Subida a La Covacha de Gredos pasando por cuatro lagunas. 20 de Junio de 2014.

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En esta ocasión nos juntamos Candy,Jesús y yo. Salimos a las 6 h de Extremadura para recoger a Candy en Béjar a las 9.30 h y comenzar a andar a las 10.15h. El inicio es en el pueblo de Nava del Barco en una pista que sale junto a una ermita y un aparcamiento señalizado,seguimos la pista 1.6 Km para dejar el coche junto al puente de la Yunta.

 

Aquí empezamos la primera etapa que nos lleva hasta la laguna de la Nava o Corral del Diablo. En Gredos,en Junio es primavera,el viento racheado nos acompaña en un día triste ensombrecido con oscuras nubes en las alturas. En ascenso continuo pero suave por la Garganta de la Nava,pasamos primero por bosques cuya humedad matinal te terminan de despertar,luego por prados donde te asalta el aroma de la retama y después cruzas el río para situarte a la izquierda del valle,que se encañona en sendero pedregoso bien cuidado. Este último zigzaguea contra las paredes de la montaña para llegar al Corral del Diablo, donde los torrentes se estrellan desde las alturas en un gran circo de roca vertical esculpida por el hielo, y el lago donde se imaginan las cumbres somnolientas de nubes,se eriza con la caricia del viento frío que te encoge el alma.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En un ruinoso refugio repusimos algo de fuerzas y comenzamos la segunda etapa que nos lleva hasta la laguna de los Caballeros,sin duda la parte más fácil. Salimos a la izquierda de la laguna siguiendo un torrente cristalino que araña la nieve formando pequeños túneles en su transcurso.

 

 

 

 

 

 

 

En leve ascenso llegamos a la cuerda del Pelado Bernardo donde se divisa toda la Garganta de los Caballeros y descendemos por el Barrerón de las Hoyuelas Bajas entre el amarillo piorno ,deleitándonos con múltiples rebaños de belicosos machos cabríos. Llegamos a la laguna de los Caballeros al pie de un Juraco comido de nubes,para iniciar la tercera etapa que muere en el pico de La Covacha.

 

 

 

 

 

 

 

Aquí comenzamos la mayor subida, en la izquierda de la laguna sale un caminito retorcido de piedras y tierra que llega hasta el Risco de la Ventana,desde donde divisamos la inmensidad de la Garganta de Cuartos,pálida y tímida de brumas. Junto a nosotros en la misma cuerda los Riscos Morenos pugnan entre sí para desafiar al cielo. A partir de aquí nos engulló la niebla, Candy, nuestro infalible GPS nos llevó a través de rocas y neveros hasta el punto geodésico de La Covacha,donde nos hartamos de fotografiar la espléndida niebla.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hasta aquí casi 5 horas y media de marcha,sin prisas y en una subida cómoda aunque algo larga. La siguiente etapa que baja a la laguna Cuadrada o Negra es el comienzo de las dificultades que ya no nos dejarán hasta casi el final. Nada más comenzar la bajada entre las enormes paredes , nos encontramos un largo,inclinado e inesperado nevero con placas de hielo por lo que Jesús y yo nos calzamos los crampones, mientras Candy, mezcla de cabra montesa y hombre araña ,ahora encaramado a una pérfida pared ahora zapateando la nieve hielo con total naturalidad y tranquilidad nos guiaba sin los crampones. En vertiginoso y rápido descenso aterrizamos en la laguna cuadrada,un balcón de enorme roca a los pies de grises precipicios presididos por Las Azagayas. Paramos a reponer fuerzas,con la vista puesta en nuestro próximo objetivo,la laguna de Barco que yacía enorme,lejana y distante a nuestros pies,en un gran salto de granito y vértigo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La bajada difícil y tediosa,dando vueltas de hito en hito,buscando donde la pared era menos inhumana,haciendo pequeños destrepes y saltos continuos de roca en roca. Llegamos abajo, desde la laguna el circo que habíamos dejado parecía imposible,pero estábamos abajo. La laguna del Barco es alargada,planeada de verdes prados y asaltada por el Sur con las enormes moles de granito y nieve.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La última etapa, de vuelta al coche,fue la más dura, tras 9 horas de marcha nuestros pasos eran cada vez más perezosos y nuestra vista estaba cansada de seguir camino. la Garganta de la Vega más que una garganta es una pradera,dócil y suave que te lleva levemente alejándote de la montaña,con continuos saltos y chorros de agua entre el verdor esponjoso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cruzamos con algo de dificultad al margen derecho del río para perseguir a la Garganta de Galín Gómez,aquí es muy difícil transitar, la naturaleza desbordada engulle con sus brazos herbosos todo hito humano. La guía de nuestro GPS humano,Candy,nos llevó entre prados repletos de toros que miraban desconfiados y desafiantes,luego bosques y finalmente tras 11 horas al puente donde dejamos nuestro vehículo.

 

 

 

 

 

 

 

 

Estos parajes,sin duda,estremecen en su recuerdo,pero esto son pobres y simples palabras;quien quiera ver y sentir de verdad,allí estarán esperándote, para siempre…

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