Y hoy hace un mes que perdimos al Montañero de Béjar Pepe Rodri, unos de los pioneros de la montaña de nuestro país. A sus 83 años nos dejó, pero su legado no se perderá, es la persona que más veces ha subido al Almanzor, con sus 422 ascensiones al rey de Gredos, y en su memoria dedico unas palabras…
Y cuenta la leyenda de las nevadas montañas
que hubo en Gredos un joven quinceañero,
que se le encogían profundamente las entrañas,
cuando sus pies tocaban un noble sendero.
Y cada día rozaban sus ojos con pasión
las cimas de las cumbres colmadas de nieve,
y de entre todas ellas soñaba con ilusión,
en subir al pico Almanzor a tocar su relieve.
Mas su juventud no fue para él demora,
y sus pasos encaminó a la cima sin dudar,
para cuando el sol anunciaba la aurora
su cumbre por vez primera fue a pisar…
Y desde entonces quedó prendado de sus alturas,
o puede quizá que fuera un mágico hechizo,
pues le hizo andar continuamente con soltura,
por las montañas de Gredos tras el alba rojizo.
Y subió al Almanzor en la primavera,
y volvió a subir con el calor del estío,
y subió para cuando el otoño siguiera,
y subió también con el invierno frío.
Sus pasos marcaban la nieve de Gredos,
y Ana Mari su esposa en ellos estaba,
pues Pepe nunca fue hombre de miedos,
y a ella más que a las montañas amaba.
No había en todo Gredos mejor valedor,
para encontrar en una ruta la buena senda,
pues de valles y lagos era gran sabedor,
y de las cimas desde donde la vista se extienda…
Y otros muchos siguieron sus pasos
pues no podía haber mejor maestro,
que desde el alba hasta el ocaso,
te hacía sentir bien haciendo lo nuestro.
Y pasaron los meses y los años,
y hasta dos veces en un día
al Almanzor con gran ilusión subía;
y en la cima dejó de ser un extraño.
Y le saludaban las cabras al pasar,
y las nubes en las cumbres sonreían,
y el sol se esmeraba en brillar,
y los piornos a su paso se rendían…
Y seguían y seguían los días,
cayendo hasta los 81 años sin cesar,
en que el Almanzor de nuevo subiría
para por última vez desde allí mirar…
Pues todo aquel que puede respirar,
tiene una senda que se ha de acabar,
y a este mundo atrás hay que dejar,
pues el cielo no puede siempre esperar.
Pero Pepe no nos ha abandonado,
pues fácil es hallar su rumor,
ten tus ojos bien elevados
y búscale arriba…, en el Almanzor.
Fradicas.
Muy buen compañero en la montaña , siempre amable y perfectamente identificable por su color rojo que muchos montañeros hemos imitados.
De las pocas veces que hice Covacha, una la hice siguiendo sus huellas.
Mi recuerdo con mucha admiración, respeto y cariño. D.E.P.
Fran Pascual
No tuve la suerte de conocerle en la montaña, pero me causó honda impresión, gracias por comentar, Fradicas.
Anónimo
Las personas que dejan «huella» y buenos recuerdos (en lugares montañosos), se crean un hueco de presencia permanente cuando lo recuerdas.