En el sueño blanco de Josechu, la ascensión al Monte Elbrus. 2.El viaje a Rusia.

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Y estaba sentado en el asiento de atrás de la furgoneta de Eloísa, ella iba conduciendo con Josechu de copiloto que siempre va delante pues padece de cinetosis, a mi lado está sentado Jesús Mansilla  y al otro lado está Jesús. A las siete de la mañana empezó Eloísa, que se hospedaba en casa de Josechu, a recogernos por toda Villanueva de la Serena, yo estoy muy nervioso, anoche dormí poco, a las dos de la mañana me levanté y saqué de la maleta grande las botas rígidas, cambié la mochila de mano por una más grande para que entraran las botas, porque supuse acertadamente  que la maleta pesaba más de 20 kilos, tope de la compañía Pegassus con la que viajábamos.

Teníamos por delante cuatro mil kilómetros en apenas 24 horas, el avión a Estambul partía de Madrid poco antes de las tres para llegar allí sobre las siete, haríamos transbordo hacia Mineralyne Vody en Rusia. Ese avión partiría sobre las doce hora turca para llegar más de las dos, hora rusa que es la misma, una más que en España, sobre las tres de la mañana tomaríamos un taxi hasta Terskol, donde llegaríamos sobre las seis y nos acostaríamos a descansar en el hotel hasta las diez  o las once  de la mañana para levantarnos a alquilar el material que no habíamos llevado a Rusia.

Los kilómetros iban cayendo lenta pero inexorablemente, pero teníamos una parada obligada, necesitábamos comprar unas cuerdas que nos faltaban, llevábamos 30 metros y necesitábamos otros treinta de 9 mm, cordinos finos para unirnos los unos a los otros en la niebla y algunos accesorios más, paramos sobre las diez y media en el decatlón de Navalcarnero, en poco compramos el material mientras Eloísa y yo vigilábamos la furgoneta para evitar robos, tan frecuentes en estos sitios, Jesús se nos perdió en el decatlón, tenía que comprar zapatillas para la ruta, ropa y no sé cuántas cosas más, tuvimos que entrar Josechu y yo a buscarle pues podíamos perder el avión, sacamos todas las maletas del “tetris”  maletero de Eloísa, repartimos el material y nos percatamos que no podíamos meter en ninguna maleta la cuerda que habíamos comprado pues todas las maletas pesaban ya veinte kilos, así que la cuerda acabó en mi mochila de mano con mis botas…

Llegamos al hotel donde se encuentra el Gato Azul, el aparcamiento de larga estancia, esperamos otro poquito a Jesús rehaciendo su maleta, y nos dejó en la terminal T1 de barajas, guardamos cola para facturar como todo el mundo y aprovechamos para hacernos fotos del momento…

Ya estamos sin maletas, así que ni cortos ni perezosos nos sentamos en medio de la T1 y nos pusimos a comer los embutidos y el pan que no probaríamos en Rusia, la gente que pasaba se quedaba mirando nuestro picnic improvisado, y Jesús aprovechó  para darle la cámara al  que más nos miró…,aunque esa foto no la tengo yo.

Pasamos sin problemas el control policial y el del pasaporte, y nos montamos en el avión tras un pequeño paseo en autobús…

Jesús y Josechu cayeron atrás, yo en el medio con Eloísa en la ventana y Jesús Mansilla a mi izquierda, mala sombra he tenido, me toca ala y voy a ver poco…, despegamos y en poco nos tapan las nubes, no se ve nada , Eloísa se ha colocado su cojín cervical y Jesús Mansilla el suyo, debe de tener efecto hipnótico el cojín de los chinos , Eloísa ha caído…

Y Jesús Mansilla también ha caído en segundos…, dichoso cojín…

Me voy a comprar una docena de cojines cuando vuelva, yo sin poder dormir y sin ver nada,…me aburrooo.

El viaje se me está haciendo muy largo, tenía que haber descargado música en el móvil o alguna novela de Edgar Alan Poe…, me sigo aburriendoooo…

Ya va a aterrizar el avión, las alas crujieron de más al girar, esperemos que no se deshagan demasiado…, que esto de los aterrizajes siempre tiene su punto de  emoción…

Hemos bajado del avión, vamos buscando para hacer transbordo, para sorpresa hay un control policial para pasar a la zona de transbordos, dejo mi mochila y mis cosas y pasan por rayos X. Voy a recoger la mochila y se acerca una mujer policía entrada en carnes que me dice en inglés que abra la mochila, abro la mochila y coge la cuerda y me dice-“Forbidden Things, forbidden…”-, pongo cara marciano de no enterarme de nada, aunque me enteré muy bien, y llamó a otro más delgado con pinta de jefe  que nos explicó en Inglés a todos que había dos opciones, la primera dejar nuestra cuerda  y la segunda era que me saliera de la terminal, fuera a visados, sacara un visado a Turquía, entrara en la zona de salidas, buscara el mostrador de la compañía, guardara cola y facturara en la bodega la cuerda…,poco factible, y estábamos hablando los cinco viendo que íbamos a hacer cuando el “señor” se cansó y cogió la cuerda sin mediar más palabra y la tiró a un contenedor, me encantan los policías turcos, son un prodigio de simpatía y alegría…,esto nos supones un gran revés tendremos la mitad de espacio para asegurarnos en el glaciar, salvo que tengamos suerte y podamos alquilar una cuerda en Terskol…

Después del disgusto dimos unas vueltas buscando donde cenar, la idea de “burguer” no me atraía nada, tuvimos suerte pues  entramos en un restaurante turco donde había wi-fi, imprescindible para que Jesús tuviera informada a su parroquia, pues aquí en Turquía y en Rusia no puedes conectar datos salvo que no te importe pagar una factura de teléfono desorbitada…, la cena un acierto, los camareros bromearon con nosotros sobre el Madrid ,el Barcelona, y el Atlético de Madrid, lo normal si sales de España.

Son más de las nueve el avión sale a las doce, buscamos una sala tranquila e intentamos dormir algo, algunos lo conseguimos…

Veo que cada vez entran más mujeres con burka negro, grupos de cuatro o cinco mujeres acompañadas de uno o dos hombre con barba islámica, se va llenando la sala, yo me salgo y veo que en esta sala despega un avión hacia Arabia Saudí…, me voy a buscar otra, encuentro una vacía, y nos cambiamos, justo al lado de donde saldrá nuestro avión cuya sala está repleta, pero Jesús se vuelve a curiosear a la anterior porque está alucinado con tanto burka y tanta mujer para tan poco hombre…

Subimos  en el avión a Mineralyne Vody y despega, está todo oscuro, es de noche, no puedo ver el mar negro, está todo negro…

Llegamos a la dos y media, la terminal está en obras y parece un almacén viejo de pinturas, nos toca pasar por la aduana, hay una cola muy grande, nos sentamos a esperar…

Cuando nos toca  ya sólo quedamos nosotros ,el funcionario policial se levanta de su cabina y nos empieza a hablar en ruso airado, gesticula con los brazos y nos quedamos  los cinco boquiabiertos mirándolo sin articular palabra, se levanta el otro funcionario más joven y nos dice en inglés que tenemos que rellenar un formulario, no se ve nada, apenas hay luz, Eloísa y yo que entendemos más el Inglés lo hacemos primero, nos ayuda el funcionario joven que nos habla en inglés, yo paso con el funcionario simpático y ella con el ogro, le conté que íbamos al Elbrus y estuvimos un rato hablando tranquilamente, al final puso el sellito en las dos mitades del formulario  y me devolvió una, la tienes que guardar como oro en paño si quieres volver a salir algún día de Rusia…

A Eloísa la tuvieron un rato diciéndole que no era la de la foto, y hasta que no se rió no le dejaron pasar, no eran tan ogros después de todo, bajamos Eloísa y yo a por las maletas y allí estaban las cinco, solas en la cinta ,las agrupamos y esperamos que bajaran los demás, tardan mucho, muchísimo, estaban en ruso y en inglés el formulario y con letra minúscula que ya a nuestra edad va costando, de repente  aparece una funcionaria rubia y empieza a hacernos señales y a gesticular y a darnos voces para que saliéramos para el nuevo control policial, están deseando echarnos son casi las tres de la mañana…

Nos hacemos los sordos, y cuando vuelve otra vez, le explicamos en inglés que nuestro compañeros están arriba y les estamos esperando…, esta vez nos entendió…, menos mal, ya bajan. Se han enredado en los formularios rusos, esto parece una pesadilla burocrática…

Un funcionario pasa las maletas por rayos X, pero no veo que mire mucho la pantalla…, está más pendiente de las dos compañeras rubias y altas que trabajan con él…, no sé si el salchichón habría pasado en la maleta  la aduana, pero no creo que a las tres de la mañana el funcionario  viera más de la falda de la rubia…

¡Estamos fuera!…, en Rusia, y escucho cantar a los mirlos  a las tres de la noche…, es raro, si cantan poco antes del amanecer…

Se nos acerca un ruso y nos ofrece taxi, esperemos que sea bastante grande para entrar los cinco con maletas…, Eloísa regatea y al final por 7000 rublos nos llevará a Terskol, y si volvemos con él  serán 5000 rublos de vuelta, 1 euro son 70 rublos más o menos…, llama por teléfono y aparece un taxi de la marca mercedes bastante grande.

Nos montamos, son las tres y media de la noche, empieza a clarear, Eloísa se mete en la tercera fila, rodeada de una montaña de maletas pues tuvo el conductor que reclinar dos asientos de la tercera fila para que entrara el equipaje, Josechu adelante y yo tras él, Josechu y yo somos los únicos que vamos despiertos…

No quiero perderme un detallela carretera es recta y el paisaje plano salpicado de alguna colina, nos esperan casi tres horas de taxi, lo que más me llama es el elevado número de gasolineras, …vamos al Sur en dirección a Georgia, hemos pasado un control sin que nos paren en el segundo nos abren la puerta, nos miran y dicen cosas en ruso…, el taxista un hombre gordo, con bigote y entrado en canas habla con los policías  que gesticulan y al final seguimos nuestro camino, lo que más te llama la atención del conductor es que con una mano contesta a “whatsapp” y con la otra maneja el navegador, todo un prodigio de manipulación al volante, por fortuna apenas hay tráfico a estas horas…

Amanece…, son las cuatro y veinte de la mañana, está nublado, el disco solar cruza el horizonte rápidamente y se oculta detrás de las nubes, comienza a llover débilmente…

Giramos a la derecha hacia el oeste, nos metemos en un valle glaciar enorme, está todo verde, el taxista para a fumar y Josechu y yo bajamos a estirar piernas, vemos montañas y montañas, no muy altas por ahora…, estamos más cerca.

Hemos llegado, nuestro hotel se llama Elbrusina, mientras ellos bajan los equipajes entro a la recepción, hay un señor con cara de pocos amigos y un bigote estilo Sadam Hussein que te echa para atrás, trato de explicarle en inglés que tenemos reserva con Booking de ayer, y que llegamos ahora…, nos retrasaron un día los vuelos y sólo aprovecharemos un rato las habitaciones, no entiende nada, lo único que hace es señalarme un número escrito a mano en una libreta, 5235.

Salgo y busco a Josechu, él hizo la reserva, y después de un rato intentándonos entender, parece que el número eran los rublos que costaba la reserva y lo que quería “Sadam Husseiov” era que le pagásemos…, muy simpático el hombre, lo hicimos con los rublos que traíamos de España, aquí no suele haber tarjetas y Jesús Mansilla nos cambió 200 euros a cada uno.

Y más simpatía nos dio los tres pisos sin ascensor que tuvimos que subir con los maletones, nos dieron una habitación de tres y otra de cuatro, Jesús estaba  muy preocupado por la ubicación de Josechu, pues tiene fama de roncar, así que se fue con Jesús Mansilla a la de cuatro, que estaba un piso más alto, y todo quedaba en familia, entre tío y sobrino…

Al entrar en el vestíbulo me llevé un susto de muerte, sobre las puertas de las habitaciones aparecían otras colgando del espacio, parecían habitaciones para vampiros…, pero no, el techo es un espejo y era el reflejo de las puertas…

Nos acostamos rápidamente, yo no había pegado ojo, caímos muertos…, pusimos el despertador a las once,  sonó y en poco aparecieron los Pineda en nuestra habitación, teníamos que ir primero al centro de rescate a registrarnos, estaba cerca.

El día estaba gris y nublado, pero podíamos ver algunos glaciares colgando de nuestras cabezas, era  espectacular, encontramos algunos vehículos de guerra abandonados, los edificios están descuidados y hay chatarra por todos lados…, esto es Rusia,aunque le hece fotos a lo bonito…

Dejamos nuestros datos en el centro, que hablan inglés y bromean con nosotros un rato,  tenemos que alquilar el material y comprar tarjetas de teléfono, nos indican desde el centro dónde hacerlo.

Encontramos el sitio y compramos dos tarjetas rusas de teléfono, tendremos whatsapp y Facebook ilimitados, nos harán falta para estar comunicados con el mundo, una se la instala Eloísa y la otra Jesús Mansilla, el técnico informático del grupo… , ellos nos darán datos a los demás, y en la gestión en una tienda de recuerdos y cachivaches nos entretenemos mientras Jesús Mansilla está instalándolas…

Caemos en la cuenta que son más de las doce y estamos en ayunas, decidimos almorzar a la hora de los “guiris”, entramos en un restaurante, la camarera es muy simpática, no habla inglés pero nos saca una carta ruso-inglés. El sitio es acogedor, con fotos por todas partes del Elbrus, y sale un alpinista con banderas en diferentes cumbres, será el dueño del bar…

Nos decidimos todos por la albóndiga Elbrus, y tardan un buen rato en prepararlas, desde el salón vemos en la cocina dos señoras mayores afanadas en nuestras albóndigas…, muy ricas y con hierbas parecidas al cilantro que ya siempre nos la pondrán hasta en la sopa…

Tienen wi-fi, me pongo a comprobar la predicción meteorológica, llevo casi un mes mirando casi a diario, y en el Elbrus hay en esta época hay un patrón de lluvias diarias o nieves según altura, y por la noche suele hacer bueno.

Miro la predicción…, no, no puede ser…, es imposible. Me quedé blanco como la pared, todos se volvieron hacía mí…

·        Qué pasa Fran, me dijo Josechu. Sabiendo que el entendido de meteorología soy yo, por algo soy observador de la agencia estatal de meteorología.

·        Pues que no puede ser, es imposible. No sólo dan nieve por la tarde, es que nos meten cinco metros de nieve en una semana, no es posible en estas fechas…, es propio de borrascas muy potentes de principios de primavera y ayer no ponía nada diferente a lo normal…

Consulte con otra página y me fui tranquilizando, la otra página ponía el patrón normal de las fechas de tormentas diarias por el día y por la noche despejado, siendo el martes el mejor día para subir.

Seguro que era la salida díscola, la meteorología se basa en modelos matemáticos, hay muchos pero los más usados son el GFS de la aviación Norteamérica y el europeo, con siglas innombrables, el GFS tiene cuatro salidas y seguro que es  la salida díscola que de vez en cuando ocurre cuando la computadora mira para la luna…

Si fuera cierta, no podríamos ni subir, nos quedaríamos sepultados de nieve e incomunicados, esperaremos a mañana por la mañana para ver qué pasa…, pero el miedo nos lo ha metido en el cuerpo…, nadie dijo que el Elbrus  fuera fácil…

Tras comer tenemos que ir a alquilar el material, vamos a una tienda donde alquilaron el año pasado y el muchacho ruso encargado es muy buena gente, pero no tiene los abrigos de frío extremo, así que como empieza a llover volvemos al hotel y pedimos un taxi, pues la otra tienda está a 20 minutos andando.

Llega un ruso pequeñito y delgado con una furgoneta y nos acoplamos para ir a la tienda, allí alquilamos, abrigo de frío extremo, manoplas, polainas, esterilla, saco de dormir, mochilas de unos 90 litros y dos tiendas de campaña de tres plazas, y compramos una bombona de gas para la hornilla, el material no tiene la calidad del año pasado, pagamos 42.000 rublos o así por 6 días y dejamos dos carnés de identidad de depósito. No tenían cuerdas para cruzar el glaciar, tendremos que apañarnos con una…

Ahora pedimos al taxista que nos lleve a cambiar dinero pues no hemos quedado “tiesos”, nos lleva a un hotel pero esta ya cerrado lo del cambio, a las cuatro cerraban, ahora nos lleva a una especie de mercadillo en medio del campo, allí busca a un ruso de una tienda y éste nos cambia 600 euros en rublos.

Ahora el taxista nos lleva a los teleféricos que están en el último pueblo a 6 km, Azau, allí una funcionaria no nos quiere atender porque ya se pasó su horario de trabajo y se niega a darnos información,  no sabemos si podemos comprar los billetes para bajar desde arriba, pues el año pasado no les dejaron bajar a Josechu y los dos Jesús.

De vuelta al hotel nos ponemos a preparar las mochilas,  repartimos los pesos comunes, Jesús Mansilla y  a mi nos toca tienda, Josechu y Eloísa comida y Jesús cuerdas y hornilla, nos hemos ido a los 25 kg, Eloísa a los 20 Kg, es una barbaridad, como predije se tuvieron que dejar los “bricks” de leche y las fabadas de lata,  guardamos en mi maleta la comida que no es viable llevar y tras hablar con la encargada, una chica muy simpática que no habla inglés pero por el traductor nos apañamos, nos dice que podemos dejar las maletas en consigna.

Jesús Mansilla se da cuenta que el recambio de la hornilla no sirve para el quemador que tenemos y tiene que ir corriendo a alquilar un quemador a la tienda, yo me doy cuenta de que la tienda que llevo no tiene hierros, tendrá que pedirlos también.

Ya ha vuelto Jesús Mansilla con sus misiones cumplidas, toca cenar, todos cogemos tarritos de quinoa real fríos, pero Jesús está empeñado en tomarse una fabada aunque sea fría, nos va preguntando uno a uno para compartir, pero a nadie nos agrada acostarnos con tamaña digestión…

Nos levantaremos a las cuatro de la mañana, el plan de Josechu es subir desde el pueblo,Terskol, andando hasta la estación MIR o Garabashi, donde se encuentran los Barrels y los refugios para acometer la última parte de la subida, casi todo el mundo( 90 por ciento) se suben en teleférico hasta los Barrels, y más de la mitad de los que suben lo hacen en oruga hasta los 4900 metros.

Esta es la ruta que hacen habitualmente, nosotros partiremos andando desde abajo sin remontes…

Nosotros haremos una expedición alpina con subida clásica, acarrearemos mochilas de 25 kg desde el pueblo a 2100 metros, dormiremos en el observatorio el primer día a unos 3000 metros, el segundo subiremos hasta la ICE BASE o campo helado a unos 3600 metros.

El tercer día cruzaremos el glaciar hasta los 4100 metros y dormiremos en un refugio libre a unos 4100 metros.

Y el martes el mejor día en previsiones atacaremos el Elbrus hasta los 5642 metros, teniendo miércoles y jueves con margen para posponer subida o intentarla de nuevo…, mañana comienza lo bueno, pero lo que más temo quitando el tiempo, …son los mochilones.

 

2 comentarios

  1. Fran Morales Fuentes

    Increíble. Estoy alucinando con tu aventura.
    La burrocracia es tediosa e incomprensible. Perder tiempo, material, dinero… y salud con estas cosas… me mata.
    Flipo con la albóndiga Elbrus… jaja…
    El alquiler de material debe ser un buen negocio para esta gente… con lo limitados que estamos en los aviones…
    Lo de internet, me supera… yo cuando salgo, no llevo nada. Mi tlf es antiguo y no tiene datos. Me resisto al Smartphone.
    25 kilos de mochila… uf! Caer con eso a una grietaca… no veas que susto. Además, en estilo Alpino… no como esos que van en orugas hasta 800m antes de la cima… Eso ni es Elbrus, ni el femenino del pollo.
    Estoy muy emocionado con esta aventura… pero a la vez me está entrando miedo por el tema aeropuertos…
    Un saludo, Fran, gracias por tu tiempo… muy buena redacción, tío. Salud.

    • Fran Pascual

      Hola, Tocayo. Veo tu extenso comentario que tanto me gusta leer…,la verdad que cada vez que salgo de España me doy cuenta de la suerte que tenemos de haber nacido aquí. Tenemos una calidad de vida y una sociedad desarrollada envidiable por mucho que se empeñen en la televisión por hacernos creer lo contrario. Lo peor del viaje, la «burrocracia», en Rusia para salir tuvimos que pasar cuatro controles, y en el del pasaporte la policía rusa lo único que le faltó preguntarme si tenía algún plan para el fin de semana, estuvo casi quince minutos revisándome los datos del pasaporte y mirándome de arriba a abajo…, ahora empiezo la redacción del cruce del glaciar, lo más emocionante que vivimos los que al final no pudimos subir a la cumbre…, un abrazo.

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