19. OSCURIDAD…

Oscuridad…, oscuridad terrible, oscuridad angustiosa…, oscuridad impresa en el alma, que oscurece todo lo que toca, dejando los sentidos cegados, los sentimientos ennegrecidos…, en el silencio pesado e infame, pesaroso de dolor y oscuro pesar,  en negación de sonido…, Culibillas apenas podía escuchar los latidos de su corazón en ese pasillo tan oprimente, tan deprimente, tan estrecho, y allí estaba tan sola, en el corazón del interior de la tierra más oscura,  lo que llamáis los infiernos…

Y ahí estaba jadeante y sudorosa, …el calor era insoportable, y la oscuridad apenas toleraba  la luz de la antorcha que le había dado Belcebú…,engullendo la luz en sus paredes de tinieblas,… y de Orosia ni rastro, nada, había desaparecido en la negra oscuridad del laberinto oscuro, su padre le advirtió, Ginás le advirtió, todos le advirtieron y ella siguió…, ahora estaba sumida en su error…, perdida en su oscuridad.

Fue avanzando por los estrechos pasillos, la sed le quemaba la garganta, se acercó a la pared para lamer un hilillo de agua sucia que  apenas podía apagar su sed, seguía avanzando, no sabía a dónde ir…, estaba desorientada, estaba perdida.

De repente escuchó un llanto, al principio muy lejano, a medida que fue avanzando lo escuchaba más intenso, más fuerte, más desconsolado y  corrió en dirección del llanto, agudizaba el oído buscando su origen, parando y siguiendo el sonido,  durante mucho tiempo, hasta que llegó a una pequeña sala, allí había una muchacha vestida con una túnica roja, llorando sin parar.

 Y cuando llegó hasta ella, la abrazó sin dudarlo, no podría hacer otra cosa diferente…

  • Calmaos, calmaos. Os sacaré de aquí…,¿Cómo os llamáis…?, ya estáis a salvo, os vendréis conmigo.

La muchacha hizo gestos y Culibillas entendió que era muda, entonces le sonrió, le secó las lágrimas  y la tomó de la mano, para que entendiera  que la siguiera, la muchacha lo hizo obedientemente.

Culibillas siguió andando con la muchacha detrás, el pasillo era muy estrecho,  y muy oscuro, y  se estrechaba todavía más…, casi no se podía pasar…, sentía el aliento de la muchacha detrás, muy cerca  y  entonces empezó a sentir su aliento más fuerte,  y  ahora  lo sentía  pútrido y pérfido, empezó a notar una presencia detrás de ella, oscura y malvada, la piel de Culibillas empezó a erizarse y un escalofrío recorrió su espalda…, instintivamente asió el puñal de plata que le había dado Gofred.

Y entonces sintió el aliento putrefacto que se le abalanzaba y se giró rápidamente, la muchacha  era un ser oscuro  y tras recuperar su aspecto real se había lanzado contra ella con avidez de carne, en ese pasillo tan estrecho que apenas se podían mover…

Culibillas instintivamente le clavó el puñal, primero en el pecho, una y otra vez, luego en el cuello, con rabia, con miedo, hasta separar la cabeza del cuerpo como le había explicado Gofred, que no llegó a caer al suelo por lo estrecho del pasadizo,… se llenó la cara de su sangre oscura, … soltó  el puñal horrorizada al ver lo que había hecho  y salió corriendo por el pasillo cubierta de lágrimas, no podía parar de llorar, estaba tan perdida, tan sola, allí en la oscuridad…, las paredes de piedra le oprimían, el aire apenas le llegaba a sus pulmones, jadeando corría rozándose los brazos en la paredes, golpeándose con los salientes, sin llevar dirección, tomando las diversas alternativas del pasadizo sin mirar un segundo lo que hacía…

Al fin salió a una zona un poco más ancha, se acurrucó en un rincón sollozando, allí lloraba desconsoladamente,  encogida sobre sí misma en posición fetal y  se tapaba la cara  con las manos manchadas…, siguiendo su intuición se había adentrado en los infiernos, sin oír los consejos de nadie, ahora sus soldados estaban muertos, y ella estaba allí, desolada en la oscuridad, desamparada, sola, sin salida…, en lo más profundo de la oscuridad…, encerrada y enterrada en vida…

De repente, empezó a respirar más despacio,  en un charco pestilente se lavó las manos manchadas de  sangre del ser que había matado, y entonces su mirada se quedó perdida, sin mirar, sin ver, casi sin sentir…, mientras la oscuridad se iba abriendo paso en su interior, oprimiendo de soledad  su corazón, llenando de vacío su razón…, atrapando en la nada su alma…, ella  se iba a abandonar definitivamente a su suerte en la oscuridad, enterrada en vida… y entonces, fue…,cuando…, …le soplé.

Una pequeña corriente de aire le dio en la cara, un soplo de aire fresco, de aire puro que le rozó suavemente en las mejillas y penetró lentamente por sus pulmones, ampliando su oprimido pecho…,y el aire  le hizo sentir…, le hizo soñar…, de repente soñó con  lagunas, con  árboles, con  arroyos, con su montaña…,… le hizo recordar…, y entonces vio a su madre, y  a su padre, y  a todos sus seres queridos y luego vio a Madre Luna…,un destello brilló en sus ojos, encendiendo su mirada, y alzando la cabeza, … lo había comprendido…, se sonrió y respiró profundo, volvió a respirar,  respiró varias veces, muy profundamente,  su semblante recuperó el entendimiento y cogió con su mano derecha las dos piedras lunares que tenía colgando del cuello, y  éstas con su contacto, empezaron a brillar…, luz blanca de luna, que se dispersó con suavidad por la oscuridad,  y hacía vibrar el aire en un pequeño sonido que casi nadie ni nada lo podía percibir…

Se puso de pie y esperó, al poco rato apareció un murciélago, luego otro y otro y otro más, luego muchos murciélagos y ella les miró  y les habló con su sonrisa, empezaron a moverse lentamente para que los pudiera seguir, y en su semblante Culibillas mostraba serenidad.

Ella había recordado que  por mucha oscuridad y muchos infiernos que hubiera en su camino, ELLA  era el fuego de las Tres Sorores…, LA ELEGIDA, y cumpliría su misión…

De repente, al final del pasillo vio una luz,  la luz pasaba a través de  una puerta grande y negra y venía del exterior del laberinto…

Era la puerta de la sala de Balaitous, el momento que tanto había buscado y costado había llegado…, Culibillas sacó su espada del cinto que empezó a brillar  en la oscuridad  y se dirigió a la puerta con la mirada firme y segura…