Cruzando los dominios de Maese Viento, en la Patagonia. 2. El Chaltén de Fitz Roy(II).

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«Y el  capitán lleva una semana dando gritos dentro de su camarote, es insoportable, nunca pensé que fuera a dispararse contra sí mismo en la cabeza, la verdad que lo impropio de su comportamiento en las últimas semanas me hacía pensar que estaba aquejado del mal de la melancolía, en mi familia también la padeció mi tío…

Es la maldita soledad la que nos ataca a los marinos, es la maldita soledad la que nos aprisiona a los que tenemos que tomar decisiones importantes que pueden costar vidas humanas, ahogándote, asfixiándote, haciendo tus días un calvario,… la maldita soledad, ¿cómo no fui capaz de darme cuenta?, ahora el capitán está en una terrible agonía y  morirá sin duda, pero ¿acaso podría haberlo yo evitado?

Han golpeado la puerta.

  • Teniente Fitz Roy, acuda rápido por favor. Es el capitán.

Y era el doce de agosto de 1828 cuando el capitán del buque HMS Beagle Príngles Stock falleció de un tiro en la cabeza tras doce días de dolorosa y lenta agonía, siendo enterrado en Puerto del hambre en Tierra de Fuego (Chile). El joven Teniente de 26 años Robert Fitz Roy tuvo que hacerse con la capitanía del barco para regresar dos años después   al puerto inglés de Plymouth tras no haber terminado los estudios  de la hidrografía de América del sur, o como dirían los humanos ahora, la cartografía de las costas.»

 

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Maese Viento está muy intenso en la Patagonia , y  cada mañana empieza contando historias , y una vez más se va a portar bien con nosotros, va a hacer un día estupendo, la semana pasada estuvo entera con mal tiempo.

Leticia gestionó ayer por la tarde un descenso en Kayak por el río de las Vueltas, inicialmente era un descenso “rafting” pero murieron varias personas ahogadas hace unos días  y se han suspendido todas estas actividades. Ocurrió  el día 15 de enero, tres turistas indios (de la india) se ahogaron al darse la vuelta la balsa, una balsa con quince personas a bordo , que  curiosamente es  el número de los que somos en nuestro grupo, no sabían nadar según nos contaron.

Así que nos levantamos por una vez con tranquilidad, pues sería a las diez cuando empezaríamos  la actividad, Diego de Murcia propuso levantarnos antes del amanecer a las cinco y media para ir al mirador del Cerro Torre y ver los primeros rayos en sus paredes, lo temprano de la hora y las dos horas de ruta ida y vuelta  hizo que nadie tuviera  fuerzas para levantarse para ello, por fortuna amaneció bastante nublado.

Y salimos caminando hasta el local de la empresa del Kayak, cerca de nuestro hotel en dirección a las afueras del pueblo,  y allí entramos en una nave donde nos dieron trajes de neopreno, cascos, guantes, chalecos salvavidas  entre otras cosas.  Luego nos montamos en un autobús.

 

Y volvimos a la pista del día anterior, pero esta vez cruzamos el puente donde nos habían dejado el día anterior y seguimos adelante por la pista varios km más.

Llegamos a una zona del río que era mucho más ancha como si fuera un lago y desde allí empezamos la actividad.

 

Me pusieron con Toni en el kayak, el sería el timonel, o sea el que va detrás y dirige la embarcación, él también es sevillista así que no discutiremos de futbol en el trayecto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Y luego cuando terminamos cruzamos un puente colgante sobre el río para ir a dejar los neoprenos en un complejo turístico donde por la tarde haríamos también una ruta de bicicletas de montaña.

 

 

Nos quitamos los trajes de neoprenos, algunos lo hicimos en el bosque porque la carpa estaba ocupada. Y realmente fue una pesadilla, nos atacaron infinidad de mosquitos mientras nos despojábamos del traje que se pegaba al cuerpo y era realmente complicado quitárselo. Nos picaron sin compasión estando indefensos mientras nos cambiábamos .Luego nos dieron un poco de té o café con un hojaldre y volvimos a cruzar el puente. Se había acabado la actividad con los Kayak.

Estábamos en el camping del río de las vueltas, entramos en el comedor del camping y allí nos prepararon algunas cosas de comer,  yo prácticamente no lo hice, me preocupaba que si comía  gluten tuviera luego problemas en la ruta de las bicicletas de montaña.

Y sinceramente, la ruta en bicicleta de montaña me preocupaba, y mucho,  yo  que he estado en el polo norte en invierno, que  me he perdido en ventiscas con paredes de hielo donde apenas se clavaba el piolet,  que he estado durmiendo solo en lo alto de una roca en la montaña más alta de una cordillera rodeado de precipicios infinitos justo después de pasar una borrasca que podría haberme  llenado de nieve y granizo…, pero sinceramente nada me ha dado nunca tanto miedo como una bicicleta…

Hace 30 años fui ciclista, pero ciclista ya de adulto, de niño aprendí a no caerme en llano en una bicicleta y cuando tenía 20 años me compré junto con mi hermano una bicicleta de montaña delas primeras que sacaron, de hierro fundido, pesaría cerca de 20 kg y para que tomara velocidad necesitaba mucho músculo,  y pase en unos días de apenas saber montar en bicicleta a estar haciendo bajadas por caminos de montaña, eso sí a mi ritmo y con mucho cuidado, pero un día iba acompañado de un amigo que lo hacía todo compitiendo y se lanzó cuesta abajo  por una pista como si fuera inmortal, yo intenté gritarle de que no corriera tanto pues mi bicicleta no daba para tanto ni mi pericia cuesta abajo tampoco, pero siguió corriendo  y  yo detrás como podía, pasé una curva, luego otra, luego otra, pero en la cuarta o quinta  y más cerrada salí volando, los dos segundos más largos de mi vida(hasta que me caí en los infiernos cien metros en la nieve, que fueron tres), todavía no sé cómo sobreviví  a esa caída de diez metros de largo y ni siquiera fui al hospital, aunque  estuve cojo cerca de un mes y en una semana estaba jugando al tenis cojeando y todo, eran otros tiempos, realmente no sé cuántas vidas me quedan, pero por lo menos ya he gastado dos de las siete que puedo tener.

 Pero desde entonces  con las “bicis”,ni “spinning”, veo una bicicleta y me dan sudores de la muerte, y eso que no acabé en la UCI como mi exmujer, con una caída mucho más lenta que la mía.

Así que tenía el mayor reto de mi vida actual. No quería ni pensarlo, pero allí estaba  y dudaba de que tuviera la suficiente estabilidad para no cavar un hoyo de nuevo con mi frente.

Empezamos en un prado de verde hierba, pero en poco estábamos en un camino de piedras grandes, tenía realmente dificultades para no volcar a las primeras de cambio,  así que el monitor masculino, un chaval joven,  se quedó atrás conmigo, mientras la monitora femenina iba delante con el resto del grupo.

Mucho trabajo le di al monitor, cada roca gorda que se cruzaba en mi camino acababa con el pie o los dos pies en el suelo, ya dudaba si echarme la bici al hombro, pensaba sinceramente que iría más rápido, al menos más seguro.

Y estaba considerando seriamente darme la vuelta ya harto de rebotar descontroladamente en cada piedra del camino pues  veía que pronto empezaría una subida por el valle cuando de repente sucedió…

Nuestro  grupo de ciclistas se paró junto a un humedal para dejar pasar a otro  grupo a caballo que venía de frente, los caballos tienen preferencia en estos lugares, cuando una nube de mosquitos enormes nos atacaron, te picaban a través de las camiseta, y con las manos en el manillar no podías hacer nada para defenderte, se te ponían en la cara, te picaban por todas partes y nos volvimos huyendo de los insectos…

La verdad que respiré aliviado cuando Leticia dijo que nos volvíamos al inicio  y se suspendía la actividad, los mosquitos abandonaron el humedal y nos persiguieron durante kilómetros, el  episodio más desagradable que he vivido nunca con insectos, aunque creo que me salvaron la vida, Maese, dejó de soplar para que los mosquitos pudieran volar, en el fondo creo que le estaba agradecido a los mosquitos…,muy agradecido.

Una vez de vuelta a la caseta, nos pidieron perdón los monitores por lo sucedido, que era la primera vez que ocurría,  que la semana pasada nevó  una cuarta de nieve y con la humedad de la nieve surgieron los mosquitos, pero que nunca había tantos ni atacaban con tanto empeño,…¡Maese!

 

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Volvimos algo tristes al hotel donde dejamos en consigna nuestros equipajes, los cargamos en el autobús que nos había traído y nos marchamos de vuelta a El Calafate, esta vez nos quedaríamos allí un par de noches.

Y en la vuelta el conductor del autobús, nos detuvo un momento en el punto panorámico del Chaltén, donde se hacen todas las fotos panorámicas de la cordillera, se había despejado completamente, el día que llegamos no se veía nada, y pudimos divisar el Cerro Torre, con sus verticales paredes y todas las demás torres con el Fitz Roy destacando a la derecha.

 

Este es el lugar desde se hacen las fotos a la carretera 23  con las cubres más altas y famosas de la Patagonia detrás.

Y tras volver al autobús Leticia nos propuso un juego, un bingo musical, nos hizo hacer una foto a unos cartones que tenía guardados en su móvil de canciones, y cada vez que salía una íbamos tachando, a mí me tocó un cartón de canciones realmente poco conocidas, realmente sólo me sonaba una…

Pero la verdad que fue muy divertida la competición, y nos animó toda la ida hasta El Calafate…

Y nos anocheció sobre el lago Argentino llegando a El Calafate, nuestro siguiente alojamiento era “Glaciares de la Patagonia”, que tras llegar y una breve ducha volvimos a quedar para salir a El Calafate.

Yo creía que las prisas eran para ir  a cenar, ya que se estaba haciendo tarde, y no había comido prácticamente nada en todo el día, paro para mi sorpresa íbamos a un festival de música patrocinado por el ayuntamiento de El Calafate.

Mi disgusto inicial, pues estaba hambriento, se solucionó en una carpa con un “chóripan” que me supo a gloria y eso que llevaba meses sin comer gluten no me sentó mal.

Volvimos al concierto y allí estuvimos una hora, la música era bastante animada, de un género argentino, aunque estuvieron toda la hora tocando la misma canción, aunque cambiaron los grupos, bueno, a mí me pareció igual todo el rato…

Al día siguiente iremos al mítico glaciar del Perito Moreno, una de las maravillas del planeta. Mañana será otra aventura.

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Y él  sentía que había  fracasado en su vida,  porque pasó más de diez años  jugándose la vida pasando auténticas penalidades comandando  un barco, ampliando el conocimiento para la humanidad, cartografiando mares, descubriendo especies, para que ese que creyó su amigo, Darwin , publicara  ese  libro irreverente que iba en contra de la Palabra de Dios, Dios nunca se lo perdonaría, ni él tampoco.

Y él  sentía que había fracasado en su vida,  pues desde siempre había luchado   por los derechos de todos los seres humanos,  defendiendo a los indígenas  y  estando en el cargo de  gobernador de Nueva Zelanda se posicionó a favor de los Maoríes frente a los colonos, para que no fueran expoliados  de sus tierras, tratando de ser ecuánime y justo,  y por ello fue destituido  de la manera más humillante, le llamaron traidor…

Y él  sentía  que había fracasado en su vida, había dedicado sus últimos diez  años   a  tratar de salvar vidas humanas creando el servicio de meteorología, él había ideado el sistema para alertar de las tormentas y   había diseñado múltiples instrumentos y herramientas para predecir el tiempo con su “previsión”  que había publicado en el periódico “Times” ,48 horas antes, acertando múltiples veces salvando  muchas vidas.  Y había empleado todo su patrimonio en este  empeño y ahora estaba arruinado, no tenía nada, no sabía cómo iba a salir adelante él y su familia.

Y lo único que había obtenido era críticas a todo lo que hacía , burlas de sus previsiones cuando fallaban, cuando nadie le agradecía que le salvara la vida cuando acertaba, palabras, palabras, risas, burlas, todo estaba en su cabeza dando vueltas noche y día en un bucle sin fin, le impedían pensar, le impedían dormir, y no sabía cómo pagar las deudas que le acuciaban.

Robert Fitz Roy se sentía terriblemente solo, esa soledad que siempre estaba ahí esperándole, agazapada detrás de cada esquina, agarrándole, asfixiándole, desgarrándole, día a día, convirtiendo en pesadilla cada hora, cada minuto, cada segundo, cada vez que inhalaba aire, cada vez que sentía el latido de su corazón, deseando la muerte y temiéndola al mismo tiempo, se sentía muerto en vida, y ya no lo podía soportar más…

Era domingo, 30 de abril de 1865, se levantó como cada mañana, tomó su desayuno en silencio, y se empezó a preparar para acudir a la iglesia, pero hoy todo lo hacía más despacio, sin prisa, sin esperar nada del tiempo, el tiempo se había acabado para él.  Su hija Laura se le acercó ya preparada para acudir a la iglesia.

  • Padre, todavía estáis sin vestir. Vamos a llegar tarde a la iglesia.

  • Ya os alcanzaré, hija, me tomaré un tiempo de más  en hacerlo, me siento cansado.

  • Padre, no tenéis buen aspecto, estáis muy pálido. Nos quedaremos en casa y no iremos a la iglesia.

  • No, hija. Dejadme. Iré detrás vuestra os lo prometo, me afeitaré y me cambiaré deprisa.- Le insistió, y le acompañó a la puerta dándole en la mejilla un beso, un beso de despedida y ella no lo sabía.

  • Bueno, lo que deseéis padre. Os espero en la entrada de la iglesia, hace un día de sol muy bonito. No tardéis demasiado, por favor.

Su hija se salió de la casa, él se volvió y tras cruzar el salón  se metió en su dormitorio, giró la llave y la cerró, se acercó a la zona de aseo, en un rincón tenía una bacinilla con agua, un pequeño  espejo de un solo pie,  se acercó al espejo y se miró…

Y allí estaban, desnudos de sentimientos, llenos de vacío, repletos de indiferencia, secos de esperanza, vestidos de soledad, de esa terrible soledad, mirándole, ahí estaban… sus ojos.

Le miraban sin compasión, juzgándole como todos los demás, criticándole, condenándole, esos ojos tan fríos…

Tomó su navaja de afeitar, estaba bien afilada, la abrió, su hoja brillaba en el espejo y tocaban esos ojos, esos ojos impertérritos  que le estaban juzgando y condenando…

Y de un rápido movimiento, se cortó el cuello, de lado a lado, su sangre comenzó a caer en sábana por su piel, buscando el suelo, como un río que busca el mar, llenándolo todo de rojo, rojo, rojo de sangre, rojo de tristeza, rojo de soledad, mientras esos ojos que le miraban con dureza y le habían condenado se vaciaban,  se vaciaban de vida…

Durante mucho tiempo estuvo muerto en vida, y  hoy, por fin, había decidido cortar la vida, se quedaría en la muerte, la muerte que siempre estuvo con él, pero esta vez, para siempre…

  • Maese Viento, es terrible. Qué injusticia, él lo dio todo por los demás y sólo recibió críticas y burlas, que manera de acabar su vida. Esta vez me has dejado demasiado triste.

  • Así ocurrió, humano. Recuerda que los seres de vuestra especie catalogan de locos a todos los que son diferentes y hacen cosas que después se recordarán y se entenderán. Los adelantados a su tiempo suelen acabar solos, incomprendidos y abandonados.

  • No lo quiero entender, Maese. Cómo podemos ser tan malos con nosotros mismos, Maese.

  • Te recuerdo que venís de la luz y de la oscuridad, lleváis en vuestra esencia Amor y Dolor, las dos caras de la misma moneda, y lo que llamáis la justicia humana, nunca ha existido.

  • Y a nadie le remordió la conciencia, Maese. Con todo lo que había hecho para mejorar la vida de los demás. ¿Tan mal está la humanidad de Consciencia de sí misma…?

  • Después de muerto se le ha puesto su nombre a ríos, islas, canales,  lagos, montañas, hasta a delfines y pinos. Su legado aparece por todas partes.

  • Ya, ya. Maese. Pero él murió pobre y solo en un charco de su propia sangre…

  • Pues no ha mejorado mucho la sociedad en tu momento actual, antes se señalaba y juzgaba al que pensaba diferente, pero ahora, ya con sólo con el hecho de pensar es suficiente para la crítica y el señalamiento. Los señores oscuros que os dominan en vuestro tiempo están haciendo muy bien su trabajo.

  • Sí, Maese. Pero seguimos estando unos pocos que aunque tengamos que vivir y luchar cada día con Soledad, a veces a vida o muerte, estamos aquí para  despertar al resto de los humanos, cada día somos más, y aunque lo pasemos mal y seamos incomprendidos, no cejaremos en nuestro empeño, combatiremos a los señores de la Codicia y de la Soberbia que dominan nuestro mundo…

  • Es el destino de vuestra especie, humano, subir la vibración hasta llegar al Amor, o desaparecer de la faz de la Tierra  más pronto que tarde.

  • Maese Viento, otra vez te me has venido muy arriba, con eso de estar en tus dominios, vas a asustar a quien te lea. Pero lo cierto es que Fitz Roy no se mereció lo que le ocurrió, …las personas de su tiempo no le merecían.                                                                                           ¿Pero todos aquellos que  le juzgaron y criticaron?

Si  hubieran sabido el daño que le hicieron con sus palabras, ¿las  hubieran vuelto a decir?

 

 

 

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