Rozar los dedos
tan sólo un rumor,
mirar la seda
del sueño fumoso,
tocar la suavidad…,
de esta tupida ilusión:
Vuelo sin alas
en sones fúgidos,
tiento a ciegas
sus manos suaves,
susurro en su oído
en silencio sonoro,
mi ímpetu ganoso
de su tenue fragancia,
temblor miedoso
de sentimiento nuevo.
Cálida y prieta
contra mi pecho frágil,
tímida su sonrisa
tierna y delicada,
delicia etérea
de su mirada miel…
un silencio,
dos silencios…
suaves…
Y sentir en labios
el diáfano sabor,
del primer beso…
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