Yo, Marzal Balaitous hijo del Señor Balaitous, el amo y señor de los territorios de las montañas,  en mi diez y seis cumpleaños he sido designado por mi padre para  llevar el castigo a aquellos que no nos pagaron los tributos debidos a nuestra alcurnia.

En mi mayoría de edad, he jurado a mi padre  Olivier Balaitous, aunque nadie conoce su nombre propio salvo los elegidos por él, que seguiré sus enseñanzas de esparcir el dolor y el miedo en los corazones humanos, la obediencia tiene su precio, y él siempre exige obediencia ciega.

Yo seré su sucesor cuando tenga que marchar a ocupar otra existencia, en otro lugar, con otro cuerpo, por ello Olivier es el señor del mal y cada 80 años debe de  cambiar de estado.

 En esta ocasión por primera vez  seré yo el encargado de  ejecutar el gran terror, han sido tres aldeas las que no cumplieron con sus obligaciones de tributos, pero castigaré cinco, el verdadero terror se instaura castigando a inocentes, así nadie osará a llevar la contraria a la voluntad de mi señor y padre…, Balaitous.

En la primera aldea, por orden de mi padre crucificamos a todos los hombres con sus esposas de testigo, siempre hay que dejar testigos de nuestras acciones, o el terror no será completo.

En la segunda aldea castigamos a las mujeres, las jóvenes las violamos y a las que no podían concebir les cortamos la cabeza, yo mismo me encargué de ejecutarlas una a una, es un honor cumplir los deseos de mi padre…

En la tercera aldea según el plan de mi padre, tomamos a todos  los niños y nos los llevamos de esclavos, y a quienes se opusieron los subimos a la torre más alta de la aldea y los despeñamos, y luego pasamos los caballos por encima de sus cuerpos hasta desmembrarlos.

En la cuarta aldea pusimos en fila a todos los aldeanos varones, y elegimos a uno de cada diez, los separamos de los demás y los colocamos junto a un árbol, allí le abrimos de un corte la barriga y clavamos sus intestinos en el árbol, obligándoles a correr al tiempo que se destripaban, yo mismo los clavé uno a uno en el árbol, mi padre puede estar satisfecho.

Pero todo ocurrió en la quinta aldea, allí cuando entramos en la calles no había nadie, nos pusimos en formación de batalla, pero la aldea estaba abandonada, le prendimos fuego y  decidí volvernos a nuestro castillo. Mi padre no había venido en esta ocasión y me había dado la orden de quemar vivos a los ancianos, pero cuando nos adentramos en el bosque allí ocurrió, de repente una lluvia de flechas nos sorprendió, tuvimos que desmontar, y empezar una batalla cuerpo a cuerpo, eran campesinos y empezamos a masacrarlos, sus armas apenas traspasaban nuestras armaduras, y entonces sucedió, entre los árboles del bosque apareció una niña de unos trece  años con un vestido blanco inmaculado, y entre todos los guerreros que estábamos con nuestras oscuras armaduras, se situó delante de mí, y me miró fijamente, su mirada era tranquila, me trasmitía paz y seguridad, ella estaba ajena a todo el dolor que nos rodeaba, y  de repente se acercó a mí, con sus ojos verdes parecía ver a través  de mi armadura, me estaba mirando a los ojos fijamente , sentía que me miraba con dulzura, después de  lo que les estábamos haciendo a los suyos, no lograba comprenderlo, de repente se acercó y me ofreció una flor de nieve…

  • Es para vos, Marzal.

  • Cómo sabes mi nombre, niña insolente…. -Hice ademán de descargar mi espada sobre ella, pero ella ni se inmutó, se limitó a sonreírme.

  • Sé que no lo haréis, Marzal. Y se quedó delante de mí, mirándome con esa mirada que me llenaba de paz, me llenaba de…, no sé,…no lo sé.

Matamos a todos los aldeanos que nos atacaron , nadie quedó  vivo salvo  la niña, me dijo que se llamaba Alodia, y  la subí a la grupa de mi caballo, no sabía muy bien por qué lo hacía, luego  le dije a mi padre que sería la única testigo de lo que hicimos, y además la pondría a mi servicio, lo que pareció agradar a mi padre el tomar a una niña para mí, pero nada más lejos de mis intenciones,  se la entregué a un herrero a mi servicio y le hice jurar que la criaría y la cuidaría como su propia hija, no entiendo nada, estoy en un mar de dudas, ella siempre me mira con esos ojos…, no puedo dejar de ir a verla siempre que mis obligaciones me lo permiten  y hablamos y hablamos durante horas de cosas que nunca pensé que existían mientras me mira…, con esos ojos, esos ojos…, llenos de dulzura y  de algo que no he conocido nuca…,¿amor…?, no puede ser, no es eso.

Y Balaitous , mejor dicho, Olivier, el Señor  Oscuro, bajo la forma de este guerrero se hizo con los dominios de las montañas que ahora llamáis Pirineos, se hizo amo y señor de todos vosotros, los necios humanos,  el señor oscuro no tenía la capacidad de procrear otros seres oscuros, pero bajo la forma humana externa que poseía tras incautarse del cuerpo de un recién nacido podía hacerlo, empezó a procrearse con las humanas más bellas y sanas, y podía tener hasta  101 hijos varones y 101 hijas mujeres, pero su legado lo tenía que dejar a un sucesor del mal, esta vez humano, y para ello escogió a su hijo número 66 , según la  numerología que él conocía ,sería el ser humano más oscuro que podría tener, y en su plan oscuro le dio todo el conocimiento y lo preparó para el mal.

Pero  Balaitous desconocía  que Luna, Madre de todos los Seres Mágicos estaba al corriente de sus planes y se dispuso a combatir el odio y el mal, con el mayor antídoto que pudiera tener…, el Amor.

Cuando el hijo 66 de Balaitous nació, luna intervino para que no fuera un alma cualquiera, en el pequeño cuerpo del hijo más preciado del señor oscuro introdujo  un alma anexa, las almas anexas necios humanos, y no sé cómo con mi aliento de viento os cuento tanto, pues no sois dignos de oír mis palabras… Las almas anexas son únicas, especiales, pues son almas unidas por el Amor a otra alma, y se buscan en cada existencia hasta encontrarse en cada una de  sus reencarnaciones, y si no se encuentran no llegan a sentirse completas en cada existencia,…y el alma anexa de Marzal era Alodia, hija  de la luna, portadora del Amor más puro de Madre Luna.

Como agua que se precipita en una cascada, era imposible separar su existencia, desde el momento que se cruzaron sus miradas, sin saberlo se reconocieron, y el Amor más puro empezó a brotar hasta los rincones más  oscuros  del corazón del hijo de Balaitous…, aunque él no llegaba a entenderlo, …todavía.

Padre dice que las mujeres, o las hembras humanas como él las llama, son recipientes de carne para producir nuestros hijos y simples objetos de nuestro placer masculino. También me ha advertido múltiples veces del amor, dice que el amor  es un animal salvaje que te rastrea y te persigue y te atrapa en sus fauces y te hace  débil, es el arma de nuestros enemigos y  lo usan contra nosotros, pues el amor se deja caer suavemente como la nieve,  primero es caliente, luego es frío y finalmente te hiere hasta volverte vulnerable,  te caza y te atrapa y te esclaviza, para siempre…

Pero Alodia no es así, es diferente, ella me da  seguridad, me da ilusión, me da esperanza, ni las guerras, ni la violencia que me enseña mi padre me llena tanto, cuando ella me mira parece que el tiempo se para  y cobra sentido toda mi vida. Ella me dice que la violencia y el odio no me harán feliz, que la felicidad la encontraré dentro de mí, pero sin ella no existe felicidad, cada vez necesito más tocarla, sentirla,…estar con ella, en estos seis años que llevamos juntos, todo tiene más color, más sentido, y  cada vez me cuesta más cumplir las órdenes de mi padre y extender el terror, pero lo que tenemos Alodia y yo no es amor…, no puede serlo.

  • Qué me estáis contando, ¿que mi hijo se ha enamorado de una humana?. ¿Es eso lo que me estáis diciendo?

  • Sí, amo, va todos los días a verla, he visto su expresión de sus ojos cuando vuelve de su casa,… es amor, no hay duda.

Sisbi, estaba arrodillada delante de Balaitous, éste se había levantado del trono y andaba furioso sin parar en la estancia.

  • La despellejaré, la destriparé, y a él le daré un escarmiento que no olvidará…, mi propio hijo, ¡me ha traicionado!, ¡Mi hijo predilecto!

  • Señor, no os dejéis llevar por la ira, llamadle y decidle que mañana ejecute delante de todos a esa mujer, y así podrá probar si aún es fiel,… es vuestro sucesor.

  • Tenéis razón…, así es. ¡Guardia…!, traedme a mi hijo ante mí. ¡Ahora!

Alodia estaba en su ventana esperando impaciente  que llegara Marzal, venía siempre a esta hora de la tarde, y se le aceleraba el corazón cada día, el sonido de sus pasos siempre le precedían, firmes  y seguros, pero esta vez algo andaba mal, sus pasos venían acelerados y traía un caballo con él, nunca venía con su caballo, algo ocurría, su rostro estaba pálido y sudoroso cuando lo vio aparecer por la calle con la brida de su caballo en la mano y su expresión era de preocupación.

  • ¿Qué os ocurre, Marzal?, que es lo que os importuna…

  • Tenemos que marcharnos, Alodia. Mi padre se ha enterado de lo nuestro, y me ha ordenado que mañana os ejecute ante todo el pueblo. En poco llegará a prenderos la guardia, me he adelantado a ellos.

  • Pero Marzal, si me ayudáis vuestro padre os matará…

  • Vámonos, rápido, solo vos me importáis , mi padre me da igual…

Marzal subió a Alodia al caballo y partió al galope cruzando  las calles del pueblo, los soldados al verle no dudaron en  dejarle pasar, pues era la segunda autoridad máxima de la aldea y del castillo. Pero la guardia en seguida informó a Balaitous de su fuga;

  • Señor Balaitous, vuestro hijo ha partido al galope con esa mujer que cuidaba el herrero…, informó el capitán de la guardia.

  • ¡Cómo!, a los caballos, ¡vamos…!, una bolsa de oro para quien lo traiga ante mí…,¡Vivo o muerto!

Balaitous con su guardia negra salió al galope tras la pareja, y poco a poco fueron recortando la distancia, cuando estaban a tiro de flecha, ordenó disparar, una lluvia de flechas cayó sobre los dos, Marzal se flexionó sobre Alodia para protegerla, el caballo murió en el acto acribillado y a él le alcanzaron dos flechas en la espalda. ¡Alto!, no disparéis, los quiero vivos.-Gritó Balaitous, y en seguida los rodearon y él tuvo que soltar la espada, estaba todo perdido…

Marzal y Alodia estaban ambos de rodillas postrados ante Balaitous en la sala del trono, éste, lleno de rabia le lanzaba patadas a su hijo y le golpeaba en la espalda dónde estaba herido.

  • ¡Cómo habéis sido capaz!, mi propio hijo, mi sucesor, me ha traicionado, por una hembra, una puta, una zorra…, yo os lo he dado todo y así me lo pagáis. Le dio una patada en la cara y éste cayó al suelo sangrando mientras Alodia se tapaba la cara llorando desconsoladamente…

  • Esperad, señor, hay algo más que debéis saber…, dijo Sisbi, saliendo una vez más de entre las sombras.

  • Hablad de una vez…, antes de que despelleje a estos dos.

  • No es simple amor lo que sienten, oh, amo y señor, Luna os ha jugado una mala pasada, ellos son Almas Anexas…

Se volverán a encontrar de nuevo en otra existencia una vez que los matéis…

  • ¡Almas anexas!,¡Maldita Luna!, así que mi hijo desde el principio era una escoria, un alma mancillada por el amor…

Balaitous entró en cólera, parecía que le iba a reventar la cara,  no paraba de jurar y maldecir  en una lengua que sólo Sisbi entendía, pues ella también era un ser oscuro, de repente, se paró en medio de la estancia y una sonrisa maligna ocurrió en su cara.

  • Traedme un cáliz, rápido. Le dijo a la guardia.

Del fondo de la estancia apareció corriendo un soldado sin armadura con un cáliz que traía de la cocina, sabía que en ello le iba la vida,  la fila de guerreros tuvo que abrirse para dejarle pasar pues Balaitous había convocado a toda su plana mayor para que fueran testigos de la escena, Balaitous siempre quería testigos…

Le dieron el cáliz y con la mano izquierda lo sostuvo, con la derecha sacó una daga afilada de su cinto y le dio una puñalada en el muslo derecho a Marzal cuando la sangre brotó la tomó con el cáliz, luego se acercó a Alodia y le hizo un corte en la mejilla izquierda, tomando también sangre de ella, finalmente se hizo él mismo un corte en la muñeca izquierda y terminó   de llenar el cáliz.

Luego se acercó a Marzal y tirándole del pelo hacia atrás le obligó a beber, ¡Bebe!, ¡Bastardo!,¡bebe!,¡traga tu maldita sangre!

Luego se acercó a Alodia y repitió la operación, y empezó a reír a carcajadas viendo como ella también bebía…

  • ¡La Maldición de Balaitous se cernirá sobre vosotros, seréis almas anexas, y os encontraréis en vuestras existencias futuras, pero cuando lo hagáis será por poco tiempo y  tendréis vidas desdichadas y muy dolorosas…, mi venganza irá más allá de la muerte!. Ja,ja,ja

Rió Balaitous mientras le pegaba otra patada a su hijo, luego se dio la vuelta como si perdiera el interés de repente…

  • Señor, que hacemos con vuestro hijo…

  • ¡Hijo!, ese no es mi hijo. ¡Cómo volváis a llamarle así os degollaré con mis propias manos…!

  • Disculpad mi señor, dijo el capitán de la guardia cayendo de rodillas.

  • Venga, no me hagáis perder más el tiempo, crucificadle en la plaza del pueblo a la vista de todos, y luego dejad que su cadáver se lo coman los cuervos.

  • Y con la chica que hacemos.

  • Tomadla para vosotros, y haced lo que os plazca, después de que vea a morir a ese bastardo  en la cruz…, a ver si tiene memoria para otras vidas, Ja,ja,ja, volvió a reír Balaitous e hizo ademán de marcharse…

Se adelantó de entre las sombras Sisbi;

  • Amo, quiero pediros una merced, dejadme para mí la muchacha, os aseguro que se arrepentirá de lo que ha hecho.

  • Sisbi, me habéis servido bien, haced con ella lo que os plazca cuando se cumpla lo que he dispuesto.

Y Sisbi se acercó a la muchacha con su sonrisa maligna, y sus ojos brillaban y no los  apartaba  del colgante con una piedra blanca que colgaba del cuello de Alodia.