Salimos poco después de las 5:30 de la mañana de Extremadura,en esta ocasión nos juntamos,Jesús,Josechu,Alejandro y yo.
Tras tener que dar algún rodeo por un festival de Rosendo en Hoyos del Espino,llegamos a la plataforma que estaba atestada de coches y empezamos a andar a las 10:15h de la mañana.
Subimos por nuestro apreciado camino empedrado(«tiradas a mala leche») que lleva al refugio Elola,imposible de perderse si sigues los pedruscos del camino.
El día estaba con sol y nubes,lo que se agradece en Julio,el camino hasta Elola sin nada que destacar,quitando a la cabra superfotogénica de los Barrerones siempre dispuesta a inmortalizarse,que esta vez un perro de un descuidado dueño le dió unas buenas carreras.
Estaba atestado de gente,escolares de campamento haciendo estiramientos grupales matinales,montañeros y escaladores de todas las estirpes y colores,y sobre todo hordas de sabaderos en pantalones cortos cargando con nutridas mochilas merenderas buscando un rinconcito donde atrapar una buena foto.
Llegamos a buen ritmo al Elola y aquí es donde comienza realmente la aventura.
Tras unos fotos de grupo salimos por detrás del refugio y a la izquierda siguiendo un inocente riachuelo de melodiosa voz hasta la Hoya Antón,donde un mar llano y encrespado de rocas es vigilado desde arriba por el Almanzor,con su mirada pétrea y arrogante;hoy no es tu día,toca la Gran Dama,La Galana.
Tomamos el canal Isabel II,que es una estrecha brecha en la roca a la derecha del final de la Hoya,donde un apretado nevero es perforado por una cascada formando una gruta de hielo. Subimos por este pequeño nevero sin calzar crampones y al final de él,un inesperado e inestable puente de hielo suspendido sobre una bien lisa pared que nos subió bastante las pulsaciones.
Seguimos arriba en trepada fácil hasta que se ensancha el canal y un nevero grande y tierno nos facilitó la subida hasta el rellano del Ameal de Pablo.
El Ameal de Pablo recto y desafiante se erige a nuestra derecha y de frente nuestra Dama,firme y prieta prometiéndonos aventuras.
La Galana es partida en dos cimas por el canal de la Muesca,donde contemplamos asombrados dos montañeros que se dirigían a él con gran decisión y a nuestros ojos subir por ahí era casi imposible.
Nosotros giramos a la izquierda como hace todo el mundo normal y comenzamos la empinada cuesta de tierra y piedras que nos llevaría al Venteadero.
El Venteadero es la cuerda más alta del circo de Gredos,entre el Almanzor y la Galana,donde divisamos cuchillares,picos,peñas, crestas que te llenan los ojos de siluetas sugerentes de próximas aventuras,y la Garganta de Tejea al otro lado difuminada y abrumada.
Nos dirigimos a nuestra señora,saltando de roca en roca que te asaltan en desorden hasta la antecima.
Llega el mayor momento de tensión, me acuerdo de mi amigo Candy que decía que había una «V» muy bonita y que esta era la cima más aérea de las que había subido. Ahí estaba la muesca,la «V» de Candy, un paso entre dos barrancos que había que bajar una pared para luego volver a subir por otra pared hasta la cima.
Y una vez más me había pasado todo el camino razonando conmigo;»que si el seguro de vida se me cumplió ayer»,»que las vistas de la antecima son muy fantásticas»,»que a ver si me da vértigo y hay que llamar al helicóptero»…así que cuando me asomé a la Muesca y vi esas paredes tan planitas me dije:»Eso es una pasada,no,no subo».
Así que lógicamente,una vez más,me quité la mochila y me tiré de cabeza para la pared…
Mientras me colocaba los arneses, por si acaso,empezaron a salir montañeros de debajo de las piedras(y puedo jurar que había muchas),y la antecima se llenó en cuestión de minutos como un estadio de fútbol.
Por fortuna,no tuvimos que guardar cola para el trepe,se quedaron casi todos en la antecima mirando(yo creo que preparando sus móviles por si alguno nos despeñabamos),les faltó las palomitas y una coca cola…
De cerca no era tan difícil,mucho agarre y fuerte,es más la impresión.
Buscando en el fondo de la Muesca donde asirme para empezar la trepada tuve una aparición,como del vacío surgieron entre mis piernas un muchacho y una muchacha muy jóvenes subiendo por el barranco del canal de la muesca:
-«Así que vosotros érais los que os queríais suicidar por ese pedazo canal,nos quedamos impresionados cuando os vimos tirar para subir por ahí».
-«Ah,es que se sube por otro sitio,pues no lo sabía».
Y sin pensárselo mucho tiraron para la cima de La Galana,me parecía increíble que una muchachita tan joven y tan delgadita siguiendo a su novio hubiera sido capaz de subir por ahí(aunque estaba muy visiblemente nerviosa,para no decir algo peor),cosas del amor,si hubiera sido yo le hubiera costado un disgusto al del seguro de vida.
Josechu subió primero y colocó una cuerda que luego no usamos,y una vez puesto en el tema, no parecía nada difícil,así que me emocioné y me dió un arrebato de encabramiento,así que fuí el primero en llegar a la cima de la Gran Dama,luego llegó Josechu,Alejandro y por último Jesús,así que nos hicimos un puñado de fotos con el Almanzor envidioso de nuestra ausencia.
Cuando bajamos habían desalojado las multitudes las gradas de la antecima, habrían ido a ver otra película más entretenida.
La bajada tiene un par de sitios para estrellarse al ser un poquito aéreos,pero con cuidado y sin vértigo,nada del otro jueves.
Decidimos volvernos al Venteadero por el mismo sitio y como no nos apetecía salir volando mientras comíamos,de ahí el ingenioso nombre de Venteadero ,bajamos junto al Ameal de Pablo donde en una lagunilla con vistas a los cuchillares repusimos fuerzas.
La vuelta la haríamos por El Gargantón,donde la pareja de muchachillos se nos unieron para bajar, ya que no querían más sustos;insensatos,no sabían lo que les esperaba…(ignoraban que habían topado con una cuadrilla de cabras locas).
Realmente impresionados pasamos entre los pies de nuestra Dama,inalcanzable y distante,y los de los múltiples y erectos riscos del Ameal de Pablo, Moreno ,Negro y Cerro de los Huertos.
Aquí nos topamos con un nevero alargadísimo y de pendiente graciosa(de la risa tonta) que bajaba en casi vertical a las praderas del Gargantón.
Nos calzamos los crampones y sacamos al amigo piolet y con más miedo que gloria descendimos muy lentamente.
Me dieron ganas de practicar alguna detención con el piolet pero ví que si me salía mal podía acabar un poco plano al fondo del barranco,así que los dejé para abajo donde acabé empapadísimo.
Las praderas de verdes exuberante nos deleitaron con múltiples regueros, arroyos, regatos,torrentes que se precipitaban por caídas ahora rumorosas ahora estruendosas que llenaban tus oídos con sus voces juguetonas.
Tuvimos hasta el río Gredos un descenso intrépido: lagunas,ríos,rocas y cascadas se sucedían interminables y sucesivas terrazas de lisas paredes te acechaban para el resbalón.
La bajada fue muy larga,hermosa y tediosa, y de terraza en terraza no fui capaz de encontrar a nadie que me pusiera un par de cervecitas fresquitas,cosas de la montaña.
Lo siguiente,el río,el río Gredos,que se interponía gracioso y simpático dispuesto a mojarnos y mucho.
Río arriba,río abajo,dónde está el vado,me aventuré por el medio pero me ví casi mojado y me volví,junto a los demás,que en un estrechamiento se apiñaban para dar un gran salto sobre una roca lisa y bien mojadita,perfecta para patinaje artístico.
Cuando ví a la muchacha saltar sin reparos y sin problemas, fuí detrás con un patinazo olímpico que a punto me dejó de buscar truchas en el río. Faltaba Jesús,no muy convencido,no sé si vió mi estilazo de patinaje y eso le dió que pensar,así que se fué río arriba y le perdimos de vista, cuando empezabamos a pensar que se había vuelto a La Galana a por el móvil, apareció en nuestra orilla bastante mojado y algo magullado;sabedor del destino inevitable de acabar dentro del río,se había ocultado de nuestras cámaras para que no lo inmortalizáramos,eso es ser previsor…
Cruzado el río al pie de los Barrerones,tiramos para arriba por lo que parecía un arroyo en una cuestecita que después vimos que era cuestón.
Con nuestras diez horas de marcha(once los muchachos),el cuestón se hizo como veinte Galanas y algún Almanzor,con el sol apretándote en la espalda contra el suelo como vil sabandija, pedruscos ,espinos, matojos, rastrojos, herbazales, plantales,arroyozuelos con fango pestoso del diablo,todos conjurados para que no los olvidaras en mucho tiempo.Para colmo de males,entre tanta hermosa primavera me dió un ataque de asma y entre pitos y flautas tuve que retorcer el tubo del ventolín para atiborrarme de la droga que luego me pondría como una moto. Mientras Jesús,con el frescor del río encima, tiró para arriba a lo Kilian Jornet y apenas podíamos atisbar la polvareda de sus pies.
Yo con más pena que vergüenza,tropezando con cada matojo,murmurando en arameo me esforzaba por no mirar arriba donde se veían los piornos del alto de los Barrerones inalcanzables.
Tras interminables minutos u horas,por no decir días,a la zaga de nuestro grupo paso a paso,tropezón a trompicón,vi el camino de Elola al alcance de mis pies,y cuando iba a ser engullido por los piornos,escuché una voz desde el infinito:»Fran,a tu derecha,no te metas en los piornos,por donde no hay piornos»,apareciendo súbitamente la cabeza de Alejandro que junto a Josechu en espectáculo dantesco,luchaban desesperadamente para no ser devorados por hambrientos piornos ávidos de carne humana…
Así que con la ventaja del rezagado,llegué al camino,casi antes que ellos,donde me acordé de los besos al suelo de un fallecido Papa.Aunque estuve a punto de llenar de besos el caminito de los pedruscos,sabía que mi amor no iba a ser correspondido, todavía nos quedaba lo mejor de la ruta, los cuatro kilómetros del caminito de piedras(¡tiradas a mala leche!)hasta la plataforma para que nuestros pies no olvidaran este largo día.
Más adelante encontramos a un renqueante Jesús,que una roca de río le había dejado un recuerdo en la pierna y que por el llano se le había olvidado andar.
Los cuatro volvimos de piedra en piedra,como siempre a la vuelta del camino a la plataforma, acordándonos de la familia del ingeniero de montes,caminos y caminitos…de la plataforma.
Llegamos al coche que estaba muy muy abajo en el aparcamiento, casi a las diez y cuarto tras doce horas de marcha,preguntándonos si la parejita,que dejamos atrás casi arriba del cuestón,se divorciaría después del día de miel que se habían pegado…
Otra muesca más para el machete.
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