergrat.”

 

Nos tenemos que bajar, pero Marga nos propone que demos una pequeña vuelta antes de descender, y en ella vemos abajo a lo lejos, la forma redondeada del refugio de Monte Rosa, al que algún día espero pisar para subir a la punta Dufour, la que es dueña de mis desvelos alpinos…

Bajamos hacia el lago pero antes nos encontramos con la vía del tren, que ante el delirio de César no deja de cruzarse en nuestro camino dejando bonitas estampas…

Ángel y César han bajado directamente a los  lagos Riffelsee, donde se encuentra una de las fotos más repetidas de los Alpes, pero nosotros nos asomamos al mirador antes de bajar, como hace todo el mundo que se baja del tren en la parada de Rotenboden (2.840m).

 

Nos hicimos las fotos y bajamos por fin a los lagos Riffelsee,  fotos y fotos de los lagos, nos quedamos Marga y yo buscando el reflejo del Matterhorn en su espejo que Maese Viento no nos quería dejar…

  • Maese Viento, un pequeño favor, te lo ruego amigo…

  • Qué quieres hoy de nuevo humano.

  • Deja de soplar que quiero hacerle una foto al reflejo del Matterhorn en el lago, por favor, amigo.

Seguimos Marga y yo, volvíamos a Zermatt y en cada rincón, en cada esquina, aparecía el rostro del Matterhorn, desafiando a nuestras cámaras, enseñando su rostro que de afligido estuvo en tiempo antaño nublado del manto de las nubes, pero hoy se había desnudado a nuestros ojos…

Matterhorn. Matterhorn, Matterhorn y más Matterhorn nos observa impávido en nuestro descenso senderista, el móvil va a colapsar de las fotos que le hago mientras bajamos ya entre los pinos del sendero que vuelve a Zermatt…

 

Y estamos en una encrucijada a punto de seguir nuestro descenso cuando notamos que nos llaman, agudizamos la vista y en la terraza del hotel de Riffelalp para nuestra relativa sorpresa nos encontramos a Angeloti, Eloísa y César sentados al sol tomándose apaciblemente una cerveza con las vista al Matterhorn…

De las mejores cervezas que he tomado jamás, pero si no nos movíamos nos quedaríamos fríos para seguir bajando, así que lo hicimos a nuestro pesar…

Cruzamos la vía del tren que nos había subido,  y allí se quedó César esperando para hacerle la enésima parte al tren que sube a Gornergrat, es lo que tiene ser trabajador de los ferrocarriles, se lleva en la sangre. Los demás seguimos bajando por el bosque que se empinaba bastante, pero siempre bien marcado y señalizado, es Suiza.

Hemos llegado  a las primeras pedanías de Zermatt, cuyo nombre no recuerdo, pero las casas  con flores en medio de jardines se suceden, parece el paraíso…

Y ya llegamos a nuestro desvencijado hotel donde la sexagenaria dueña le quiso cobrar a Marga más del doble de lo estipulado pues parece que no había tenido en cuenta la habitación triple que habíamos anulado en su tiempo y forma correctas por “Booking” , plataforma que había utilizado Marga para la reserva, la anciana que más parecía bruja que anciana nos amenazó con echarnos del hotel si no le pagábamos la habitación anulada, pero cuando bajamos los cinco entró en razón ante la amenaza de llamar a “Booking” y hacerle el pago a la plataforma y ella lo quería en metálico, hasta en Suiza se mueve el dinero negro…

Y allí en ese destartalado hotel acabó nuestra aventura,  después de 150 km recorridos y casi 9000 metros de ascenso, 18000 metros acumulados con descensos, habíamos cruzado valles, bosques, prados, ríos, puertos de montaña, nubes y glaciares y hasta una cumbre de cuatro mil para  culminar esta pequeña aventura de  diez días de duración, han sido unos días inolvidables donde lo más importante ha sido la compañía, César, Angeloti, Marga y Eloísa han sido las personas con las que he generado estos recuerdos, pasamos buenos momentos y algunos no tan buenos, pero todo en el río que te lleva en la vida, y que si lo dejas fluir sin sentir, sin reír, sin llorar, sin gozar, habrá sido en una Vida triste y vana, no la desperdiciéis…

 

  • Entonces humano, te quedaste sin subir a tu soñada cumbre, la punta Dufour…

  • Todo no puede ser en esta vida, pero trataré de volver algún día a terminar lo que no pude hacer.

  • Eso será si te dejan elegir vacaciones en tu trabajo, humano,¿ o no era de eso lo que te quejabas  lastimeramente  el otro día?

  • Tú siempre con el dedo en la llaga, Maese, a ver si la próxima vez te encuentro en versión veraniega y no invernal, que no me pasas ni una.

  • Calla, humano, que no será para tanto, qué harías tú en las montañas sin mí…

  • Pues si soplas fuerte y frío, prefiero no encontrarte, Maese Viento, déjame con tu brisa suave y delicada, que es lo que me cautiva…

  • Haré lo que me plazca y cuando me plazca, pues nada eres para mí, salvo un simple humano más de los miles de millones que habéis poblado y mancillado nuestro planeta.

  • Pues yo no estaría tan seguro, silenciaste tu voz para que pudiera sacar el reflejo del Matterhorn en el lago Riffelsee, algo de estima me tendrás…

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