En lo alto del Castilfrío y la Cuerda Mala de Gredos, …suspendidos sobre los cielos de la Alta Extremadura.

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Y desde hacía tiempo tenía una gran asignatura pendiente, hacer una ruta de alta montaña con mi club, los montañeros de Monfragüe de Cáceres. Una lesión en la pierna  me retuvo en la idea de intentarlo durante mucho tiempo, y su fama de correr me echó para atrás las otras veces, pues la montaña para mí no es un estadio deportivo, sino un gran templo, un templo de techos infinitos donde voy a practicar mi religión; ver, oír, respirar y sentir…

Pero esta vez tenía la ocasión perfecta, me iría con ellos a la ruta de la Alta Extremadura, la que fue mi primera ruta de verano  en Gredos hace ya seis años con los desaparecidos Montañeros Vegas Altas de Don Benito, mi primer club de montaña, aunque  lo único que recuerdo de entonces son piornos y más piornos que nos engullían una y otra vez sin compasión…, creo que desbrozaron un sendero hace unos años.

Esta ruta venía muy bien para mi plan de preparación física para ir en Junio al Elbrus, la montaña más alta de Europa, así que llené la mochila con todo lo que encontré para que pesara cerca de 15 kg; botas rígidas, saco de dormir, chubasquero, plumas, cortaviento, casi cuatro litros de agua…, y junto con los cerca de 22 km , los  tres mil metros acumulados de subida y bajada, y  las velocidades que emplean en mi club habitualmente, serían más que una prueba,  mas bien una paliza de muerte…

Me levanté poco antes de las cinco de la mañana y salí desde Don Benito para Cáceres, el autobús arrancaba a las seis y media desde la plaza Obispo Galarza, llegué bien sin contratiempos y tras pasar lista Rafa y Agustín, esperamos unos minutos de cortesía a una persona que faltaba y partimos…

Paramos en el Casar de Cáceres y se subieron Marina, Domingo y tres personas más, Domingo se sentó conmigo, mientras Rafa nos aclaraba las dos versiones de la ruta, la que iría por lo más alto, de gran dificultad y para la que era imprescindible  saber usar bien las técnicas alpinas y el material básico, piolet y crampones, pues nos enfrentaríamos a la Cuerda Mala, donde el hielo y los pasos de trepada en roca nos podrían poner en serio contratiempo, y la otra que tendría la misma distancia pero iría a menor altitud por la Portilla de Jaranda sin enfrentarse a ningún contratiempo alpino…, la Cuerda Mala…, nombre que me evoca episodios del señor de los anillos, la aventura tiene buena pinta…, nos espera la “Cuerda Mala” de “Mordor”, hoy me iré con la compañía del anillo.

Para los que no sepan de términos montañeros, la “Cuerda” es la zona más alta que separa las dos vertientes, esta ruta es excepcionalmente bella pues va casi todo el rato de cuerda en cuerda, va siguiendo las zonas altas con vistas infinitas continuamente.

Paramos en Cabezuela del Valle  a por unos churros y un café, y luego nos dejó el autobús en el Puerto de Tornavacas a las nueve de la mañana.

Empezamos a andar, vengo con las pilas puestas, quiero ir de los primeros para no quedarme rezagado con el mochilón…, tomamos una pista, y en pocos metros una bifurcación, por indicación de Agustín tiramos a la derecha, pero no es la derecha, todos vuelven hacia atrás por el camino pero yo me meto en piornos siguiendo a cuatro montañeros, tratando de acortar y volver a la cabeza, los piornos son densos, muy densos, salimos a la cola…, es mi sino, para qué retar al destino, saltamos el murete donde un cartel anuncia  el inicio de la ruta.

Ya más relajado  en la cola, mi sitio de siempre en las rutas, para empezar  una buena rampa que nos deja vistas al Jerte, salimos a  una pista entre el bosque, nos volvemos a desviar y en poco estamos ante una valla que sube por la  cuerda, aquí nos separamos las dos excursiones, los “ altos” nos iremos junto a la valla en dura ascensión, y los “bajos” pasan una puerta de ganado para seguir una vereda , la mayoría vamos hacia arriba, diecinueve, los elegidos para la gloria, los irreverentes que desafiarán la Cuerda Mala, la puerta de entrada de “Mordor”…

La cuesta es muy dura, la valla entre piornos deja un pequeño sendero y tras cruzarla utilizando la ancestral técnica del cuerpo a tierra seguimos por una senda desbrozada entre la plaga verde, voy a mi ritmo, se empina más y más, me empiezo a acordar de los mucho que llené la mochila,…todo sea por el Elbrus.

Se han detenido en las grandes rocas de Los Sillares para agruparnos, desde aquí hay unas vistas al valle del Jerte y a la Sierra de Béjar muy fotografiables…, dudo entre hacer una foto al valle o hacérsela al grupo con el valle atrás, me voy hacia arriba para hacerles la foto y…,sale todo el grupo hacia mí para seguir la ruta…,¡Jo!, si no me ha dado tiempo ni a hacer una foto en la parada…

Pues nada, a seguir…, quedo atrás de nuevo, y aquí me encuentro a Juan Luis, cerraremos el grupo durante toda la subida, tendremos nuestra propia ruta por lo que estoy viendo…

Me alegra y sorprende ver que está desbrozado el camino, y no seremos presa de la voracidad de la “plagaverde”, voy haciendo alguna foto de los hitos que adornan y señalan la ruta, vamos por la izquierda de la valla, la pendiente se ha suavizado, estamos sobre una cuerda  bastante llana que nos brinda vistas a las primeras cumbres…

Será un día muy caluroso, el sol está sonriente en un cielo azul sin titubeos, pues desnudo de nubes, no encuentra el modo de vestirse. Pero el Estecillo a nuestra derecha, tocado  de atuendo de novia invita al Castilfrío a entrar en nuestra vida, mostrándose a nuestro mirar a continuación…

Ya tenemos a la vista el primer objetivo, el Alto de Castilfrío, Juan Luis y yo vamos disfrutando del silencio que produce el final del ciempiés multicolor que nos precede, apenas les vemos, Jose va pendiente de nosotros un poco más adelante…

Nos volvemos a reagrupar cerca del muro que continua a la valla, siempre subiendo, pero en poco me quedo atrás de nuevo con mi amigo y compañero de cola Juan Luis, aquí el camino desbrozado se retuerce como una serpiente albina entre el verde de la plaga, cada vez van aflorando más cimas ante nuestros ojos, Las Azagayas, La Covacha, el Juraco, estamos cerca del Mojón Alto, desde donde hay unas vistas increíbles, pero no nos acercamos pues vemos al grupo parado al pie del Castilfrío y aceleramos para llegar a ellos.

En un llano donde comienza la última pala de nieve, el Tapadero,  al pie  del  Castilfrío, nos colocamos los crampones y sacamos el piolet, Agustín y otro montañero experimentado se colocan junto a una pareja de neófitos que estaban en su primera ruta con nosotros, y estuvieron dudando si ir con los de arriba o los de abajo, y al final prefirieron las alturas…

Un pequeño grupo empieza a subir mientras los rezagados nos terminamos de colocarnos los crampones, la nieve está perfecta, te hundes un poco por lo que no hay peligro, aunque  Domingo me contó que hace varios años tuvieron en esta cuesta un accidente  y tuvo que venir el helicóptero, en la última rampa una chica se cayó y varios montañeros trataron de pararla y también cayeron con ella,  pero no fueron lesiones graves y ya están recuperados…, y eso que todavía no hemos llegado a la Cuerda Mala de “Mordor”…

Empezamos la subida, la mayoría van a la izquierda,  aunque algunos van a la derecha buscando mayores emociones, pasamos junto a un gran hito de rocas, el día es perfecto, la nieve llena nuestros ojos con su inmaculado color, qué más podemos pedir…

De repente al final de la pala de nieve en lo más empinado, Agustín cae delante de mí…

Pero  no es que se repita la historia que me contó Domingo, está haciendo  una demostración de la frenada de emergencia, se lo estaba explicando a los nuevos…, no me llegué asustar, con la nieve tan blanda es imposible llegar abajo ni hacerse daño…, ya estamos arriba,  grabo un vídeo, y nos hicimos una foto de grupo en el cartel del Alto, no me dio tiempo a hacer  una  foto de grupo para el blog pues ya estaban marchando…

Ahora  nos  enfrentaremos  a la temida Cuerda Mala, entrada de “Mordor”, …pero no, resulta que hay que esperar, la  cuerda que nos llevará hasta las inmediaciones de la Azagaya no es la “mala” y nadie atina a decirme su nombre, así que la bautizo como la “Cuerda Regular”…

En la “ Cuerda Regular” hay pasos de roca y nieve, por lo que hay que prestar atención, lo que  es difícil teniendo de frente las cimas nevadas y abajo a la izquierda la laguna del barco expectantes de tu paso, como queriendo acogerte en un horizonte más templado, vamos alternando la subida y la bajada buscando los pasos entre la roca, siguiendo el trazado natural de la cuerda, finalmente hay una bajada más grande hasta  la Portilla Honda y una subida más intensa hacia las Azagayas…

El cielo de continuos tonos azulados se enternece en el horizonte, tocando tonos dorados de suave letanía como en un sueño de verano, y Maese Viento te acaricia el rostro con el tacto del invierno…

  • “ Maese Viento, te echaba en falta hoy, querido amigo.

  • Eres tú, quien una vez más no prestas oído a mis palabras, humano, no me escuchas.

  • Tienes razón, Maese. Estoy pensando en la Cuerda Mala, me han contado que son pasos muy peligrosos por el hielo y que tienen una gran caída al vacío…

  • Necio humano…, estás malgastando tu bien más preciado, lo único que realmente posees en este mundo…

  • Maese, me has dejado una vez más de piedra,¿ cuál es ese bien tan preciado que tengo…?.

  • Es el aquí y el ahora,  el Presente, es lo único que tienes realmente, estás pensando en lo que va a pasar más adelante y no estás disfrutando de lo que estás haciendo…

  • Es verdad, Maese. Siempre estamos preocupados por el futuro o lamentando el pasado…, cuando lo único que existe es el ahora…

  • Pues ya sabes, humano, mira, escucha, respira…, y sobre todo…siente, siente lo que te rodea y deja que la vida te sorprenda…”

Es cierto, estoy  en un sitio privilegiado suspendido entre los cielos y horizontes de leves letanías mientras el blanco compite con el azul en un espacio infinito roto por la línea del ciempiés multicolor de los Montañeros de Monfragüe…

 Me acaban de señalar la famosa Cuerda Mala, pues por ahí creo que ya he pasado,… y no es para tanto.

 

Nos agrupamos junto a un cartel de la Covacha, hacemos alguna foto y se quitan los crampones los que no lo hicieron en lo alto del Castilfrío…

Empezamos el descenso hacia el paso de la Cuerda Mala, detrás nos espera el Estecillo, pero me gusta más llamarle “Mordor”…, vamos otra vez entre piornos, suspendidos sobre los cielos de Extremadura…

Se ve unas huellas por debajo del paso de roca, se detienen en la cabeza del grupo, deliberan, y se dirigen con paso firme hacia lo alto de las rocas, la «compañía del anillo» no evitará el paso,…nos espera la «Cuerda Mala» de «Mordor»…, se me viene a la cabeza  la expresión del mago Gandalf cuando se ven obligados a pasar por las minas de “Moria…”

La tengo por fin delante, llevo todo el día esperándola,  es una Arista de rocas muy redondeadas con mucho agarre y algún que otro paso con mucha caída…, pero parece fácil.

Estoy otra vez a la cola del grupo, para variar, es una bonita estampa ver diecinueve personas meciéndose sobre las rocas, desapareciendo y apareciendo continuamente…

Lo mejor de todo, es que delante de mí se sitúa Ángel y le va explicando paso a paso a su pareja Pilar cómo enfrentarse a cada roca, a cada agarre, tendré sesión tutelada de trepada por la “Cuerda Mala”.

Empiezo a disfrutar como un chiquillo, no hay hielo, es muy entretenida, y a la Cuerda Mala le empiezo a llamar la “Cuerda Diver”, en el parque de atracciones del  pico Estecillo con entrada gratuita para todo tipo de público…

Y tanto nos gustó que seguimos los tres hasta el final de las rocas, cuando ya todos se habían bajado  y estaban esperándonos, me faltó poco para darme la vuelta y hacerla de nuevo…

Se acabó el paso por las minas de “Moria”, digo por la “ Cuerda Mala” sin que ningún demonio nos llevara a ninguno, ahora seguimos adelante suspendidos sobre los cielos abigarrados hacia la pequeña prominencia del Estecillo, las vistas son sobrecogedoras…

En el Estecillo paramos a comer, Maese Viento se ha silenciado, empieza a hacer mucha calor, de lejos veo el macizo del Almanzor a nuestras espaldas, vigilante sempiterno de los cielos de Gredos…

Desde aquí casi todo es bajada, pero serán más de mil metros, empiezo a andar esta vez de los primeros, sigo la estela de Rafa, Agustín y otros dos montañeros que van en cabeza, pero los pierdo de  vista, no puedo mirar y correr a la vez…

El camino blanco se retuerce entre el verde  de los piornos, esta vez Juan Luis se ha pegado a mí en la cabeza del grupo, vamos progresando dando patinazos pues la nieve se derrite y es muy resbaladiza,  los bastones son gran ayuda para descargar las rodillas…

Pasamos una zona de berrocales con nieve y vemos de lejos el risco de Mesas Altas, tendremos que bajar a la Portilla de  Cuartos y luego subir para pasar junto al pie de este risco.

Bajo con cuidado, pues la nieve y las piedras te hacen resbalar, y cuando empiezo a subir veo a Rafa sentado, nos espera a mitad de cuesta, nos dice que nos paremos para agruparnos, que vienen algunos rezagados, esta vez no seremos Juan Luis y yo…

Sobrepaso a Rafa y veo una figura humana suspendida en un risco, como no, Agustín y su camiseta fosforito…, búscale en la foto…, busca a “Wallustín.”

Nos reagrupamos y hacemos la última subida del día, que termina en una terraza con vistas interminables, se nos acaba la nieve para nuestro alivio, pues nos cansamos de resbalar, seguiremos por la cuerda rodeados de piornos…

Vemos a lo lejos, muy lejos, la ermita refugio Virgen de las Nieves, ya dejamos la cuerda para ir a buscar el canal que va al refugio…

Las piernas me están matando, me estoy acordando del mochilón, las botas que llevo dentro pesan casi tres kilos, me dan ganas de tirarlas por el barranco…

El monte está quemado, así que cada uno tira por donde puede, me voy quedando rezagado una vez más, y esta vez coincido una vez más con Juan Luis y la pareja de novatos del club, Sara  me cuenta que le ha encantado la Cuerda Mala, a mí también, pero voy muerto de calor y con ganas de llegar a la fuente del refugio, aunque a punto estoy de meter la cabeza en un arroyo que cruzamos…

Allí están sentados esperando, lleno la botella de la fuente, está el agua fresca, el sol castiga sin piedad y nos da de frente, descansamos breves minutos…

Rafa quiere tirar por el camino como marca el “track” ,pero Agustín tira directo por el barranco, no nos gusta dar rodeos, para eso somos Montañeros de Monfragüe…, vamos detrás por lo directo.

Bajamos por un prado, cruzamos pequeños arroyos y salimos bastante abajo al camino balizado, estamos ya cansados, así que cada uno va a su ritmo…

Voy quedando solo, escucho voces detrás, no voy el último, pero adelante no veo a nadie, tras bajar una pedriza, salgo a un bosque, cruzo un puente de madera, la cabeza me duele a horrores, demasiado sol, prefiero el frío, cruzo el bosque desnudo de hojas mientras los pájaros entonan su balada primaveral, el leve murmullo del viento me acompaña y me alivia ligeramente la sensación de bochorno…

  • “ Y tanto pensar y preocuparte en vano, necio humano…

  • Déjame en paz, Maese, me duele la cabeza, este sol me va matar, ¿no tienes alguna nube para colocarla tapando el sol…?

  • Ja, humano, no me hagas reír…

  • Ya lo sé, Maese, que tú haces lo que quieres y no lo que deseamos los humanos, y que me pasé mucho tiempo perdiendo mi presente pensando en un futuro que me atemorizaba y luego no era así…, si ya nos conocemos.

  • Tú lo has dicho todo esta vez, humano, así que silencio mi voz…

  • ¡No! ,¡No ¡ ¡Maese!, que me estoy asfixiando de calor,¡no te calles!,…por favor”

No sopla nada de viento, he salido a una pista de hormigón, voy casi corriendo, estoy harto de bajada, no veo a nadie, busco un regato para mojar el pañuelo, pues la cabeza me va a estallar, y ahora ¡no lo hay!, si he ido pisando agua mucho rato…, estoy un poco cansado…

La pista sigue y sigue, me he pasado el desvío, pues estoy por  encima del pueblo, tenía que haber empezado a bajar antes…, tiro campo a través pues no seguiré  las zetas de la pista asfaltada, estoy en el “Collaillo”, en la entrada superior del pueblo, me meto por medio de las huertas y me encuentro un colchón con visera…, me dan ganas de tumbarme…

Tocan las seis de la tarde en el campanario del Guijo de Santa Bárbara, he llegado al autobús, no he sido el último esta vez, y los de la ruta por la parte baja no han aparecido todavía…

Me encuentro a Domingo y me enseña el dedo gordo de la mano, me pregunta si creo que se lo ha roto, pues se cayó de cabeza en un piorno en la bajada…, suerte que no se rompiera la cabeza…, que el dedo con un poco de hielo se mejora.

Domingo me cuenta que es la vez que ha encontrado más fácil del paso de la “Cuerda Mala” de las muchas que lo ha hecho en invierno. Vamos al bar a tomar la cerveza del final de la ruta, la verdad que para hacer las rutas largas en invierno hay que correr, pues en seguida te atrapa la noche, ha sido un día memorable…, gracias a todos, y perdonad a los que no nombré pues somos muchos…, y soy muy malo con los nombres.

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2 comentarios

  1. Francisco Morales Fuentes

    Me has levantado una liebre, amigo. Sigues siendo un gran inspirador.
    Ya se me había despertado la curiosidad de hacer algo desde Tornavacas, ese cambio de vertientes espectacular que separa las sierras de Bejar y Gredos, pero al ver esta propuesta, me he terminado de enamorar.
    Muchas gracias por dedicar tanto tiempo a expresar tus emociones, eres un faro para marineros como nosotros.
    Salud.

    • Fran Pascual

      Muchas gracias, querido Franeto. No te contesté antes pues estoy acabando la siguiente salida, este año no paro. Gracias por lo del faro, pues siempre me siento como marinero cuando surco las cuerdas templadas de horizontes infinitos…

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