» El final se acercaba,él lo sabía. Muley Hacén el que fuera rey de Granada, triste y abatido, harto de vivir, olvidado de todos,agonizaba en su lecho:

– Zorayda,Zorayda ¿Dónde estás?.Mi Zorayda.

– Aquí estoy mi señor, junto a vos, ya no me podeís ver pero aquí estaré siempre,junto a vos.

– Zorayda, Zorayda. Mi dulce Zorayda, sólo tú me quedas, ese perro de Boabdil que se hizo llamar hijo mío me traicionó, su madre, alá la maldiga, conspiró contra mí,como todos, y ahora voy a morir. Llama a nuestros hijos, Zorayda.

– Si, mi señor.

Saad y Nazar eran adolescentes y como tales estaban en el patio de la fortaleza practicando sus destrezas con las armas,cuando vino un criado a avisarles.

-Padre, aquí estamos,que queréis.

-Hijos, voy a morir, estoy harto de vivir, mis ojos ciegos han visto demasiadas traiciones. Teneís que prometedme una cosa.

-Lo que queráis, será, padre.

– Hijos míos, enterrad mi cuerpo en un sitio que esté muy lejos de los hombres,un lugar cerca del cielo y dónde nadie pueda ver mi tumba. Lo habeís entendido, hijos míos.

-Si, padre,así se hará.»

» Los gritos de las plañideras se escuchaban en toda la fortaleza de Mondújar,el viejo rey había muerto,Muley Hacén, padre del que sería el último rey moro de Granada.Olvidado por todos sus súbditos,en su destierro voluntario tras abdicar en su hermano El Zagal. El Zagal luchaba por el Islam contra los Reyes Católicos y contra su sobrino Boabdil, y no tuvo ni un sólo momento para su hermano muerto. Zorayda con el rostro arrasado de lágrimas abrazaba a sus hijos:

-Madre, dónde enterraremos a padre, le hicimos una promesa.

-Saad,asómate a la ventana, hijo mío. ¿Qué ves?.

-Madre,veo la Gran Montaña, la Montaña del Sol.

-Eso es, Saad, en lo más alto y lejano de la Montaña del Sol, en aquel sitio frío e inhóspito,cercano a las estrellas y lejano de los hombres. Allí llevareís a padre.»

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«El sonido de los pasos de las mulas rebotaban entre las rocas,rompiendo el imponente silencio de la Gran Montaña, Saad iba delante de la pequeña comitiva, Nazar iba detrás de la mula con el cadáver de Muley Hacén,todos en silencio, los tres criados tiraban cada uno de una mula y junto a Saad iba un pastor joven pero que parecía muy viejo.

-Ya sabes que te pagaré bien, llévanos al sitio más alto y lejano de la Montaña.

-No os preocupéis señor, os llevaré dónde ni las águilas suben…»

«La triste comitiva llegó a una laguna redonda y profunda,el pastor se acercó a Saad:

-Nuestro destino está cerca,señor,arriba está lo más alto de la Montaña del Sol, allí nunca  se acercará nadie ,su cumbre está maldita y los espíritus campan en lo alto,muy pocos aparte de mí osan acercarse. Tendréis que darme una buena suma,si queréis que os guíe.

-Así será pastor. Os doblaré la cantidad acordada. Un destello de avaricia brilló en los ojos del pastor,que se sonreía con su boca desdentada.

-Nazar, subiremos los dos sólos con el pastor, los criados se quedarán en la laguna esperándonos.

-Muy bien Saad,así lo querría padre. Los dos hermanos con el pastor y dos mulas,comenzaron la subida por la empinada cuesta, el viento era fuerte y les empujaba por detrás,y hacía mucho frío a pesar de ser verano.»

«Era ya de noche, la luna llena brillaba en el horizonte dándole todo un tinte fantasmagórico, tres personas se afanaban entre las rocas tirando de las mulas.

-Ya hemos llegado, señor, dijo el pastor.

-Sí,este es el sitio,aquí estará cerca de las estrellas y lejos de los hombres, como nos hizo jurar.

-Señor, aquí hay una pequeña gruta que he utilizado a veces para guarecerme del viento y la nieve, nadie la conoce, sólo yo.

-Nadie la conoce, perfecto. Vamos allá.

Los restos de Muley Hacén fueron depositados por sus hijos en la gruta junto con sus pertenencias más queridas.

-Pastor- dijo Saad, -aquí nos tenemos que separar,así que te pagaré lo acordado.

-Muy bien. Me iré y jamás le contaré a nadie dónde está la tumba.

-Eso es. Acércate.

El pastor se acercó con sus ojos codiciosos y su sonrisa desdentada a Saad. Éste introdujo su mano derecha bajo su túnica y un brillo metálico reflejó la luna en su mano. Le clavó el puñal bajo el esternón hasta la empuñadura y hacia arriba como le había enseñado su padre. El pastor con el terror en los ojos no pudo ni gemir y se desplomó en el suelo,la puñalada en el corazón habia sido certera, Saad era digno hijo de su padre,el que fuera el mejor guerrero de Al-Andalus.

-Nazar,éste ya no nos traiciona,padre me advirtió de los hombres pobres y codiciosos,tiraremos su cuerpo al abismo y allí se lo comerán las alimañas.

Tras tirar el cuerpo del pastor, los dos hermanos y las dos mulas, bajaron por donde habían subido hasta la laguna redonda y profunda, allí dormían los sirvientes confiados y vencidos por el cansancio.

-¿Qué hacemos con los sirvientes?. Dijo Nazar.

-Madre dijo que eran de fiar y además nos hacen falta para volver. Allí ella decidirá que se hace con ellos.»

» Y la cumbre más alta de la Montaña del Sol «Sulayr» como decían los musulmanes, se llamó desde entonces Mulhacén, el último rey moro que murió siendo Granada musulmana. Ciego y triste no vió la desdicha y vergúenza de su pueblo conquistado por los cristianos,pero el ya presentía que «El Zogoibi»,su hijo Boabdil, rendiría la ciudad y eso acabó con él. Muchas expediciones subieron a buscar la tumba del Rey,pero nunca nadie supo de su ubicación y las historias de los tesoros perdidos de Muley Hacén han pasado de generación en generación. Pero lo que es cierto, que muchos montañeros y pastores que han dormido en el pico, dicen que en noches de luna llena, han visto un destello metálico entre las rocas…»