Pendiente, piornos, hitos de piedra y un gran circo.Castilfrío de Gredos. 28 de Marzo.

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Salimos Miguel Angel y yo a las siete de Trujillo para comenzar a andar sobre las diez de la mañana. Las previsiones eran fabulosas, lo que a la postre nos brindaría un día estupendo de sol y vistas.
 Nuestra intención era subir al Alto de Castilfrío y aproximarnos a la portilla de la Angostura para tener una panorámica buena del circo de la laguna del Barco, ya que a La Covacha no nos daría tiempo llegar.
Empezamos a andar casi a las diez, tras 500 metros de pisteo llegamos a una curva  donde saltamos un murito y seguimos la senda que se adentra en un bosquecito de melojos. Seguimos sin salirnos de la senderita  entre el bosque por una buena cuesta hasta llegar al alto de Los Sillares, que hay un cartel indicándolo.
El celebérrimo valle del Jerte desde arriba.
La Sierra de Béjar cubriéndonos la espalda.
Un descansillo, collado herido para seguir la senda que se empina bastante, ya  de piornos, Miguel Ángel y yo vamos sin prisa pero sin pausa, disfrutando de los rayos de sol, que calienta tras un duro invierno.
 Al final de esta segunda dura prueba hay un grupo de rocas con muy buenas vistas al valle y ya podemos ver por primera vez las cumbres nevadas, a partir de aquí la pendiente es más suave y continua, siguiendo siempre paralelo a la valla cinegética, divisoria de las dos comunidades autónomas, múltiples hitos de piedras de bellas formas nos van guiando, entre algunas grandes rocas redondeadas por los elementos, siempre entre los piornos omnipresentes, pero no son dificultad al estar el camino desbrozado, olé por los que lo hicieron…
Pasamos collado de las chorreras y bajamos un poco al collado Cardiel, la última cuesta hasta el primer gran premio, ya estamos a dos mil metros empezamos a pisar nieve, cada vez más, nuestras cámaras se van calentando nos acercamos a las cumbres…
Por fin, Mojón Alto, con un superhito toda una obra de arte, con vistas al circo y sus tres cumbres más prominentes, El Juraco, La Covacha y Las Azagayas y fuera del circo a nuestra derecha el alto del Castilfrío, nuestro objetivo.
Mojón Alto. 2164 metros.
Maese Viento nos acompaña y me cuenta más historias sobre Gredos y El Enano de Gredos, el protector de los montañeros y de las montañas.
Son las una de la tarde y hacemos una parada de fotos y de crampones, la nieve está por todas partes y la pendiente que nos espera es fuerte.
Decidimos encarar el ascenso por la izquierda, hay menos pendiente, la nieve está inmaculada, hoyaremos su manto con nuestras pisadas  ,los primeros humanos en varios días, un gran honor.
Juraco, La Covacha y Las Azagayas, de izquierda a derecha.

Sentados en la última roca que asoma nos colocamos los crampones,y  viendo una nube de buitres que giran y giran sobre el pico que perseguimos vamos ascendiendo con ellos sobre nuestras cabezas…



«-Maese Viento, no comprendo…
-¿Qué no entiendes humano? Suéltalo ya o calla, si lo que vas a decir no es más bello que el silencio…
– Maese, ¿Cómo llevas a los buitres suavemente en tus brazos? , ¡Cómo lo haces!, los llevas con delicadeza, con serenidad, con ternura filial, es un animal tan poco agraciado…
– Ja, humano. Eres un ignorante, deberías saber que los buitres son Almas Punicantes.
-Almas puni…qué
-Si, Almas Punicantes. Todo ser tiene una segunda oportunidad, los buitres son seres que en otra vida hicieron daño, la naturaleza les da una existencia para redimirse, limpiando de muerte los campos.
– Entonces, son seres apesadumbrados, almas atormentadas, por eso su lentitud.
-Sí, humano, tienen una vida para reparar el daño que han hecho en otra, por eso tienen prohibido matar…ellos lo saben, y vagan tristemente por las alturas soñando en el día que la muerte sea vida, y que la vida se haga muerte para dar vida otra vez…es la esencia de todo.
– Ahora sí lo veo, Maese, por eso los abrazas dulcemente, ellos pagan la deuda contraída en otra vida y vagan melancólicamente, son sombras del cielo, el dolor entre las nubes, el dolor de la vida que huye…»
Miguel Angel sigue primero acometiendo la cuesta, la nieve está blanda, no hay peligro, el sol nos sonríe, en muy poco estamos arriba, un deleite, Maese Viento sigue  azotándonos con fuerza y todos los picos se vuelven a saludarnos en el gran circo del Barco.  Fotos y más fotos, cuerdeamos dirección Covacha, nos buscamos un abrigo y allí reponemos fuerzas.
Portilla Jaranda, nos invita a nuevas aventuras.
Son casi las tres, estamos disfrutando, nos asomamos al circo, donde yace dormida la gran laguna del barco, y más arriba se insinúa la laguna negra gélida y escondida, y sobre ellas los picos encumbrando las paredes de hielo y roca, y Maese Viento, contando historias sin cesar, que no obliga a taparnos un poco las orejas…

Volvemos, la bajada por la misma zona pero por lo más empinado, la nieve blanda es una gozada, llegamos al Mojón Alto otra vez, ya sin crampones, nos hartamos de fotos y más fotos…

 Tiramos corriendo para abajo por el mismo sitio que hay que estirar las piernas para crecer…

En Collado Herido, corriendo ya menos y sin agua, el sol ha calentado de más, nos vamos por la cancela a la pista y nos evitamos subir de nuevo a Los Sillares, y para luego retomar el sendero algo más abajo.

Por fin llegamos al coche cerca de las seis y media, donde hay cuatro autobuses recogiendo turistas que han estado en el mercadillo que se ha montado junto al mirador del valle del Jerte.

Compramos agua, licores y alguna garrapiñada, día perfecto, la cervecita nos espera…

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