¿Y dónde irás viento?,
cuando reine el silencio,
y no tengas oídos,
a los que susurrar…
¿Acaso tu voz,
firme y segura,
…llenará el silencio?
¿Acaso tus dedos…,
fríos y cortantes,
rozarán un semblante?
¿Acaso tu aliento…,
de hielo y frescura,
tocará mi figura…?
La subida al Taillon desde el collado de Tentes, según pone en todas las guías es una de las ascensiones a tres miles más asequibles y sencillas del Pirineo, buen sitio de vistas y de iniciación al alpinismo. La distancia en desnivel y kilometraje no es mucha, y hay un refugio en medio de la ruta que lo puede hacer más fácil, pero en la montaña lo fácil se puede hacer difícil, si ella lo decide así…
Salimos con nuestra rulot del aparcamiento de Gavarnie a las siete y media, antes de las ocho estábamos en el collado de Tentes tras cruzar la estación de esquí de Gavarnie huérfana de nieve.
Desayunamos, vimos los primeros rayos de sol acariciando los picos, y nos pusimos a cargar con todo el material…,los arneses, la cuerda de 30 metros , los mosquetones, los fisureros , los crampones, casco y piolet…,luego van corriendo por allí arriba en pantalón corto y zapatillas, ¡Bendito Killian Jornet!
La clave del día estaba en el dedo de la falsa brecha, hay un paso muy peligroso sobre el glaciar, si caes en ese punto te recogen quinientos metros más abajo,… lo que quede de ti.
Sabíamos que la nieve estaría blanda y sin asentar. Las primeras nieves son las más peligrosas, pues al no haber una capa de nieve helada debajo, cuando suben las temperaturas y le da el sol se desprende al pisarla…, te puedes ir abajo con ella sin que te sirva el piolet, pues no tienes dónde clavarlo…,extremaríamos las precauciones…,¡nada de zapatillas y pantalón corto!
La mañana iba avanzando en su penumbra inicial, el puerto de Bujaruelo nos esperaba, tras hacernos unas fotos delante del Taillon, nuestro objetivo, partimos por la pista que llaneando nos lleva en dos kilómetros al puerto.
Estamos en el puerto de Bujaruelo, los primeros rayos nos descubrían picos anónimos para nosotros en la parte española…
De aquí vamos a la izquierda, pasaremos por debajo de la cara norte del Taillon para luego subir al refugio por el Col de Serradets, donde antes de llegar tenemos que cruzar un arroyo que baja por la garganta y puede ser muy complicado debido al hielo, las rocas y al agua,…por eso llevamos cuerda…
Sergio va delante, para él es una victoria enorme estar conmigo aquí,
hace tres años tuvo un accidente laboral, le destrozó la columna y le dijeron que no volvería a andar, nunca más…
Hoy, con nueve clavos y dos barras de acero en su columna, y mucho dolor, mucho esfuerzo, mucho entrenamiento y superación, se dispone a subir un tres mil con nieve…,¡Bravo Sergio!
El camino no tiene gran pendiente, avanzamos sin prisa disfrutando de las vistas de nubes, cielo, picos y un sol que se esfuerza por presentarse tímidamente ante nuestros ojos…
En poco pisamos nieve, no, hielo, nos paramos y nos colocamos los crampones, aunque hay mucha roca, no nos arriesgamos a tener una caída tonta y menos Sergio, …con la herrería que lleva en la espalda.
El camino se empina, es duro andar con los crampones, vas dando trastazos a la roca que hay bajo el hielo, pues capa fina es la que cubre la senda perdida bajo la nieve.
Hemos llegado a una garganta o canal, estamos ante el arroyo, nuestras peores expectativas se cumplen, aunque estamos en cara norte, las elevadas temperaturas han acelerado el deshielo, y tenemos que cruzar un estrecho de rocas, nieve, hielo y un arroyo que ruge por todas partes.
Es muy peligroso, con la nieve que se desprende no ves dónde pisas y te puedes hundir entre las rocas al mismo tiempo que el arroyo te puede remojar bien,¡…para despabilarte por la mañana!
Cruzo delante, espero que no haga falta cuerda, pues llevamos los arneses puestos, avanzo en la nieve, me hundo…,no he tocado agua por esta vez, me pego a las rocas, están cubiertas de hielo, si no lleváramos crampones sería un suicidio…, espero a Sergio, es muy difícil encontrar la senda, voy rastreando, tengo que saltar un brazo del arroyo…,el hielo ha aguantado mi peso, podría haberme bañado…,y algo peor quizá…, Sergio me sigue de cerca, estamos realizando un gran esfuerzo y él más, lo mismo subimos una gran roca helada, que nos hundimos en nieve o tenemos que meter el pie en el agua para encontrar seguridad…
Estamos al otro lado, pero hay que subir y el arroyo está encajonado, me he despistado un poco, hemos tenido que hacer un par de pasos difíciles, con un poco de trepada sencilla,…esto es un “matadero”, y no parece terminar nunca…
Pero se acabó…, ya es todo nieve, y…está bastante blanda, acabamos de empezar y la montaña nos va colocando impedimentos…, que son los que te enganchan y te hacen superarte una y otra vez…,¡ así es la montaña!
Sergio está bastante tocado, la garganta del arroyo le ha castigado demasiado, la roca, el hielo, el agua y la nieve, hacen que tengas que esforzarte de más, y él tiene que pisar de manera diferente a como lo hacemos los demás. Tomamos un tentempié y bebemos agua, cada vez se empina más la cuesta.Hay una gran rampa de nieve, la subo y me encuentro de repente…
El refugio y el circo de Gavarnie tocado de sol, con sus paredes verticales y sus retorcidos estratos de vida y muerte…
Me acerco al refugio, vemos el motivo del helicóptero que lleva toda la mañana tronando en el cielo…, están ampliando el refugio de Serradets, y detrás la brecha de Roland, vigilando estupefacta la obra del Ser humano, que todo lo quiere para sí…
Pensaba parar un poco en el refugio, pero el ruido de la hormigonera y el grupo electrógeno con el olor a gasoil quemado hacen que sigamos adelante, Sergio me dice que no llegará al Taillon, intentará la Brecha como el año pasado, está al alcance de nuestros pies…
Nos enfrentamos a una pala muy pisada y empinada de nieve…
Sergio se va quedando atrás, lo está pasando mal, llego a un rellano miro lo que me falta para la Brecha , que es poco parece, y espero a Sergio .
Aparece en poco tiempo, ha dejado muchas de sus energías en esta rampa, decide que va a guardar para la vuelta, así que se volverá al refugio,tiene mucho mérito lo que es capaz de hacer con nueve tornillos en la columna y un enorme corazón…
Son las doce y cuarto, el sol brilla, las previsiones son perfectas del tiempo, demasiado calor quizá…, subiré solo, nunca voy solo, hoy lo haré…
Quiero darme prisa, el tiempo va en mi contra, la nieve irá ablandándose cada vez más y se pondrá muy peligrosa, tengo que bajar a una zona deprimida, sigo las huellas hacia la Brecha de Rolando, avanzo con todo lo que me dan mis piernas, el corazón late en mis oídos, hay un paso un poco entretenido, cuando vas solo tienes que tomar más precauciones, un accidente y lo mismo ni te encuentran…
Está muy empinado, tengo que clavar bien el piolet, la nieve no está muy blanda por ser la cara norte, y se hace bien, en el lado español ya veremos…
He llegado a la Brecha, el espectáculo es grandioso, las grandes paredes te hacen encogerte y sentirte minúsculo…
Veo a Sergio empezar a bajar la rampa hacia el refugio, me quedo más tranquilo, no se deben separarse nunca los equipos en montaña, le he dejado a doscientos metros del refugio y le ven desde allí, no tendrá problemas para volver despacito, aunque la rampa que tiene que bajar impone.
Me queda lo peor…
Tendré que pasar por el lado español de la Punta Bazillac hasta llegar a la falsa Brecha, allí vadear el dedo por el lado Francés, en ese momento decidiré si sigo…, no me jugaré el pellejo por una cumbre bonita…. Luego la arista desde el dedo a la base de la cima que es llana, y luego la cuesta hasta la cima…, sobre el papel es fácil, pero impone más hacerlo sólo…
-
“¿Porque nunca me ves, ni me sientes, humano, ni cuentas conmigo…?
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Maese Viento, discúlpame, no recordaba que en los Pirineos entiendo tus palabras…, es la tensión del momento…
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Pues,… bien criticas a los que se exponen en la montaña para hacer crecer su ego, has dicho mil veces que no se debe ir sin otros humanos…, ahora te aplicas distinta doctrina…, eres como todos los humanos.
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Maese…, a Sergio lo dejé cerca del refugio, si me pasara algo dará la voz de alarma cuando no aparezca, llevo saco de dormir y equipo para pasar la noche en el peor de los casos.
Y en el único punto que me podría hacer falta asegurar, si no lo veo claro me doy la vuelta…, lo demás es caerse o no caerse…, y si caigo me va a dar igual ir solo que acompañado, pues en ese caso me es indiferente que me encuentren en diez minutos o en tres años…
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Ciego estás, humano, aunque es cierto que si te caes, te dará igual todo, pero vas a sufrir para llegar…, te lo anticipo,…sois necios los humanos.”
Estoy muy tenso, la nieve está blandísima, amarro el piolet a mi línea de vida, para evitar caerme de espaldas como en los infiernos, y para no perder el piolet, sin él estaría yo perdido…
La línea de vida es la cuerda o cinta que une tu arnés al sitio donde te aseguras, en esta ocasión va a ser mi piolet…, será la delgada línea que me une a la vida, mi cordón umbilical…
Empiezo a caminar junto a la pared de la cima Bazillac, no hay nieve junto a ella y está lloviendo literalmente…, el sol y el calor hace que se derrita la nieve de la cima…, escucho de repente un silbido en el aire y un gran estruendo, muy cerca de mí ha caído un enorme trozo de nieve desde cien metros de altura, menos mal que iba pegado a la pared…, mis sentidos se agudizan…
Voy aprendiendo rápido, a pesar de llevar crampones tengo que ir avanzando por la roca, la nieve se desprende en bloque al pisarla, tengo que darme prisa…, cada vez calienta más el sol y esto irá a peor, las vistas son increíbles, y la caída también…
Voy sin parar, apenas sin mirar, casi sin disfrutar, el dedo es mi punto de inflexión, allí decido si corono el Taillon, aunque llevo cuerda no me aventuraré por un paso inestable.
Hace calor, pues junto a la pared no corre el viento, en poco rato estoy en la falsa Brecha, el dedo me asalta la vista en su enorme soledad…
Me arrimo a la arista que me lleva al dedo, pronto sabré si puedo cruzarlo…
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“ Humano, no me escuchas hoy, no disfrutas, estás faltando a tus principios, te conozco bien…
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Maese Viento, por favor, tengo prisa, el sol calienta y la nieve se deshace…, no me distraigas, por favor, tengo que estar muy concentrado en este paso…”
Estoy en el dedo, y para mi suerte el paso está a la sombra…, son treinta centímetros sobre la caída al glaciar…, pero es muy fácil, la nieve es firme y buena,… crucé sin darme cuenta, ¡subiré al Taillon…!
Nueva sorpresa, la dificultad no es el dedo…, es la arista. En su cara norte o Francesa, la nieve está más dura, pero forma una acumulación en cornisa que si te arrimas demasiado puede partirse lo que sería el final…
Por el lado sur o español no es mejor, la nieve está muy blanda y tengo que clavar bien el piolet para avanzar con tres apoyos…, siempre tres apoyos…, si resbalo y caigo no podré parar, en la nieve blanda el piolet no frena…, lo aprendí en mis Infiernos.
Hay una roca en medio de la arista, la paso con mucha prudencia, está más difícil de lo que nunca pensé, Maese Viento tenía razón…
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“ Ya te lo dije, lo ibas a pasar mal, humano…
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Siempre castigando, Maese, sí, me lo dijiste, pero ya sabes…esto es la montaña en su esencia pura, para disfrutar hay que sufrir…
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Siempre estáis sufriendo humanos, sois una raza de sufrimiento y de sinrazón…
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Cuéntame algo, Maese, alivia mi soledad…
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Sabes que nunca estás solo humano, nunca, pues siempre estoy contigo. Y en el peor de los casos puede que hasta acabes en los brazos de la dama de la Nieves…
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¡La Dama de las Nieves!, siempre me sorprendes con algo nuevo…, ¡ostras!, qué resbalón…, Maese no me distraigas que me voy a matar y luego quién va a escuchar tus historias…
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Pues, ya te la contaré en otra ocasión, humano, pues veo que no puedes hacer dos cosas a la vez…”
Avanzo por el centro de la cresta con mucha prudencia, trato de ir justo por el centro de la fina línea…, que separa la vida de la muerte.
Paso a paso, clavo el piolet bien fuerte a la nieve y voy avanzando, la arista se acabó…, ha durado una eternidad.
Me queda la última subida, ya parece que pasé lo peor, última disyuntiva…,o sigo por la cuerda hasta la cima o por el lateral que parece que va más tumbado y directo a la cumbre…
Voy por el lateral, noto los tres mil metros y mi asma de esfuerzo…, voy jadeante, aquí no sopla el viento y al ser cara sur la nieve está más peligrosa todavía, voy con cuidado y concentración, el silencio de Maese Viento aumenta más la sensación de calor…
De repente se desprende una cornisa de nieve bajo mi pie izquierdo…, ¡estaba bien sujeto a mi línea de vida del piolet!, …enseguida me equilibré, pero la nieve desprendida cae hacia abajo bastantes metros, muchos metros…, mejor no mirar. Sigo con más precaución si cabe más…, paso a paso, concentrado en cada movimiento ,se hace muy largo por la tensión, y luego tengo que bajar que siempre es peor…,¡Llegué…!
Son las dos de la tarde, las vistas increíbles, picos, picos, picos, nubes ,nubes y el monte perdido presidiéndolo todo, tapado y angustiado por una hilera de nubes que quieren oscurecer su vista…
Estoy algo nervioso, me anclo al suelo con mi piolet, aunque no hay peligro, pero no quiero que una foto me tropiece…
Me recreo breves instantes, debería comer algo, pero decido bajar pues quiero pasar la arista lo antes posible, temo que se deshaga la nieve más de la cuenta…
Iré esta vez en la bajada por la cuerda todo el rato, buscando el viento que hace la nieve más fría…, y más dura, además veo más roca que por donde subí y hoy hay que huir de la nieve…
Voy bajando con precaución, ya estoy en faena, la nieve está mal, no, peor… Me he caído sobre el piolet, me vuelvo a caer, mis pies resbalan continuamente en la nieve…, por fortuna mi línea de vida, mi cordón umbilical con la tierra, me mantiene seguro sobre ella, me mantiene en la línea que separa la vida de la muerte…
Las vistas nublan mi vista, y la hipoglucemia, debí comer algo, pero quiero salir de la cresta…, ya se acaba lo peor, tengo que pasar la arista que rodea al dedo, lo más delicado…
-
“ Maese Viento, no te calles, por favor, sopla fuerte y frío, que tengo que pasar la arista…
-
Haré lo que me venga en gana, humano, o crees que voy a hacer tu voluntad…
-
Bien, háblame, y si te quieres enfadar, me da igual, pero sopla…,
-
Si te hablo y no estás nada más que pendiente en no caer…, no es para tanto…, te agobia tu soledad, humano…, los humanos no estáis hechos para estar sólos…”
La arista sigue aceptablemente bien, Maese Viento ha cumplido con su parte, noto el cansancio, la tensión, tenía que haber comido algo…, ha sido un error…, me queda el paso de la roca, lo hago con torpeza y cuidado, estoy un poco “apajarado”, ya estoy llegando al dedo, es más delicada la llegada que su famoso paso, tengo que pasar una rampa de piedra suelta y nieve…suelta…, lo hice…, con mucho cuidado, pues mi cabeza va lenta por la hipoglucemia…, estoy en el dedo.
El paso supuestamente malo, es lo mejor de la arista…, su sombra hace que la nieve esté inmejorable…, la falsa brecha es ya fácil, cuando llegue a la pared de la cima Bazillac, estaré a salvo…
¡He cometido un error!, me he bajado en vez de subir, estoy en una pared de nieve blanda, me pongo de cara a la nieve y bajo clavando el piolet, hay una roca me agarro a ella…, ando unos pasos difíciles y me subo de nuevo, buscando la roca, si voy por la nieve, no aguantará mi peso…
Estoy junto a la pared, a salvo, me paro, viendo de frente al Casco…, tomo una barrita, estoy lento y torpe por la hipoglucemia, cuando llegue a la brecha haré un descanso…
El Casco…, guardián de la Brecha.
Llueve, llueve, la nieve que se derrite, pero ando muy fácil sin nieve, y pegado a la pared para evitar que me caiga algo de arriba, poco a poco veo la brecha…
Estoy en la brecha, son las tres y media, me siento y me quito la mochila, saco una tableta de chocolate, necesito azúcar rápida, pienso en Sergio, está esperándome en el refugio, voy bien de hora…, no creo que lo pase tan mal como yo en el refugio del Mont Blanc esperando a Jesús y a Josechu,¡ poco faltó para que avisara a la gendarmería!
Me relajo un poco, me falta la bajada al refugio, y aunque está bastante empinada, no debería de ser gran peligro…
-
“Maese Viento, decías que los humanos no estamos hechos para la soledad… Pero, y tú…, ves siempre la vida y la muerte , siempre estás ahí…, siempre…, sólo, sólo en tu soledad…
…La soledad de Maese Viento
Y si yo muero…,
Maese Viento…,
¿me echarías de menos?,
notarías mi ausencia…,
sentirías mi silencio…
¿Acaso te llenarías….,
de soledad?
Acaso surcarías los cielos,
frío y distante…,
persiguiendo tu sombra,
una vez más…
Ya sé viento,
que no soy nada,
y así lo siento.
Ya sé viento,
que apenas me miras,
un breve momento.
Sé que te esperan,
los claros arroyos,
en su caída cristalina.
Sé que te rozan,
las melosas nubes,
con inusitada ternura…
Pero soplarás, frío y distante,
en tu infinita soledad,
una vez más…
¿Y dónde irás viento?,
cuando reine el silencio,
y no tengas oídos,
a los que susurrar…
¿Acaso tu voz,
firme y segura,
…llenará el silencio?
¿Acaso tus dedos…,
fríos y cortantes,
rozarán un semblante?
¿Acaso tu aliento…,
de hielo y frescura,
tocará mi figura…?
Sóplame viento, sóplame bien fuerte,
háblame claro, habla sin descanso…,
no guardes tus palabras…,
¡Pues ahora te escucho!
Y ya bien sabes, viento…
que siempre vendrá muerte,
para dejarte en el silencio…,
de tu eterna soledad,
…una vez más.”
Tengo que bajar pronto, se va a hacer tarde y nos pillará noche en su oscuro manto, espero a que haga efecto lo que he comido, pues estaba bastante “apajarado”, la tensión consume muchos recursos, y la bajada al refugio tiene sus zonas de peligro…
Comienzo la bajada, y para mi sorpresa me encuentro que ¡no veo…!, me quito las gafas de sol y sigo sin ver, el destello en la de la nieve en sombra hace que todo esté blanco y no veo donde piso, está muy empinado, opto por seguir una senda en la nieve que sale a la izquierda rodeando la depresión por arriba alejándose de la brecha…
La senda va llaneando y se desvía de la ruta común, es sencilla pero cada vez está la nieve más dura y clavo el piolet con fuerza, y…otra sorpresa ¡vaya día llevo!, córcholis, el caminito disfrutón desemboca en una pared de hielo de cinco metros de altura, vertical totalmente, me dispongo a bajar ,me pongo de cara a la pared y clavo el piolet y con los crampones voy descendiendo…, me falta un apoyo en la mano, la nieve es hielo…, me quedo encaramado a la pared sin saber qué hacer…, si salto son tres metros, con nieve blanda no es nada, pero no lo está…, si sigo bajando es fácil que caiga pues me quedaré en algún momento sólo colgando de los pies…, me vuelvo arriba…, sin duda.
He subido la pared, empiezo a encontrarme mejor, estoy muy cansado pero ya pienso con claridad, volveré lo andado buscando el camino que hice al subir…
He acertado, mis dudas eran de la hipoglucemia, vuelvo a ser yo, me encuentro más seguro, más fuerte, más decidido…, la nieve ha mejorado…, tiene su punto blando disfrutón, estoy a punto de tirarme corriendo ladera abajo, aunque está empinada no hay peligro, pero mis piernas están cansadas y no quiero forzar…
He vuelto al sendero por donde subí, escucho hablar y vienen desde arriba dos montañeros españoles, les saludo, pero me ignoran…, luego decimos de los franceses…
Estoy en el punto que dejé a Sergio…, me queda la última y muy empinada rampa hasta el refugio, paso a paso voy dejando muy atrás a los otros montañeros, parece que a ellos les cunde menos que a mí.
Estoy casi en el refugio, antes de llegar quedo estupefacto…
Sergio sale del refugio, me estaba esperando, son las cuatro y media , con mi despiste tardé de más, me hace una foto mientras descanso y bebo un poco, estoy muy cansado…
Sergio me cuenta que la chica del refugio hablaba español y es la única mujer entre una gran cuadrilla de obreros que duermen en el refugio, me dice que han muerto diez y siete en el dedo…, y que hoy nadie subió…, se dio la vuelta todo el mundo y no recomendaban subir…,Maese Viento tiene razón, …estoy ciego, ciego de la locura del mal de montañas…
Nos quedamos mirando el mar de nubes una vez más…, es impresionante, salimos pues todavía queda distancia que recorrer y estamos cansados.
Estamos sobre el mar de nubes, ungüento de blanco y azul con trazos de sueños rotos y sueño de esperanza…
Seguimos bajando, nos queda la garganta del arroyo, me preocupa un poco, nos costó subirla…
Ha pasado mucha gente, está más pisoteado, vemos donde ponemos el pie , así que no vamos a ciegas como esta mañana, es más fácil, aunque el agua está marrón del deshielo, y ha crecido el arroyo, pero lo pasamos sin dificultad.
Vamos sobre el mar de nubes, es increíble, en poco nos meteremos en él, la niebla nos devorará…
Así ha sido, apenas vemos y es un alivio para nuestras piernas, al no ver el destino, no sabemos lo que queda y se hace más llevadero…
Estamos en el puerto de Bujaruelo, nos queda la pista de dos kilómetros hasta el collado, vamos entre la niebla notando cada vez más nuestras piernas cargadas y cansadas…,creo que me hice daño en la izquierda y ahora que estoy más relajado lo voy notando…
Son poco más de las siete, llegamos a la rulot, tenemos mucha prisa se hará de noche y hay que bajar a Gavarnie porque está prohibido pernoctar en el perímetro del parque dentro de una rulot, la niebla es terrible.
Se ha hecho de noche, y vamos sin ver nada por la carretera, menos mal que es muy ancha, me tengo que bajar y ponerme delante de la rulot…, ¡esto es más peligroso que la cresta del Dedo hacia el Taillon!
Hemos tardado una eternidad en bajar a Gavarnie, Sergio sacó los avíos de cocina y me preparó un caldo con garbanzos…, qué ricos y calentitos. Y qué bien sientan después de un día tan intenso…
Decidimos que no subiremos al Vignemale, la nieve está muy mal y hará calor según las previsiones que vemos, es un suicidio cruzar el glaciar con nieve inestable y la cresta puede ser terrible…, ya buscaremos otras ocupaciones en los tres días que nos quedan. Seguro que Maese Viento cumplirá su palabra y me contará la historia de la Dama de las Nieves…
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