En la siete palas del Bisaurín. Cuando el mundo se detiene en tus ojos, entre la cuesta que no cesa y las nieves blandas.

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Y  ENTONCES    fue cuando tomé una decisión muy arriesgada, demasiado arriesgada, la cual tendría poco después terribles consecuencias…

Y antes de que ocurriera aquel desafortunado suceso habíamos quedado Eloísa, Angeloti y yo para llegar hasta la localidad de Hecho en el Pirineo Aragonés Occidental desde Extremadura, para lo cual me encontré  en Trujillo con Eloísa a las seis y media y con Angeloti en Navalmoral a las siete y cuarto para seguir juntos desde allí el viaje.

Mientras tanto Marga, Cris y Lute vinieron por el norte y se encontrarían con nosotros en Hecho a las tres y media de la tarde marchando desde la zona Castellana de Salamanca y Zamora.

Y llegamos al piso que había reservado Marga de cinco habitaciones en dos plantas forradas de madera  muy acogedoras, y tras tomar algo rápido nos fuimos a pasear en las inmediaciones para contrarrestar las nueve horas de viaje en la furgoneta de Eloísa, algo menos para los castellanos en la furgoneta de Lute, al día siguiente subiríamos al Bisaurín, la cumbre más alta que pisaríamos en este viaje y daban las previsiones meteorológicas un día espléndido, habíamos dejado atrás toda la península bajo la lluvia y como siempre que cuando  entran las borrascas por el golfo de Cádiz, al Pirineo le afectaría poco.

La tarde estaba empapada de grises y de nublos, relamida en medias sombras y medias luces, aclamada de pesares de  nubes que se agrupaban amenazantes sin llegar a descargar, busqué un “track” de «wikiloc» para ir a la vecina localidad de Siresa en nuestro paseo , pero luego fuimos por donde nos llevaron nuestros pasos…

Y paseamos en dirección a la subida del vecino pueblo, pero en una encrucijada nos dimos la vuelta pues se hacía tarde, y junto al camino empezamos a encontrarnos esculturas ,moldeadas de diferentes artistas de múltiples países, en rocas de la vecina cumbre de Peña Forca, una de las que ascenderíamos si el tiempo lo permitiese…

Nos bajamos al pueblo de Hecho de nuevo, y encontramos con más esculturas de diferentes artistas de varias nacionalidades, esta vez en un parque a la entrada de Hecho.

Y nos volvimos pues nos tendríamos que levantar a las seis y media al día siguiente para ir al Bisaurín, así que cenaríamos pronto, para la cena se habían traído múltiples manjares para disfrutar  en común, Lute había traído un asado de cordero y patatas, que estaba delicioso…

 Y entonces fue cuando tomé una decisión muy arriesgada, que tendría terribles consecuencias para mí, pues allí estaba…

Allí estaba, con sus formas voluptuosas redondeadas, su color amarillo huevo, con sus colores afilados de rojo y verde anunciando el peligro, avisando del terrible veneno que contenía en sus entrañas, al menos para mí…

Pero no me pude resistir…, la tortilla  de patatas y  bacalao de 15 huevos que había hecho Cris con riesgo de romperse una muñeca al darle la vuelta, llevaba  un pimiento rojo y uno verde, ambos terribles venenos para mi organismo…

Y no me pude resistir, tomé un fragmento del delicioso manjar venenoso  aún a sabiendas que podría tener un final infeliz…

Y eran las seis y media de la mañana, nos habíamos levantado para desayunar y marchar al Bisaurín, realmente yo no me había  acostado,pues me había pasado media noche levantándome para visitar el cuarto de baño por culpa de la diarrea a causa de los malditos pimientos, además del dolor de estómago que no me dejó dormir,  y era una posibilidad que sucediera semejante catástrofe, y se cumplió, a nadie se puede culpar salvo a mí…

Así que aquella mañana mi desayuno consistió en dos cápsulas de loperamida,  subiría al Bisaurín en ayunas y bien purgado y velado, ya me habían avisado los colores rojos del peligro terrible que albergaba aquella tortilla de bacalao; el pimiento, que  junto a la  mosquita  y al piorno de Gredos  son los tres peores inventos de la creación…, seguro obra de los peores diablos y seres de la oscuridad…

La ruta comenzaría en el refugio de Lizara en el valle de Aragüés del Puerto, que emboca en el valle de Hecho, para empezar a caminar sobre las ocho de la mañana, nuestra intención era abordar el Bisaurín por su cara norte que es más complicada que la sur, pero más bella y entretenida , hacía dos años no pude acometerla debido a que los aludes la hacían inviable y aunque hice cumbre por la terrible y eterna cuesta del sur, no pude ver nada de la montaña debido a la niebla y a la ventisca en unos de los días más duros que he tenido en la montaña, pues allí se perdieron muchas cosas en aquel día, pero esa es otra historia…

Pero hoy sería diferente, el sol radiaba en lo alto, prometiéndonos un día de luces y horizontes, entré un momento al refugio a preguntarle a la guarda que cómo estaba la nieve y si era factible la vía norte,  me contestó que las raquetas no serían necesarias  porque  la nieve estaba muy bien, no deberíamos tener problemas,que subiéramos despacio con cuidado y  tranquilidad para  disfrutarlo…

No eran necesarias las raquetas, pues la nieve estaba a partir de dos mil metros prácticamente, y aunque estaba blanda, la gran inclinación de la subida las hacía inviables, lo que podríamos corroborar  durante las  siguientes horas.

Salimos del refugio por una senda GR, el Bisaurín se alzaba ante nosotros, la única vez que vine y lo subí no llegué a ver su faz, en sus pies impone su silueta alargada y a veces redondeada, hoy  vamos a  rodearlo por completo.

 El camino se nos gira a la derecha en busca de una estrecha garganta que se carga de nieve con frecuencia pero en esta ocasión apenas la cubría, pasamos un refugio de nombre complejo; Oldecua, y  nos adentramos de nuevo en las sombras pues la garganta nos acogería en su seno, voy al final de la marcha, buscando la energía que me falta, mi desvelo y mi purgatorio de la noche anterior han hecho mella en mi paso, algo más divagante e impreciso de lo normal…

Avanzamos por la garganta viendo amanecer de nuevo,  y nos acercamos al refugio de la Caseta de los Forestales, donde nos predijo la guarda de Lizara que empezaría la nieve en grandes cantidades…, y así sería.

 

Se acaba la garganta, llegamos a la Plana de Mistresa, plana, blanca, blanda, suave, acogedora, bañada en el sol risueño que nos anima a disfrutar de tanta belleza que emboca en el místico valle de los Sarrios, pero iremos en dirección opuesta, allí donde nos lleven nuestros sueños…, esta vez con crampones…

 

 

La pala es muy empinada nos llevará un buen rato hacerla, pero el día es precioso mientras llueve en el resto de España.

Andamos por la pendiente con cuidado y pausa, una caída te lleva muy abajo, aunque no te hagas daño por la nieve blanda. Me han vuelto las energías, inmaculadas de blanco y de pisadas crujientes en la nieve quejosa…

 

Hemos pasado la primera pala de nieve, hay un rellano donde paramos en una roca a recobrar el aliento un instante.

 

Marga y yo llevamos el “track” de la ruta, tenemos que seguir subiendo en dirección al Collado de Secús, pero se gira un poco antes a la izquierda, y así  lo hacemos pero hemos calculado mal y tenemos que volver a bajarnos perdiendo altura pues la ladera era demasiado empinada y peligrosa.

Enfilamos la pequeña canal que sin nieve es una trepada y ahora está bastante vertical, pero la nieve agarra muy bien, pasamos con bastante esfuerzo y alguna pequeña dificultad para Eloísa en lo más vertical ,que supera con paciencia y serenidad. Salimos de esta segunda pala vertical corta  e intensa a una zona más plana donde en terraza vemos ya multitud de cumbres, entre ellos el Pic Di Midi.

 

Aquí nos hacemos fotos y más fotos, pero no dejo de mirar de reojo la pala de nieve que tenemos que subir, el “track” va por allí, la pala es enorme y muy vertical, si la nieve estuviera dura como el hielo sería para subirla con material de escalada, y no lo llevamos, así que salgo adelante para enfrentarla lo antes posible, pero la nieve está blanda, no hay peligro, Cris y yo vamos delante  buscando la manera de acometer las rampas del 60 y 70 por ciento, nos lleva largo rato esta pala, pero paso a paso va cediendo en su pendiente…

 

 

 

Hemos pasado la tercera pala, desde aquí se ve medio Pirineo Aragonés, Cris y Lute no aguantaban otra sesión fotográfica y han seguido adelante ellos solos, ahora soy yo el que sigue tirando del grupo de cuatro que hemos quedado atrás, las rampas que vienen son muy duras…

 

Maese Viento empieza a apretar duro y fiero,  esta cuarta pala de nieve es muy larga y apenas podemos avanzar, pues estamos absortos mirando el espectáculo que se abre a nuestros pies de decenas de cumbres sigilosas de nieves cotilleando en nuestras esforzadas espaldas, por lo que no dejamos de volvernos a mirar el espectáculo de sus cuchicheos y sus silencios repletos de sentido encontrados muy adentro…

 

 

 

 Lute y Cris ya han llegado a la cuerda más alta y los he perdido de vista, me paro a esperar el pequeño grupo que lidero…

 

 

 

Nos queda la quinta pala que es más pequeña pero termina en un pequeño desplome de nieve y  hay que pasarla con cuidado, lo hago sin problema y me pongo a esperar que lleguen mis amigos.

 

 

Grita, gime, silva, brama , aúlla,…Maese Viento nos hace saber a su manera que hemos llegado a lo más alto, aunque nos queda un pequeño tramo sobre cornisas  cargadas de nieve que se pueden desplomar para llegar hasta la cima de las cimas, hasta la pala de las palas…, del Bisaurín.

Ángel que venía el último ya ha subido la pequeña cornisa, vemos en la cima a Lute y Cris esperándonos, según las previsiones la sensación térmica debería de ser de menos quince bajo cero, yo no noto nada de frío, pero Maese sopla fuerte y bravo…

  • Maese Viento…, querido amigo, aquí estoy de nuevo, esta vez me ha costado más que otras veces…

  • Subiste sin ingerir alimento alguno, no es de extrañar, necio humano.

  • Eloísa me dio una onza de chocolate…, me extraña tu amabilidad, Maese, pero sí, no sé cómo subí, por momentos las fuerzas me faltaban de mis piernas…

  • En tus piernas no están tus fuerzas, humano, tú lo sabes…

  • Es cierto, Maese, con las piernas suben los deportistas de montaña que vienen a hacer marcas de tiempos, de alturas, de desniveles, y a hacer crecer su ego, pero yo no soy de ésos…

  • Y entonces de quienes eres tú, humano…

  • Pues Maese Viento, no lo sé, bueno, sí lo sé, todos debemos saber quiénes somos aunque no sepamos a dónde vamos, soy un simple montañero…

  • ¿Y dónde vas tú, humano, lo sabes?

  • Hoy al Bisaurín…, mañana, no lo sé, ni me importa, pues estoy aquí y ahora…, pero ¿de dónde saco las fuerzas para subir sin comer ni dormir si no es de las piernas, Maese?, que te fuiste  por las ramas.

  • Y para qué me preguntas lo que sabes muy bien, montañero en tu montaña, ahora quieres que esté todo el tiempo hablándote cuando casi nunca me escuchas…, dime tú lo que sabes muy bien, ¿de dónde sacas las fuerzas para subir?

  • Pues Maese, las saco de las nubes, de los arroyos, de las cimas esmeradas en rozar los horizontes de silencios rotos, del sol, de la nieve, de su gemido al ser rasgado por los crampones, del roce de tu voz en mi piel…

  • Déjate de pamplinas, humano, la fuerza no nace en las cosas, nada ni nadie te puede dar lo que no tienes, mira más adentro…

  • Sí, Maese, miro dentro, y está…, está todo, dentro de mi corazón.

  • Así es, humano, y no lo olvides, dónde se encuentra la fuerza y todo lo demás, es dentro, en tu interior…

 

Y allí en lo alto, caminamos en el borde de los abismos, en el filo de los horizontes que se mezclan de cielos infinitos y de cimas que despuntan pavorosas de blancos, de luces, de pequeñas nubes   y de reflejos  en el cielo azul perfecto, en el día perfecto, en el momento perfecto que se para y se detiene dejando el mundo entero en nuestros ojos…

 

 

 

Hemos llegado, esta vez he sido el último, pues me entretuve con Maese Viento, e hice algunas fotos de más…, Lute y Cris dicen que se van a bajar pues llevan mucho tiempo esperando y se van a quedar congelados, yo no siento nada de frío, mis ojos se me escapan de mi cara, no abarcan lo que se me ofrece, me faltan vidas para agradecer lo que se me está regalando, en un sueño, en una ilusión, en un momento que quisiera que fuera eterno, que justifica el esfuerzo que he realizado y llena de sentido cada paso, cada jadeo, cada sudor, cada  dolor, cada peligro  que pasé para llegar hasta aquí arriba, quien no lo haya hecho nunca no lo entenderá, no todo el mundo puede ver todos los colores que nos ofrece la vida…

Fotos y más fotos, se me van los compañeros, me hago remolón aquí en el Bisaurín, no quiero abandonar lo que tanto me costó y tan poco me han dejado disfrutar, dicen en Noruega que no existe el frío, lo que existe es la persona mal abrigada…, pero yo con sólo dos capas de ropa no siento ningún frío, así que grabo y grabo con mi móvil…

 

 

 

 

La bajada del Bisaurín se hace por el sur, hay una pendiente muy pronunciada y muy dura, de ahí la fama de esta cumbre, estuve aquí hace dos años, pues subí y bajé por el sur en esa ocasión, pero con la ventisca y la niebla no pude ver nada, en la que fue una de las aventuras más peligrosas que he tenido, que acabó casi bien…

Nos encontramos bajando una familia, una pareja con sus dos hijos y un perro y han subido por el sur encordados todos juntos, somos los únicos seres humanos en el día de hoy en las palas de Bisaurín que no se resisten en nuestra bajada, que se hace sencilla por la blandura de la nieve…

 

 

 

 

Las dos palas de nieve de bajada en realidad es una, pues apenas hay un descansillo entre ellas, me alegro de estar bajándolas en vez de subirlas, se puede ir con alegría y con rapidez…

 

Sin darnos cuenta estamos en el collado de “ lo Foratón”, cruce de caminos al refugio de  Gabardito o al de Lizara, vamos a Lizara.

Aquí se acaba la nieve continua, pero no la pendiente, ahora estamos pasando por una zona de barro con agua del deshielo que es muy resbaladiza, Angeloti bromea con Eloísa que ha patinado y se ha ido al suelo, por lo visto le toca pagar las cervezas, pero al llegar al mismo sitio de Eloísa yo corro la misma suerte y caigo de culo en el barro, me duele que se manchara mi pantalón nuevo de barro, y más a Eloísa que trae la furgoneta bien limpia…

Las bromas de Angeloti no cesan, con las cervezas que vamos a pagar entre los tres, pues él fue el primero en caer, pero es Angeloti, quien se lleva todas las invitaciones, ha metido la pierna en un hoyo y se ha caído cuesta abajo con dos vueltas hasta que un camino detuvo su marcha, se ha hecho un poco de daño en la muñeca pero acaba de patentar una nueva forma de hacer la croqueta en la montaña, vuelta y vuelta, y una vuelta de regalo…

Pasamos dos fuentes de fría agua y ya vemos el refugio donde se encuentran nuestros vehículos, son las cinco y media de la tarde, nos volveremos los seis a nuestro apartamento de  Hecho, nos espera una suculenta cena y el merecido descanso, antes nos colocó Eloísa unos periódicos en los asientos de su furgoneta para que no mancháramos su tapicería bajo amenaza de hacernos bajar andando…

 Mañana nos volveremos a levantar a las seis y media, esta vez para ascender al deseado Castillo de Acher, pero esa es otra aventura que será con más emociones, si cabe, que la de hoy…

Hoy ha sido un día increíble, un día irrepetible, que nos ha dejado en la cumbre al mundo  en nuestros ojos…

 

 

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4 comentarios

  1. 440

    Impresionante Fran, que penita no haber podido ir con vosotros… aunque a mí esas cosas me dan muuuucho respeto. Me alegro de que lo pasáseis bien, y de que lo compartas con nosotros. Deliciosa la lectura. Muchas gracias y un abrazo. César.

  2. Fran Morales

    Majestuosas esas palas del Bisaurin, tocayo. No veas que mal rato por culpa de esos pimientos… a mi sin embargo, me sientan bien. Yo suelo hacer un pimiento rojo entero, cortado a tiras y lo refrío con ajo y cebolla. Le echo pimienta negra, verde y blanca, así como semillas de hinojo y un poquito de cúrcuma… está buenísimo. No sabía que a algunas personas le puede sentar tan mal.
    Las bajadas esas suelen ser traicioneras… en una de esas caídas, enganchas mal un crampón y se fractura el tobillo a la voz de YA!.
    En esas palas tan inclinadas, es mejor no llevar bastón y el piolet agarrarlo siempre con la punta hacia atrás. Es más rápido clavarlo en caso de resbalón. Parece que no, pero el bastón estorba en esa maniobra. Oye, ahora tienes más cerca a Pedro Partal, que está destinado en Gredos. Ya hace tiempo que no organiza un curso de seguridad en montaña… si lo sigues en la página de Encorda2, igual te enteras del próximo. Yo asisto a sus charlas por Zoom, y están muy bien. Hace unos años fuimos a dos cursos suyos en Sierra Nevada. Se echan de menos esas actividades.
    Oye, y a falta de periódicos, se monta uno en calzoncillos en el coche de Eloísa, si llegase el caso…
    Un abrazo, Fran.

    • Fran Pascual

      Hola Tocayo. En la siguiente entrada al blog tuvimos movida en cuestión de seguridad, quizá la publique hoy. Desconocía a Pedro Partal, lo buscaré, viene muy bien hacer cursos de seguridad en montaña y saber usar adecuadamente el material, en el Castillo de Acher en la bajada nos encontramos una pala de nievbe muy peligrosa que tuvo su miga el sortearla…, a ver si coincidimos en alguna salida. Un fuerte abrazo.

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