Mulhacén en Enero. 1. En el refugio de Poqueira,…cuando las nieves te rozan mansamente y cubren tus ojos de ocaso.

publicado en: Rutas, Sierra Nevada | 0

Mis pasos suenan  en el crujiente quejido de la nieve al ser rasgada por mis crampones, mi respiración resuena en mis oídos, el oxígeno escasea, el viento desafiante levanta sábanas de nieve a ras de suelo mientras su aliento me corta la cara…, me subo la braga, mi aterida nariz se empieza a resentir en forma de goteo. El cielo azul se toca con el inmenso blanco que me rodea, y el sol tímido quiere asomarse para reflejar su rostro invernal en  el pálido hielo.

Y mis ojos están llenos de horizontes, lejanías, inmensidades de blancos, y mis oídos colmados de la voz de Maese Viento que empuja mi cuerpo, alienta mis sueños y llena mis pulmones de frío aire…, mi corazón palpita fuerte dentro de mi pecho, me siento vivo, y  sigo subiendo, cada vez más cerca, cada vez más alto, más cerca de mis sueños…

Y entonces de repente…, una estruendosa música verbenera  me revienta en los oídos, y luces de focos me deslumbran…, estaba soñando, soñando  con los ojos abiertos, estaba en un ruidoso cotillón de fin de año, donde la gente pasada de alcohol bailaba sin reparos con guirnaldas y otros cachivaches colgando, movidos por el júbilo del nuevo año…, por un momento me sentí absurdo, ridículo, fuera de lugar, en una bulliciosa y alcohólica fiesta…

Pues mi fiesta es el silencio…, el silencio de inmensidad de  los espacios abiertos, el estremecimiento al ver las paredes que se levantan imponentes buscando el cielo, el delirio de la caricia del viento que me susurra historias,… el crujido del hielo en mis crampones, el aire puro y diáfano de mis montañas.

Hace meses que no piso mis montañas, una lesión me tiene apartado y el suelo se abre cada vez más profundo en mis pies…, y me traga, voy cayendo día a día, necesito volver,… más que el aire que respiro…

Gracias a la fabulosa gestión de mi empresa pública, no pude gastar mis días de vacaciones en navidad al no procurarme sustituto, así que ahora me encuentro con unos días en Enero, subiré al Mulhacén, los pronósticos del tiempo sólo  dejan la opción sureña, pues Pirineos es imposible. Hay mucha incertidumbre en esta época, así que iremos Bene de Entrerríos y yo al refugio de Poqueira a verlas venir, alguna ventana de buen tiempo habrá en cuatro días…

Bene, el sábado 13 de Enero vino a recogerme  a las nueve de la mañana a Villanueva de la Serena, en su nuevo  furgón Mercedes con prestaciones de Roulotte, nos desplazamos hasta la Alpujarra Granadina. Una borrasca cruzaría la Península persiguiéndonos y dejaría nieve en Sierra Nevada, luego  a partir del lunes iría a mejor, y como nos volveríamos el miércoles, tendríamos tiempo para encumbrar  la cima de las cimas de la Península…

Llegamos a Órgiva al mediodía y desde allí llamamos al refugio para reservar sitio para el día siguiente, el guarda nos dijo que estaríamos solos en el refugio y que mejor dejáramos el coche en la central de Cebadillas, aunque hay mil metros de subida hasta el refugio, es más seguro que el aparcamiento de la Hoya del Portillo, que está a dos mil metros de altura y el hielo y la nieve pueden cercar tu coche.

 Tras almorzar en un lugar pintoresco en Órgiva nos dirigimos en plan turista a Pampaneira, el día empezó a empeorar y a llover débilmente estando en Capileira.

 Desde allí tomamos  la pista forestal de 5 km que llanea junto al río hasta la central eléctrica, allí nos buscamos un sitio plano en el borde del camino y nos dispusimos a pasar la noche en el furgón con calefacción de Bene… ¡Todo un lujo!

Según las previsiones mañana sería un día nublado pero sin nieve…, ya veríamos, yo vengo en mis vacaciones tardías de Navidad, así que quiero que me nieve…, despacito y sin viento como en las películas…

Nos levantamos sin prisa, teníamos todo el día para subir los siete kilómetros y mil metros de desnivel que nos separaban del refugio, hacía bastante frío y estaba totalmente despejado, mis planes de nevada peligraban, parecía que el pronóstico acertaría y no caería nada hoy.

Empezamos a subir tras pasar la central de las Cebadillas con su tubería característica, tomamos la senda que nos elevaría en el valle, se había nublado bastante.

El sendero se empina y sube con decisión, en un rato vemos que quiere bajar, dudamos un poco pues no apetece hacerlo  y hay otro sendero que sigue subiendo, pero vemos cinco montañeros abajo en el valle, bajamos, vienen del refugio, nos cuentan apesadumbrados que no han podido hacer nada, el tiempo ha sido infernal, nos desean suerte al mismo tiempo que de reojo veo que el cielo se cierra, me sonrío…

Seguimos por el valle, cruzamos un par de puentes sobre el río y empezamos a encontrar recodos de nieve y hielo…

Nos vamos cruzando más montañeros, en el cortijo de la toma de la acequia nos encontramos con tres que nos cuentan que han dormido en el refugio de la Caldera y no podían cerrar la puerta por el hielo, y de subir, nada de nada, está empezando a caer copitos muy suaves.

Nos encontramos una zorra que nos mira y nos hace zalamerías esperando recompensa, por desgracia se está domesticando toda la fauna, ya pronto llevaremos cabras montesas de porteadoras de las mochilas a este paso…

Aquí se empina de nuevo el camino, el cielo se ha cerrado y empieza a nevar débilmente, el pardo se empieza a blanquear.

Ya no nieva débilmente, es una copiosa y coposa nevada, no hace frío, pero tenemos que ponernos las capas externas pues empieza a cubrirnos…, me he salido con la mía, nieva despacito y sin viento…¡Navidad, navidad…,dulce navidad…!

 

 

Todo se tupe de blanco, la nube nos alcanza, apenas se ve, tras una loma vemos aparecer el refugio, me vuelvo a decírselo a Bene, ya no está…, por arte de magia no lo vemos.

Cogemos el GPS, podemos pasar de largo del refugio, no seríamos los primeros en congelarnos a pocos metros de un refugio…

Vuelve aparecer, esta vez muy cerca, casi chocamos con él, la nevada se intensifica, tratamos de no caernos en las escaleras llenas de hielo, son las una y media de la tarde.

 

En el refugio solo hay un guarda, David, que nos recibe calurosamente, y además de él hay un montañero de Estepona que está esperando a dos chicas que subieron al Mulhacén con un grupo numeroso  en medio de la nevada, parece que llevan guía…, llegarán pero no verán nada…

El refugio está muy bien, tiene dos pantallas planas con la previsión de la semana, me estoy acordando de Respomuso en el Pirineo, que casi nos tuvimos que enfadar con el guarda, cuyo nombre no recuerdo ni recordaré, para que nos sacara la hoja de la previsión, que luego no la sacó pues lo hacía…,¡cada tres días!

Subimos a nuestros aposentos, el servicio con duchas de agua caliente, muy cerca de nuestra habitación, de nombre Veleta, estaremos solo dos de los ciento y pico que cabemos, qué bien vamos a dormir esta noche sin “ronquerías”…

Nos colocamos junto a la chimenea donde empezamos a charlar con Carlos, el montañero de Estepona que espera a las dos chicas para bajar…, se les va a hacer muy tarde…,me recuerda mi espera en el Refugio Gouter del Mont Blanc, creí que volvería  a Extremadura con dos ataúdes, por fortuna no fue así y salieron los dos al final del periódico en la crónica de deportes, y no en la de sucesos que tanto gusta en el periodismo que tenemos…, lo pasé muy mal esperando.

Y nieva más y más, estoy flipando con la nevada, pues no había previsión y cada vez es más intensa, salgo un momento a sentir los copos sobre mí, pues hasta las siete no se cena y la tarde se hace larga.

Veo dos figuras apareciendo entre el blanco, son ellas, tienen el pelo lleno de nieve y entran en el refugio a tomar algo caliente antes de seguir bajando hasta el coche, se les hará de noche sin duda.

Ha parado de nevar, y el tímido sol aparece en el gélido paisaje del refugio de Poqueira…

Estamos un rato hablando  con ellas de su aventura a ciegas, entre la nieve y el viento, mientras se preparan para irse, se ha despejado y comienza un ocaso impresionante…, de los más largos y cambiantes que he visto en mi vida…

Desde abajo comienza a subir lentamente un manto blanco de nubes que llegan hasta nuestra altura sin llegar a tapar el sol, que mancha de naranja la ola de nubes que quiere engullir el cielo…, debajo se marchan los tres montañeros ajenos a la marejada de color en el cielo algodonoso.

 

El cielo quiere arder mientras las blancas y densas nubes se esmeran en apagarlo sin conseguirlo, entro y salgo  del refugio, pues el frío arrecia y el ocaso se prolonga, acercándome a la chimenea a calentarme de vez en cuando…

 

Finalmente los blancos se vuelven grises y pesados y se vuelven a precipitar por el fondo del valle, reptando como serpiente que huye de la luz del sol tocado de muerte…, que se apaga ahogado en la oscuridad resplandeciente de la nieve.

Ya estamos solos David, Bene y yo. Es hora de cenar, tres platos y postre, demasiado para lo poco que hemos andado hoy, mañana lo mereceremos más…,

Dan sol todo el día y temperaturas entre menos 15 y menos 19 en la cima, así que no tendremos prisa en subir, a ver si calienta un poquito el sol cuando lleguemos…

 

Fotos de facebook de la ruta.

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.1711674135566692.1073741854.966633546737425&type=1&l=e2c3716cf1

 

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