Y la nieve caía lentamente en grandes copos sobre los Barrels de la estación de esquí rusa MIR, nos encontrábamos en un barracón rectangular con dos hileras de literas, seis a cada lado, allí teníamos luz aunque la tormenta de nieve que estaba cayendo había hecho que se fuera. Había tronado con mucha fuerza, una vez más habíamos tenido suerte, el cruce del glaciar había sido duro, muy duro, Josechu se había caído en una grieta, y luego Jesús en otra, por fortuna al ir encordados hizo que no se deslizaran más allá del borde. Eloísa al final del glaciar lo había pasado mal, con la lluvia del inicio antes de pasar a nevada se había calado y estaba aterida de frío.
Pero ahora a salvo en el barracón, enlentecíamos nuestras funciones vitales, la montaña nos había recibido con hostilidad, y nos había demostrado de lo que era capaz,…no sería fácil conseguir la cima del Monte Elbrus…, el sueño blanco de Josechu.
Eloísa estaba enrollada en su saco, y de vez en cuando se le veía tiritar, el frío le había calado profundo, Jesús estaba también en su saco descansando pues la noche anterior no había pegado ojo en el refugio de madera. Josechu, Jesús Mansilla(Jesús el joven) y yo, yo soy Fran…,Fran Pisandocumbres , el bloguero de las montañas, habíamos extendido una colchoneta de lado a lado cruzando el pasillo sobre las literas de abajo y habíamos improvisado una mesa para una partida de cartas para matar el tiempo, queríamos respetar los tiempos fisiológicos de sueño, para poder descansar de noche.
En la partida de escoba nos afanábamos por atrapar el siete de oros, el velo, como si fuera la mismísima cumbre del Elbrus, pero yo no estaba muy pendiente, mi cabeza se iba continuamente atrás en el tiempo…, largo había sido el camino hasta llegar al pie del Elbrus…, y no podía dejar de pensar en ello…
1. La forja de la quimera.
· Fran, vente de con nosotros al Elbrus…, me dijo Josechu mirándome de frente con su mirada limpia y franca. Esa montaña es un puntazo, te encantará…
· No, Josechu. No iré…
· ¿Por qué?, si para ti no será gran dificultad…
· No, Josechu. No me encuentro bien. Llevo casi un año penando con mi pierna izquierda, y no puedo entrenar, aunque no me impide andar no estoy bien, pues me está dando muchos problemas.
· Vente, Fran. Iremos despacio, me pondré detrás de ti y tú marcarás el paso…
· No, Josechu. No quiero ser un estorbo, una cumbre de cinco mil necesita mucha preparación y en cuatro meses que quedan no sé siquiera si podré entrenar…
Y así fue como no me apunté a la primera expedición al Elbrus, de Josechu, Jesús y Jesús Mansilla, marcharon a Rusia en Julio de 2018, y por el Facebook me enteré que no habían podido subir por el mal tiempo…, y que al año siguiente repetirían, parece que Maese Viento había decidido que fuera con ellos al Elbrus…
A partir del verano de 2018, empecé a mejorar de mi problema de la pierna izquierda, volvía a ser yo, tras casi dos años renqueante, pensabaque podría acudir esta vez, y le dije a Josechu que posiblemente lo haría.
Con vista a mejorar mi capacidad de adaptación a la altura con mi salud recuperada, comencé el año con fuerza, me fui con Bene, mi compañero habitual en las aventuras de invierno a la Alcazaba y al Mulhacén, aunque ya había inaugurado el año de los tres miles con el Caballo con mi amigo Antonio.
Por si queréis leer las entradas a mi blog de estas aventuras:
A principios de febrero tuvimos una pequeña reunión y hablamos de quienes podríamos ir al Elbrus, pero dejamos para la semana siguiente la reunión definitiva para confirmar asistencias, tras descartar algunas personas para la expedición, al final parecía que iríamos los cuatro y Jesús invitó a una chica llamada Eloísa…
Que Jesús invitara a Eloísa me trajo bastantes dudas, estuve a punto de decir que no iba, Jesús y yo hemos tenido nuestras diferencias de ver las cosas varias veces en el pasado, y me causaba cierto recelo que ella viniera , yo tengo un criterio mucho más estricto que Jesús a la hora de llevar gente nueva a la montaña, no me vale el que “ellos sabrán lo que hacen, ya son mayorcitos”, y con Eloísa estaba muy reservado…, si le pasa algo a alguien en la montaña, el mal rato me cae a mí que por algo soy el médico y el último responsable, a Eloísa no la conocía de nada, pero consigo fácilmente las referencias de cada uno pues me muevo mucho en el ambiente de montaña, y la referencia que me llegaba que llevaba tres años de montaña y de excursiones de un día por Gredos con mochilas pequeñas…, pobre bagaje para asaltar una cumbre de casi seis mil metros…
Nos reunimos, y Jesús y yo, tuvimos una pequeña discusión, le dije que si llevaba a Eloísa, el sería responsable de ella, y si a ella le daba mal de altura, sería él quien renunciaría a la cumbre y no me vale eso de que aquí somos mayorcitos y que cada uno cuida de sí mismo, dejando al cargo mía las personas que él ha invitado,tirando hacia la cumbre sin mirar atrás, eso no es así… , Jesús me respondió que Eloísa estaba preparada físicamente y tenía mucha ilusión, y que el Elbrus era sólo físico, no tenía dificultades técnicas que pusieran en peligro a Eloísa…
Yo no estaba muy de acuerdo, Jesús no lleva tantos años en la montaña como yo y se cree que es una pista de atletismo, yo llevo más de 30 años en ella y he tenido que luchar dos veces por salvar mi vida, por eso no me la tomo a la ligera, y un buen montañero no sólo es un atleta, ni un deportista, es mucho más… Un buen montañero tiene que saber soportar frío, calor, hambre, sed, cansancio extremo, sueño, horas y horas de rutas con mochilas que pesan más que tú con los pies llenos de ampollas, saber ignorar el miedo cuando estás en sitios expuestos…, y por encima de todo…, tener temple, sangre fría y la cabeza muy bien amueblada, en cualquier momento tu vida puede pender de un hilo…, y la de tus compañeros de ruta si no haces lo correcto…
Pero a la semana siguiente Josechu nos invitó a su casa y nos puso un video de unos polacos que habían hecho la ruta por donde la haríamos nosotros, y la verdad que no parecía difícil, poco a poco fui cediendo en mis reticencias a que viniera Eloísa, y cuando la conocí se me disiparon casi todas las dudas sobre su capacidad…
El otro punto que me preocupaba era el tiempo de expedición, desde el primer momento le dije a Josechu que menos de 10 días era inviable, debes tener un margen para poder aclimatarte y para buscar ventanas de buen tiempo, no estaba dispuesto a que nos pasara como hacía cinco años en el Mont Blanc, que tuvimos que subir directamente desde el avión, sin aclimatar, sin dormir, y con una borrasca pisándonos los talones, voy a la montaña a disfrutar y no a jugarme la vida…
Finalmente Josechu me confirmó que iríamos 11 días, aunque después cuando me dijo que estaríamos un día en Estambul de turismo , no me agradó nada, pues en total nos quedaría unos seis o siete días en la montaña, poco tiempo a mi entender para tener asegurada una cima de ese calibre.
Josechu, es la persona que sueña con las Siete Cumbres, él es un soñador, un soñador tenaz y metódico, que su meta personal es subir a las cumbres más altas de cada continente, hace cinco años nos arrastró a Jesús y a mí hasta la aventura de Mont Blanc, que tuvo final feliz…
https://pisandocumbres.com/el-sueno-del-mont-blanc-cuando-la-aventura-se-convierte-en-locura/
Ahora intentaría por segunda vez el Elbrus, y nos llevaría en su sueño blanco, lo que más me gusta de Josechu es su templanza, es una persona tranquila que trasmite seguridad y serenidad y su optimismo no tiene parangón, todo le parece factible y sencillo, te llena fácilmente de su entusiasmo y su amor por las montañas, su problema de insomnio crónico, o simplemente que no necesita dormir más de cinco horas al día le permite por la noche leer y ver videos de cada cumbre soñada por él, se sabe casi cada recoveco del camino y todas las maneras de acceder a la cumbre, a parte su gusto con Jesús Mansilla del tema técnico del alpinismo, hacen de los dos unos compañeros excelentes para meterse en la montaña…
Josechu llevaba años leyendo sobre el Elbrus, y cuando llegó la hora de la verdad se puso a buscar durante días el mejor billete de avión, que luego le cobraron dos veces y tuvo que reclamar, y que luego anularían por sorpresa e y tuvo que volver a cogerlos. Tampoco le fue fácil las cartas de invitación y los visados, nos pidió uno a uno nuestras fotos y tras tenerlo todo arreglado, los tuvo que cambiar y cursar de nuevo a un mes vista por el tema de los vuelos cancelados, incluso se acercó a Madrid a por los visados, nada fue fácil para él, organizar la expedición es una carrera de obstáculos donde el tiempo se escurre y él imperturbablemente aceptaba cada revés con buen humor y un optimismo que siempre envidiaré…
No conforme con todo este trabajo descomunal desarrolló un dossier explicativo con todos los detalles de la expedición, rutas, material, tema económico, currículo montañero de cada uno de nosotros, yo estaba perplejo de su minuciosidad y de cómo lo tenía todo previsto y estudiado…, da gusto ir con Josechu, yo me sentía como una garrapata que se llevaba Josechu a Rusia…, pues casi todo lo organizó él.
Y buscar financiación fue otro caballo de batalla, que acometió esta vez con la ayuda de los dos Jesús que también son autóctonos de Villanueva y conocen las empresas.
A todo esto nos hacía falta una hoja de ruta de preparación para el Elbrus, el problema es que estaban las agendas muy ocupadas de cada uno de nosotros, y apenas quedaba un fin de semana al mes, lo que serían cuatro salidas.
Yo que no estaba para perder el tiempo, ya había coronado la segunda cumbre más alta del Pirineo en invernal, un sueño que llevaba varios años detrás…, y en las altivas aristas del Posets pude disfrutar de las mejores vistas del Pirineo en la compañía de mi amigo Bene, y de mis apreciados amigos de Cuenca; Chema, Dani y Antonio…
Si quieres leer la entrada.
Entonces hicimos todos los del Elbrus la ruta del Morezón desde Candeleda, más de dos mil metros de desnivel y casi doce horas de ruta, sería la única que compartiríamos los cinco, allí conocí a Eloísa y soportó estoicamente la dureza de la ruta, Eloísa es una persona madura y tenaz y con una ilusión por la montaña desbordante…
Ya llevaba cuatro tres mil en dos meses, tendría que hacer más…, como me dice mi amigo Bene, cuya juventud en el país vasco le hizo compartir cumbres con leyendas del alpinismo y conocer de cerca a Juanito Oiarzábal y a Edurne Pasaban, me decía y repetía: “Fran, el cuerpo tiene memoria, trata de estar todo el tiempo que puedas a tres mil metros o a lo más alto que puedas, así que preparé junto a Candy, el GPS humano de Gredos una salida al Belesar, para dormir en altura y se vinieron Jesús Mansilla y Eloísa, a la que estaba especialmente interesado en que fuera cogiendo altura, pues nunca había salido de Gredos…
No pude asistir a la subida al Almanzor que organizó Josechu, pero me preparé un bonito cumplecumbre en lo alto del Trevinca, donde nos nevó y pudimos por fin conocer la montaña Sanabresa de mi amigo Dani…
Faltaba un tres mil, bueno a mí no, así que Jesús quería que fuéramos a la Pica de Estats de los Pirineos, que le falta para su proyecto personal de subir a cada cumbre más alta de las comunidades autónomas, yo lo veía inviable, 2300 kilómetros, 22 horas de coche en un fin de semana, así que Bene,Candy, Noemí, Eloísa y yo fuimos a Sierra Nevada y nos trajimos de golpe tres cumbres de tres mil, Mulhacén, Veleta y Cerro de los Machos…, y muchas horas a tres mil metros que era lo que buscaba para Eloísa y para mí.
El tiempo pasaba inexorable y se nos echaba encima, nos volvimos a reunir en mi casa a organizar los flecos que faltaban; tratar de encontrar a los contactos del año pasado, el alojamiento en Estambul, los taxis, la comida, y el tema de las fotos, Jesús Mansilla nos buscaría tarjetas de memorias de 32 gb para los móviles…
Quedaba una semana, yo me fui a ultimar mi preparación una vez más a Sierra nevada, y subí junto a Inma, mi pareja actual, el Elorrieta y el Veleta…, cada vez me encontraba mejor, lo había pasado mal este año con la alergia y el asma…
El jueves nos iríamos, pero la agenda familiar de Josechu nos hizo apurar hasta el final, nos encontramos a las ocho en el Carrefour del miércoles para llevarnos las maletas y los víveres que nos suministraba la red comercial de este nombre, allí nos encontramos Jesús Mansilla, Josechu, Eloísa que vino desde Cáceres y dormiría en casa de Josechu, y yo, para nuestra sorpresa nos encontramos a la hermana y a la madre de Eloísa allí que venían a despedirse de ella desde Villafranca de los barros.
El menú no me gustó…, fideos chinos, sopas de sobre, leche desnatada en “mini bricks”, fabada de lata…, de eso no podríamos tirar, la mochila se nos iría a los 23 kilos…, Josechu me recriminó que no lo hubiera dicho antes, pues la lista de los víveres lo había mandado por correo y no le habíamos puesto reparos, y lleva toda la razón del mundo, me fui al Veleta a prepararme y ni miré el correo, no puedo abrir la boca pues yo no me preocupé de ello…, aunque al final nos iríamos a 25 kilos de mochila sin leche y sin fabada…
Luego teníamos que ir al campo de fútbol pues allí estaba Jesús y nos teníamos que hacer la foto con la camiseta de los patrocinadores para la prensa…, todo corriendo, y yo pensando en el salchichón que no llevaríamos a Rusia…
Eran casi las diez y no tenía hecha la maleta pues nos la acababan de dar, aunque ya tenía preparado el equipaje, así que me tomé una caña con Eloísa, su hermana y su madre…, que me hizo prometer que cuidaría de ella, aunque no hacía falta que me lo pidiera, yo sabía que si Eloísa no subía…, muy posiblemente yo tampoco.
Y la suerte está echada, ya no hay tiempo, la quimera del sueño blanco de Josechu nos espera, y no hay límite, no hay un hoy, el mañana nos envolverá detrás de la noche y nos borrará el último adiós, …la aventura del Elbrus nos espera.
Fran Morales Fuentes
Muy buena esta entrada, compañero y tocayo.
Has sabido ponernos en antecedentes, poco a poco, y dando a su tiempo, consejos para todos los que amamos esta forma de vida.
La aclimatación para subir una montaña tan alta, debe ser primordial. Yo cuando he subido a 4000 metros, que es lo máximo que he alcanzado, no me he preparado concienzudamente… pero es una altitud que no comporta grandes exigencias físicas… pero casi 6000m, son palabras mayores. La verdad es que no se si voy a ser capaz de superar el reto de esa cota… dentro de poco vamos a ir al Kilimanjaro, y la verdad es que no estamos haciendo nada de gran altitud. Este año sólo hemos ido una vez a caminar a 3000m, y ya hace tiempo. Leyendo esto, me está entrando un poco de miedo… pero a mi me pasa que soy poco táctico… siempre digo: ¡¡¡parriba!!! sin pensarlo.
Igual este mes me acerco 2 veces a Sierra Nevada… De todas formas, el Kili, no es lo mismo. Allí no llevas peso… llevaremos 8 porteadores para nosotros 2… eso es un lujo, pues te quita muchísimos problemas… no te tienes que preocupar de logística ninguna. Lo vuestro ha sido algo mucho más alpino… Estilo Alpino en toda regla. El kili, es turismo, comparado con el Elbrus.
Estoy expectante a tus acontecimientos literarios… normalmente, hago scroll en tu página antes de comenzar a leer, para ver de que «tochaco» estamos hablando… y cuando lo he visto, me he dicho ¡uf! hay aquí para un buen rato (ya sabes, este magnífico mundo de consumo rápido y prisas en el que estamos)… pero macho… se me ha hecho muy corto. Buena redacción, compañero… repito que me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Fran Pascual
Gracias, tocayo. Si te llevas unas cuántas horas más de aclimatación a tres mil al Kilimanjaro, tu cuerpo que tiene memoria telo agradecerá, yo subí hasta los 4800 metros que es lo más alto que pude llegar por las circunstancias sin enterarme. Tenía la sensación de que me había quedado durmiendo en la litera…, un consejo para el Kilimanjaro, tocayo, cuando subas, hazlo muy despacio como a cámara lenta, para que tu cuerpo se adapte. Controla la respiración y procura que no se te disparen las pulsaciones,la gente en altura se agota porque cree que puede ir a la misma velocidad que abajo, y es conveniente ir relajando músculos para que consuman menos oxígeno, pues a esa altura tienes apenas un 50 por ciento. ya explicaré todo esto en próximas salidas…, Un abrazo, amigo.
Inmaculada Martín Gallardo
Eres el mejor compañero y montañero, siempre subiré contigo a la montaña sin lugar a dudas , PP sea mi siempre un campeón
Fran Pascual
Gracias,Flor…