“…No bien amaneció Moreno llamó a sus compañeros y les mostró el agua oscura que corría del oeste:- ese es el río Neuquén, les dijo- Silenciosos se levantaron y se echaron a andar. Cuando la claridad aumentó, se advirtió una polvareda que se levantaba- ¡son caballos!-, exclamaron. Moreno sacó la bandera de su pecho y la ató a una rama; Gavino subió a lo alto de una loma y la mantuvo flameando.
Catorce tiros había disparado cuando vimos avanzar entre el bosque una partida de veteranos dispuesta para el combate. Echa pie a tierra en la orilla opuesta, y no fue poca su sorpresa cuando en vez de indios que atacaban vieron la bandera que flameaba.
Uno de los soldados entró en el agua con el caballo y gritó:
-¡Quién vive!-
-Moreno, escapado de los toldos- respondí
-¡Estábamos salvados!-
Los soldados comenzaron a cruzar por el agua con sus caballos para auxiliar a los fugitivos; Moreno y sus dos compañeros prácticamente desnudos y totalmente exhaustos, no podían dar un paso. El teniente les informó que esa misma tarde debían abandonar el fortín, pues tenían orden de replegarse a Choele-Choel.
De haber llegado unas horas después hubiéramos perecido.
19 de febrero de 1880.
“Anecdotario de Perito Moreno. Revista museo.”
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Son las seis y media de la mañana, ha sonado el despertador, hemos subido a desayunar antes de que llegue el minibús a recogernos a las siete y media.
Aquí en el hotel Glaciares de la Patagonia en las afueras de El Calafate se desayuna bastante mal, al igual que en el resto de Argentina, casi todo lo que ofrecen son dulces y panes, o sea los que tenemos intolerancia al gluten lo tenemos muy difícil para desayunar, no te ofrecen huevos ni apenas embutido, así que me voy casi en ayunas o en ayunas la mayoría de las mañanas. Los argentinos tienen un problema grave de salud pública y se llama azúcar, cuando el alimento nacional es el alfajor de chocolate…
Llega el minibús, de la que se baja una guía-azafata llamada Daniela, de aspecto nórdico-europeo pero es de Argentina. El grupo está bastante cansado, nos acostamos pasadas las una por el festival de la canción de El Calafate (siempre tocaban la misma canción y de vez en cuando cambiaban el grupo), algunos volvieron al hotel pasadas las dos de la madrugada, se les escuchó llegar por los pasillos…
Daniela nos cuenta que vamos a la zona Sur del parque nacional de los Glaciares y nos enseña en un mapa los dos grandes lagos, el lago Argentino y el lago Viedma.
Nos dice que el Viedma es el glaciar más grande de todo el campo de hielo pero el del Perito Moreno es el que es más asequible para visitar, todo esto nos lo menciona mientras pasamos al sur del Lago Argentino, nombre que puso Francisco Pascasio Moreno más tarde llamado Perito Moreno en su cuarta expedición a la Patagonia, cuando confundió el Monte que llamó Fitz Roy con un volcán por la mala visibilidad que tenía.
Después de su explicación, de la tercera masa de hielo glaciar del mundo, el grupo quedó aletargado mientras el bosque de Lengas se va sucediendo alrededor del minibús y múltiples Caranchos descansan en las ramas secas de los árboles, los caranchos son de la familia de los halcones pero parecen más quebrantahuesos, aquí las aves y los zorros son más grandes que en Europa, tendrán más comida que en el viejo continente.
Paramos en la entrada del parque y la coordinadora del viaje entra a pagarnos las entradas, unos 40 euros, aquí en la Patagonia te cobran hasta por respirar y nada es barato.
Estamos muy cerca del glaciar y el minibús para un minuto para que podamos admirarle desde la entrada de la península de Magallanes que es desde donde se accede al glaciar que está en un recodo del Lago Argentino. Bajé el primero a la carrera, llevo muchos años esperando este momento y allí estaba al fondo, la lengua glaciar sobresaliendo por encima del bosque de Lengas bañado por el lago.
Arranca el minibús y nos deja en la zona turística de las pasarelas junto al glaciar, nos detenemos delante de un cartel, Daniela nos sigue explicando detalles del glaciar que tenemos delante pero que nunca llegó a conocer Perito Moreno, aunque lleve su nombre.
Vamos bajando y acercándonos a la lengua del glaciar que muere en el lago, nos ponemos a intentar cazar algún desprendimiento de la pared del glaciar, en esta época son continuos.
Y bajamos más cerca, ha sido un acierto “madrugar” para estar aquí de los primeros, todavía nos ponemos en primera fila sin que se masifiquen las pasarelas, en un rato estará todo repleto de otros turistas.
Disfruto del momento, respiro el aire que viene desde el glaciar, los fragmentos de hielo azul son de siglos de antigüedad , me explica Gabriela que el Perito es un glaciar con el ciclo de hielo muy corto, el hielo que estamos viendo puede tener 500 años, se forma en la zona alta de la cordillera en chile, para ir descendiendo por el valle y venir a morir al lago, la zona alta es muy húmeda y recibe mucha nieve, por lo que la lengua se desplaza con relativa rapidez si se compara con otros glaciares que tardan miles de años.
La mitad del grupo hemos contratado un paseo de 350 euros por el interior del glaciar, el resto del grupo irá a un mini crucero por el canal de los témpanos, a la derecha de la zona de ruptura. Nuestro grupo bajará en el minibús hasta un catamarán y cruzar el Brazo Rico, para poder acceder al interior del glaciar.
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Y el humano Francisco Pascasio Moreno más tarde conocido como perito Moreno fue preso en su quinta expedición científica a la Patagonia por el Cacique de los indios Tehuelches también llamados toldos, Valentín Shaihueque. El chamán o adivino de los Tehuelches abocó por sacrificarlos y arrancarles el corazón al borde del río, pues así lo dictaba Kóoch, su dios supremo, pero el cacique conocedor de la importancia de Moreno era mucho más práctico y lo quería utilizar para negociar con los argentinos, que unos meses antes con el general Julio Argentino Roca a la cabeza de quince mil soldados habían empezado la conquista de toda la Patagonia controlada hasta entonces por sus auténticos dueños, los indios aborígenes.
Y el humano Moreno tras más de veinte días preso del cacique consiguió huir con sus dos asistentes el indio Gavino y el entrerriano Melgarejo, en su huida inicialmente estuvieron dos días a caballo con un poncho atado con tres piedras a la grupa del caballo para borrar sus huellas, a caballo pues se las tuvieron que ingeniar con uno, pues el indio Gavino no pudo conseguir más.
Llegaron al río Collón-Curá y construyeron una balsa con un esqueleto de nueve palos de sauce, en el que se pensaba imposible de navegar en la época del deshielo. Y durante cinco días navegaron siendo perseguidos en todo momento por el hijo del Cacique Shaihueque, Francisco. Estando a punto de fracasar y ser apresados de nuevo varias veces. Tuvieron que dejar la balsa y caminar sin alimento alguno durante dos largos días, llegando totalmente hambrientos y exhaustos al puesto avanzado de los soldados, que le rescataron.
Así terminó la quinta expedición a la Patagonia de Moreno, en la que casi perdió la vida varias veces, y luego estuvo más de dos meses en cama para poder reponerse y tras ello tuvo que viajar a Europa para tratarse una dolencia de “ataxia locomotriz” y “anemia cerebral” que le habían dejado de secuela su dificultosa huida. En Buenos Aires una multitud lo ovacionó a su llegada, pero el gobierno argentino le “premió” destituyéndole del cargo por haber llegado tarde.
Sois necios los humanos, pero los más necios entre los necios son los que os mandan pues casi nunca os dirigen.
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Embarcamos en el catamarán y tras un breve lapsus de descanso subimos a ver el glaciar en directo.
Vamos disfrutando de la pared del glaciar pero a la vuelta nos acercarán más al hielo para que lo veamos más despacio.
Y nos vamos acercando cada vez mas.
Nos dejan en una playa a la izquierda del glaciar, allí nos esperan los guías del “trekking”, nos dicen que el nuestro es intermedio, iremos por el hielo un rato más, el minitreking está preparado con barandas para personas sin mucha habilidad, y luego había otro más largo que valía más de 600 euros, apenas te pasean tres horas por el hielo en el más caro, es un abuso. Con ese dinero me voy a Pakistán de glaciares una semana en una expedición de verdad. Desde allí nos vamos por la playa hasta una zona rocosa desde la que divisamos la gran pared del glaciar.
La suerte nos sonríe y podemos grabar un gran desprendimiento.
Nos acercan hasta una grieta por donde baja el agua, pero no se callan para que hagamos el vídeo escuchando el agua.
Nos dejan hacer unas fotos y luego nos llevan a una carpa donde nos dan cascos para el mini-paseo, nada de bastones ni piolets, será para no alterar el glaciar, o porque serán muy caros, con 350 euros se pueden comprar diez pares.
Y justo antes de entrar en el glaciar hay tres guías colocando crampones artesanales a los turistas, entre los que me incluyo, así que coloco mi pie y en un minuto me lo enredaron con un montón de cinchas, luego el otro y listo para pisar el hielo centenario.
Nos llevan en fila india por el glaciar, mientras nos adaptamos a caminar con los crampones.
Nos pasean entre grietas de color azul y algunos arroyos surgidos del hielo.
Nuestro guía Jorge, va dando explicaciones, de los glaciares, de los Seracs, de la vida de Perito Moreno, que van amenizando el paseo “hielático”, luego me contó que vivió durante 5 años en la localidad granadina de Cenes de la Vega.
Seguimos dando vueltas, seguidos de otro grupo y precedidos de otro más, este trozo de glaciar está masificado…
Y al final nos encontramos en un recodo una mesa con “whisky on the “rocks”, nos invitan a un chupito con hielo glaciar, que declino, me conformo con “agua on the Rocks”.
Mientras estoy tomando mi “agua on the rocks” justo a nuestro lado una pareja que se unió en la playa al grupo de nuestro guía hacen una ceremonia de pedida de matrimonio, allí sobre el glaciar, y la chica ha aceptado.
Luego me cuentan que son brasileños, él se llama André y ella Adriana, espero que sean muy felices y su unión sea fuerte como el hielo pero sin su gelidez…
Tras la emoción hay que volver al borde del glaciar, el paseo ha durado apenas una hora y aprovechamos para hacer unas fotos sobre el glaciar.
Al salir del glaciar tras dejarnos los crampones en donde nos lo colocaron, nos dimos un paseo junto a una cascada, y volvimos a la carpa a dejar el casco.
Y ahora tenemos otro paseo por la orilla del glaciar, estuvimos más tiempo fuera que dentro, y volvemos a la playa donde nos espera nuestro catamarán tras un té caliente.
Nos volvemos a embarcar y esta vez se acerca la embarcación hasta la pared del glaciar, donde podemos ver cuevas de hielo sobre el lago.
Disfrutamos del momento en el canal junto al glaciar, David se coloca su camiseta de argentina, y nos hacemos fotos del momento, el mañana no existe.
Cuando llega nuestro catamarán al puerto allí están esperándonos y nos volvemos al hotel.
Nos despedimos de Leandro el conductor y de Daniela, hemos llegado a las dos y media de la tarde a nuestro hotel Glaciares de la Patagonia.
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“He afirmado repetidamente que todo lo que obtenga el Gobierno Argentino al Oeste de la división de aguas continental, se deberá exclusivamente a usted” , le señaló Thomas Holdich, árbitro británico.
En el tratado de 1881 se había acordado entre Chile y Argentina, que las altas cumbres divisorias de aguas serían la frontera, océano Pacífico para Chile y Atlántico para Argentina y cuando hubiera algún desacuerdo sería la Corona Británica la que decidiera en laudo el conflicto, en esos momentos con la reina Victoria al frente.
Pero al sur del lago Nahuel Huapi no estaba nada clara la divisoria, las cumbres y las vertientes hidrográficas, por lo que en 1890 empezó un conflicto entre los dos países por sus fronteras que se acordó resolver con arbitraje. Y en 1896 fue asignado por el gobierno argentino al humano Francisco Pascasio Moreno como Perito en el conflicto con Chile y hasta el año 1902 se dedicó a esta tarea de delimitar las fronteras, en la que perdió a su esposa de fiebre tifoidea en un viaje a Santiago de Chile.
Defendía que los cauces de los ríos se pueden desviar artificialmente, y para ello con una cuadrilla de trabajadores desvió el cauce del río “Fénix grande” demostrando lo que decía, no podía ser criterio único el de las aguas y debían ser tenidos en cuenta otros criterios como el del arraigo de los pobladores de la región hacia un país u otro.
Consiguió que los colonos galeses reconocieran en plebiscito la soberanía de Argentina en algunos territorios en disputa, y desplegó otras múltiples ardides pues era el mejor conocedor de la Patagonia que él mismo había sido pionero en explorar.
Finalmente Argentina obtuvo con sus trabajos 1800 leguas cuadradas(42 mil km cuadrados) de territorio patagónico, que de no haber estado él hubieran sido para Chile.
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La coordinadora del viaje nos ha preparado una sorpresa para esta tarde, así que a las siete y media nos viene a recoger un taxi-bus para quince que somos el grupo.
Nos deja en la entrada de “Onde…el corto”, es un restaurante donde pasaremos una magnífica velada con el restaurante sólo para nosotros.
El dueño está preparando cordero a la brasa de la manera patagónica, es Diego el Corto, de ascendencia vasca y nos cuenta que lo de «corto» no es de la estatura es porque de niño le vieron orinando…
Pero antes nos enseña a hacer empanadas de carne que luego disfrutaremos comiendo.
Una buena forma de acabar el día, la verdad que no había comido en todo el día y la velada fue memorable.
Mañana nos iremos a Chile, a Puerto Natales, allí nos espera la octava maravilla del mundo, las Torres del Paine.
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Y el gobierno argentino en 1903 le ofreció al humano Perito Moreno en pago de sus servicios 25 leguas cuadradas donde él eligiera en la Patagonia , sin pensarlo Pancho escogió las orillas del Lago Nauel Huapi, su corazón había estado allí siempre , desde que lo vio por primera vez cuando tenía 23 años.
En 1905 donó tres leguas cuadradas al gobierno argentino con la petición de formar un parque nacional que protegiera la diversidad de las especies al mismo tiempo que solicitó al gobierno chileno que hiciera lo mismo en su territorio de la frontera, parque que se llamó más tarde el parque nacional de Nauel Huapi.
“Pancho” había fundado “escuelas patrias” para que los niños sin recursos tuvieran albergue, comida y educación, pues él creía que –“ Donde el trabajo y la escuela reinan, la cárcel se cierra”-.
Y tuvo que vender las 22 leguas cuadradas por 200 mil pesos para poder financiar “las obras patrias” como él le llamaba, así como escuelas nocturnas para adultas y muchas obras pensando en ayudar a los demás humanos.
Y en 1913 el expresidente Theodore Roosvelt vino a Argentina y le pidió que le acompañara a visitar el lago Nahuel Huapi en tierras que él había donado, cuando llegó allí se congregó una gran multitud de indígenas que cuando le vieron le aclamaron al grito de “Tapayo Morocho”(hombre blanco valiente), de la emoción no consiguió ni siquiera hablarles, y fue la última vez que estuvo en el sitio donde se encontraba realmente su corazón…
Su corazón…, que de grande lo tenía que no le cabía en el pecho y en 1919 una angina de pecho le hizo sentirse morir.
Y vendió sus últimas posesiones, unos cuantos cuadros, para conseguir dinero para viajar hasta el lago Huapi, para verlo por última vez con la resolución de que “aunque deje mis huesos allá”.
“¡Cuánto quisiera hacer, cuánto hay que hacer por la patria! Pero ¿cómo, cómo? ¡Tengo sesenta y seis años y ni un centavo! ¿Cuánto valen los centavos en estos casos…? ¡Yo que he dado mil ochocientas leguas a mi patria y el Parque Nacional, donde los hombres de mañana, reposando, adquieran nuevas fuerzas para servirla, no dejo a mis hijos un metro de tierra donde sepultar mis cenizas!”
Pero el humano llamado Francisco Pascasio Moreno no llegó a hacer el viaje proyectado, murió el 22 de noviembre de 1919 en Buenos Aires en la pobreza total y olvidado de todos, en el cementerio de La Recoleta de Buenos Aires.
Y hasta 1944 no llevaron sus restos hasta un pequeño Mausoleo junto a su esposa María Ana Varela en la isla Centinela, en el lago de sus sueños, el Nauel Huapi, donde se le hizo un gran homenaje con honores de estado, y cada vez que una embarcación pasa cerca de la isla toca tres veces la bocina para hacerle saber que fue el hombre más grande entre los argentinos…
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Maese Viento, sigo sin entender nada en tus historias.
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¿Qué no entiendes humano?, creo que he sido bastante claro esta vez.
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Pues que Pancho había hecho más que nadie por Argentina y por la humanidad, no sólo fue un explorador, sino que además al igual que Darwin clasificó especies e hizo estudios de paleontología fundando a los 16 años un museo y luego donó sus colecciones personales al museo de La Plata, fundó bibliotecas y fue reconocido por las universidades y las sociedades científicas nacionales e internacionales por su labor por el conocimiento.
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Y qué no entiendes, humano.
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Que al igual que Fitz Roy muriera pobre y abandonado. No es justo. Qué clase de personas somos los humanos, Maese…
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Vuestro problema, ya os lo he dicho mil veces, humano. Los que os dirigen son descendientes de Olivier, el mayor Ser oscuro, y ellos con su codicia y su soberbia manejan vuestros designios, y casi siempre para el mal común, te remito a la historia que te conté de Culibillas.
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Pero Maese, aquí también veo mucha Pereza, te olvidaste de ella.
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Tienes razón, humano. La desidia preside los gobiernos y sus puntas de lanza son sus burócratas, y los burócratas argentinos son muy boludos…
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Y te olvidaste de la envidia Maese. Todos los poderosos le querían ver pobre y arruinado, al ser con mucho el mejor de ellos, ya que nació de una familia acomodada y actuaba por Amor a los demás, dándolo todo para los demás sin quedarse nada para sí mismo.
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Hoy parece que hemos invertido los papeles, humano, eres tú el que ve más allá. Vas aprendiendo.
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Gracias, Maese Viento. Tengo buen maestro.
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